A Pedro Sánchez se le acumulan los deberes. El martes que viene, tiene que ejercer de anfitrión de las más de 30 delegaciones de jefes de Estado y de Gobierno que llegarán a Madrid para la cumbre de la OTAN, con sus ministros de Defensa y de Exteriores. Pero antes tiene que aprobar su nuevo decreto de medidas contra las consecuencias económicas de la guerra. Por esta razón, Moncloa ha ordenado que terminen las negociaciones con urgencia: habrá Consejo de Ministros extraordinario este sábado 25 de junio. Asimismo, la reunión ordinaria del Gabinete del martes que viene se trasladará al lunes por la cumbre de la OTAN de la semana próxima.
Según han confirmado fuentes del Gobierno a este diario, en esa cita excepcional está previsto que se dé curso al real decreto que sustituya al que lleva en vigor desde el 1 de abril, que pretendía contener la inflación con la subvención de 20 céntimos por cada litro de gasolina o gasóleo. Desde entonces, los combustibles han subido más de 30 céntimos.
El texto legal también contenía ayudas directas a diversos sectores, entre ellos el pesquero, el agrícola o los transportistas. Se amplió un 15% la base del Ingreso Mínimo Vital y se suspendieron las actualizaciones de los contratos de alquiler durante su vigencia.
Todas esas medidas están siendo renegociadas por los socios del Ejecutivo. Y en plena resaca de las elecciones andaluzas, en las que tanto el PSOE como la candidatura que integraba a Unidas Podemos sufrieron un descalabro, el presidente del Gobierno debe decidir cuál es su mensaje.
Si quiere girar al centro, para frenar el crecimiento del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno, o si accede a dar un giro visible a la izquierda, como le exigen sus socios morados y los aliados parlamentarios.
Las posturas están alejadas, y los socialistas parecen acercarse a postulados que hasta ahora negaban. Si Nadia Calviño ya admite que "la inflación será más alta y más persistente de lo que pensábamos", la ministra de Hacienda, María Jesús Montero dice que sí a lo que desde febrero era que no: "Estamos de acuerdo en que las empresas energéticas deben aportar más, sus beneficios han sido desorbitados".
La idea es de Ione Belarra, defendida desde la semana pasada por Yolanda Díaz. Y asumida ahora por Pedro Sánchez... a la espera de hallar el mecanismo que impida a las eléctricas repercutir ese nuevo impuesto en una factura que no baja. De hecho, la entrada en vigor del tope al gas lo único que ha logrado es que el precio diario de la luz suba desde los 180 euros de hace una semana hasta los 270 euros de este martes.
Tensión interna
Ésta del martes 21 era la primera reunión del Consejo de Ministros tras el batacazo de la izquierda en las elecciones de Andalucía. Y a juzgar por el ambiente de funeral que se pudo ver en las sedes de PSOE e IU, y sólo se pudo intuir en la de Podemos (que prefirió no hacer valoraciones), la reunión del Gobierno iba a ser tensa.
De hecho, la comparecencia posterior se retrasó casi dos horas sobre lo habitual: por las discusiones internas, según fuentes del Ejecutivo, por una cita muy extensa del Consejo de Seguridad Nacional (a una semana de la cumbre de la OTAN), y por la preparación de una rueda de prensa que se presumía dura.
Y así fue: poco interés en la ley de empleo o en la de universidades y todos los corrillos dedicados a un posible adelanto electoral, a propósito de las discrepancias entre los socios. Y ya más concretas, a partir de un posible boicot a la cumbre de la OTAN de parte del Ejecutivo, pasando por el impuesto a las eléctricas o el impuesto a los ricos, hasta llegar a las cesiones a los independentistas para salvar la legislatura y las negociaciones inacabadas para el nuevo decreto de medidas contra la inflación.
Todo ello, claro, pivotando alrededor del posible giro al centro, del exigido giro a la izquierda, o del (hasta ahora) enroque del presidente...