Pedro Sánchez aprovechará que el próximo congreso de la Internacional Socialista (IS) se celebra en Madrid para presentar su candidatura a presidir esta organización. El secretario general del PSOE ha recabado apoyos en esta semana de la Asamblea General de Naciones Unidas. Y, de hecho, ha confirmado públicamente su candidatura en la reunión del Presídium que la organización ha celebrado en Nueva York.
"No podría haber causa más alta ni más querida para los que nos sentamos aquí", ha reconocido. "Por eso, será un privilegio contar con el empuje de todas y todos vosotros para llevarla a cabo".
De hecho, Sánchez ya ha esbozado parte de su programa en esa reunión. El presidente del Gobierno ha propuesto que la Internacional Socialista aborde "reformas internas". Según ha afirmado, Sánchez aspira a aportar su "experiencia para iniciar un nuevo tiempo en esta organización". Eso sí, tomando el legado de su "amigo Yorgos Papandreu […] y de líderes como Willy Brandt, Pierre Mauroy o el actual secretario general de Naciones Unidas, António Guterres".
Precisamente, la primera reunión bilateral que celebró Sánchez a su llegada a Nueva York fue con Guterres. Y el primero de los líderes socialistas internacionales que ha mostrado su apoyo en público, en el mismo acto, ha sido el primer ministro portugués, António Costa.
Fuentes oficiales del PSOE admiten a este diario que el hecho de que el cónclave de la IS se celebre en Madrid no es casual. De hecho, Sánchez sería el primer español en presidir la Internacional Socialista, y hoy en día es uno de los principales líderes socialdemócratas del mundo.
Pero desde el Partido Socialista se niegan a dar por elegido a Sánchez: "Ahora toca respetar el proceso", afirman. Sin embargo, la sensación en el entorno de Sánchez es que su carrera internacional no hace más que empezar con este paso. De hecho, en Bruselas la rumorología da por sentado que la capital europea será su próxima ciudad de residencia, antes o después. La única discusión es si aspirará al Consejo Europeo o a la Secretaría General de la OTAN.
En todo caso, Sánchez se reivindica como encarnación de los valores progresistas, y a éstos como la solución a "las crisis encadenadas, al individualismo neoliberal y a los populismos", todos ellos -también- encadenados como causa y consecuencia unos de otros, a la vista de su discurso.
"La socialdemocracia es la única alternativa viable tanto al individualismo del orden neoliberal como al retorno de los extremismos", ha proclamado Sánchez. "Estos fenómenos van de la mano", remachaba, poniendo como ejemplo la respuesta conservadora a la última crisis, "que provocó una ola de desigualdad, que a su vez hizo aumentar la desconfianza en las instituciones".
La derecha populista
En una mención implícita a las últimas elecciones en Suecia -ganadas por la socialdemocracia, pero sin mayoría frente a los populares aliados con la derecha dura- o las inminentes en Italia -este domingo, podría ser elegida la líder neofascista Giorgia Meloni con el apoyo de Forza Italia- el líder del PSOE ha remarcado que "ese contexto de desmantelamiento del Estado del bienestar fue el caldo de cultivo. Y de ahí surgieron unas corrientes extremistas a las que ahora los liberales se alían como única opción de supervivencia".
El portugués Costa, buen amigo y aliado político de Sánchez ante la UE desde el inicio de la pandemia, ha respaldado las propuestas defendidas por el líder español como "el refuerzo necesario" para la Internacional Socialista, así como la necesidad de afrontar los desafíos actuales a los que se enfrentan los partidos progresistas que la componen.
Y en una analogía calcada a la que usa en sus mítines en España para descalificar a la oposición del PP, Sánchez ha insistido en que "las ideas socialdemócratas son responsables de las mayores cotas de progreso y bienestar alcanzadas en las sociedades contemporáneas".
El presidente del Gobierno ha llamado a "dar la batalla por la democracia, los derechos y las libertades civiles con más fuerza que nunca", mimetizando al centro derecha con las amenazas populistas y totalitarias. "La cadena de crisis ha provocado que principios que creíamos plenamente consolidados estén en riesgo de involución", ha concluido.