El domingo, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, llamó a los titulares de Exteriores, José Manuel Albares, y del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Con la cifra de muertos en la valla de Melilla fluctuando entre 23 y 37, según las fuentes, la líder morada reclamó a sus homólogos socialistas que el Gobierno abriera una investigación sobre lo ocurrido.
Según ha podido saber este diario de dos fuentes gubernamentales, Belarra advirtió de que el Ejecutivo no podía seguir llegando tarde y que la tragedia tenía que tener explicación y, a poder ser, responsables.
Desde que saltó la noticia del asalto a la valla de Melilla el pasado viernes 24 de junio, el Gobierno ha ido por detrás de los acontecimientos. El presidente, que terminaba ese día su presencia en el Consejo Europeo, no tenía información de la gravedad de los hechos cuando calificó el asunto de "ataque a la integridad territorial" que había quedado "bien resuelto" gracias a la "colaboración de la Gendarmería marroquí" con las fuerzas de seguridad españolas.
Esa tarde, después, ya se supo que había cinco muertos.
El sábado, durante la comparecencia de Pedro Sánchez para dar cuenta del nuevo decreto de medidas para paliar los efectos económicos de la guerra en Ucrania, se conoció que la cifra de fallecidos era mucho mayor: hasta 23 personas habrían perdido la vida en la represión sobre un asalto a la verja fronteriza de la ciudad española en el norte de África. Aun así, el presidente centró su mensaje en los mismos términos del día anterior.
Y eso fue lo que le perdió. Ante la opinión pública y ante sus socios de la coalición.
Dos llamadas
Porque el domingo, ya había ONG que trabajan en el terreno que advertían de que los muertos eran más, hasta 37 posiblemente. Y que habían fallecido aplastados contra el vallado, en una avalancha humana provocada por el cerco agresivo de los agentes marroquíes. Ese día, según ha podido saber este periódico por dos fuentes gubernamentales, la ministra de Derechos Sociales llamó a sus colegas de Exteriores y del Interior.
Belarra, también secretaria general de Podemos, transmitió a Albares y a Marlaska el horror por la vulneración de derechos humanos que se podría haber dado en la frontera española. Más aún teniendo en cuenta que el propio Pedro Sánchez había dicho -dos veces, dos días seguidos- que el asalto había sido repelido "en una colaboración entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y la Gendarmería marroquí".
Además, advirtió de la preocupación sobre las consecuencias políticas de la tragedia. Ya había hablado con líderes de los aliados parlamentarios y sabía por dónde iban a salir, en caso de que Sánchez no tomara las riendas y cambiara su mensaje.
Unidas Podemos está tratando de mantener un perfil bajo en las fechas anteriores y las que vengan esta semana, con motivo de la cumbre de la OTAN. El ala morada del Gobierno rechaza de plano no ya sólo la cumbre, sino la mera existencia de la Alianza Atlántica. Pero comprende que, como socio minoritario del Ejecutivo, no debe molestar, y limitarse a no negar y, como mucho, sí decir -si se le pregunta- lo que piensa.
De noche, se supo que las autoridades de Marruecos ya cavaban fosas en Nador para dar sepultura a los fallecidos, sin siquiera practicarles la autopsia.
Este lunes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ni siquiera eso. Irene Montero asumió con disciplina la orden de Moncloa: a todas las preguntas del caso Melilla contestaría la ministra portavoz, "que es la que emite la opinión del Gobierno", según explicaron después fuentes del Ejecutivo. "Marruecos y la inmigración son temas muy sensibles", añadían, sin abundar más, y dejando entender los porqués de esta decisión.
Sin embargo, Belarra sí sabía que era imprescindible que el Gobierno tomara la iniciativa planteando "algún tipo de investigación" o comprometiendo "una explicación tras el esclarecimiento de los hechos", según detallan las fuentes. La líder morada conminó a sus colegas más implicados en la seguridad fronteriza -Interior y Exteriores- a que impulsaran esta respuesta.
Pero no ocurrió y, a media mañana, comparecía el vicesecretario de Relaciones Institucionales del PP, Esteban González Pons, en rueda de prensa, tras la Ejecutiva de los populares. El político valenciano afeó la expresión del presidente: "Una tragedia como ésta que se salda con una treintena de muertes no es un asunto bien resuelto", dijo. Y exigió una explicación del presidente, en comparecencia ante el pleno del Congreso.
Sánchez deberá explicarse
Pocas horas después, tras comprobar que en la rueda de prensa del Consejo de Ministros la versión oficial de Moncloa no cambiaba en lo sustancial, todos los socios parlamentarios del Gobierno registraron conjuntamente sendas peticiones de comparecencia de Marlaska y del presidente. Es más, ERC, Bildu, Junts, Más País, la CUP, BNG y Compromís señalaban expresamente a ambos como "responsables" de los "37 asesinatos", según ellos perpetrados en la frontera de Melilla.
Fuentes del PP confirman a este diario que Sánchez no podrá evitar tener que dar explicaciones, dada la mayoría de la Cámara que se conformará con estas dos peticiones. Portavoces de Unidas Podemos lamentaban, en conversación con este periódico, la oportunidad perdida para marcar los ritmos de un problema que ya es inevitable.
Fuentes cercanas al presidente admiten que, quizás la comunicación del Gobierno no ha estado suficientemente diligente en este caso. Pero señalan, con determinación, que el problema migratorio es una presión que ya no tiene que ver con los flujos conocidos hasta ahora, "sino con una tragedia humanitaria por falta de grano en el Sahel y los países del Magreb".
Desde el entorno de Sánchez se insiste en que "la gravedad del desafío sólo va a empeorar en los próximos meses". Y que hace falta mantener la colaboración con los países implicados en la lucha contra las mafias.
"En días OTAN, no pasa nadie"
Y en todo caso, estas mismas fuentes recuerdan que los hechos no ocurrieron en España, "sino en el lado marroquí de la frontera". Es decir, que la responsabilidad no es de los agentes españoles... aunque hay al menos 53 guardias civiles heridos como consecuencia del asalto.
Fuentes policiales confirman que "había orden de que, durante los días de la OTAN, no pasara nadie", y que esas indicaciones se transmitieron a Marruecos.
Quizás esté en estos últimos elementos la explicación a la ausencia de condena, o siquiera cuestionamiento, por parte del Gobierno a la conducta de los gendarmes marroquíes. Tal vez ésa sea la explicación del apoyo explícito de Sánchez a una gestión "bien resuelta". Seguramente, ésas sean las explicaciones que falten y que, tampoco, podrá dar Sánchez si, finalmente, es obligado a comparecer ante el Congreso.