El PP de Juanma Moreno ha logrado una rotunda victoria en las elecciones autonómicas de Andalucía. Su resultado se quedaría en 50 escaños, muy cerca de la mayoría absoluta, que podría alcanzar si Ciudadanos lograra la representación parlamentaria que los datos de este domingo no terminan de otorgarle con seguridad: los liberales bailan entre cero y tres. Vox se quedaría por debajo de sus expectativas, entre 17 y 20 escaños.
Por su parte, la izquierda se hunde en su totalidad, y el PSOE en particular, con un peor resultado que cualquiera de los previstos, entre 26 y 29 escaños, muy lejos de los 33 de hace tres años y medio.
Porque cambiando de datos a cada entrega, las encuestas siempre dijeron lo mismo: "el PP sube, la izquierda se hunde". Y esto, siendo verdad y dicho a cada jornada, significaba la tendencia que confirma el tracking de SocioMétrica para EL ESPAÑOL.
El Partido Popular de Moreno habría arrasado en las elecciones andaluzas. El PP, incluso, podría reeditar el Gobierno saliente con los liberales si los restos finales, provincia a provincia, le dan a Ciudadanos los hasta tres escaños a los que podría aspirar.
Vox, menos de lo esperado
Eso cumpliría los mejores pronósticos posibles para los populares. Aunque algunas encuestas que han circulado en los últimos días llegaban incluso a concederle al PP diputados suficientes como para gobernar en solitario, nadie en realidad lo creía en la sede de Génova. "Vamos muy bien, pero la absoluta no es creíble, no creemos que podamos llegar a los 55 escaños… porque nos ha faltado una semana de campaña".
Lo que significa que hasta en el PP veían la tendencia. Los de Alberto Núñez Feijóo han centrado todos los esfuerzos y la maquinaria del partido en estas semanas de campaña. Andalucía no es sólo es importante por sí misma -pues el PP podría consolidarse en un feudo siempre del PSOE-, sino que es "el gran granero de votos" para las generales, sino "el primer peldaño" del camino para el nuevo líder del PP. Uno que acaba en la Moncloa.
Y para eso, en la dirección del PP saben que, como mínimo, hace falta que se visualice la posibilidad de que Vox no sea necesario. El viaje a la centralidad, la recuperación de las mayorías y la cosecha de "votos prestados" de los "socialistas decepcionados y/o engañados" por Sánchez dependen de ello.
La horquilla entre 17 y 20 diputados para el partido de derecha extrema, combinado con la importante victoria del PP y el hundimiento del PSOE, podría librar a Moreno de tener que mirar a Vox para formar gobierno a partir de este lunes.
Los resultados de Macarena Olona, aun siendo sensiblemente mejores que los de 2018, sin embargo, pueden ser interpretados como un pinchazo. El partido de Abascal comenzó la precampaña con la expectativa de duplicar sus 12 diputados de hace tres años y medio. Ningún sondeo le daba menos de 22-24 diputados. Por eso, los datos de la encuesta de este periódico dan a entender que éste sí parece el primero de los adoquines del camino de Feijóo al poder.
El PSOE de Sánchez
Juan Espadas, el candidato socialista que dejó la alcaldía de Sevilla para hacerse cargo de la reconquista de Andalucía, ha pagado el hecho de ser visto como el 'encargado' de Pedro Sánchez.
No sólo era visto así. Era una realidad que él fue la apuesta del aparato de Ferraz para destronar a Susana Díaz que, no sólo le disputó el liderazgo al hoy presidente del Gobierno en las últimas primarias del PSOE, sino que siguió haciéndole oposición interna hasta que fue derrotada.
Díaz cayó frente al hombre elegido por Sánchez, cayó defendiendo unos postulados del PSOE antiguo, apoyada por la generación de Felipe González y en contra de las alianzas previstas del presidente con Podemos y el independentismo... parte de las razones que los expertos atribuyen a la caída estrepitosa de Espadas.
Pero hay más motivos: el primero, también en clave nacional, que los datos económicos no acompañan al PSOE en Moncloa. La inflación está empobreciendo a marchas forzadas a la ciudadanía, en especial a las clases medias y bajas, y la respuesta de Moncloa está siendo ineficaz en lo legislativo y errática en lo político, cargando las críticas contra la oposición.
El segundo motivo ya es regional, local, propio del candidato. Porque la derrota del PSOE no es sólo atribuible a la influencia de Sánchez, sino a que Espadas no ha sabido proponer nada concreto a los electores.
Si el mensaje del PP, pidiendo "votos prestados" a los socialistas enfadados, ha funcionado, el dato del PSOE tan lejos de los 33 escaños de Díaz en 2018, señalan al propio candidato. Nadie lo conocía, no consiguió que se le identificara como alternativa, nunca se le vio presidenciable, tuvo que rectificar los mensajes que, con megáfono de la Ejecutiva, venían de Madrid porque le perjudicaban... y queda amortizado para el futuro.
Pero es que además, como decíamos al inicio, las encuestas siempre dijeron lo mismo, que la izquierda se hundía cada día un poco más. Y si hubo siempre pocas opciones de que, con esas circunstancias, el PSOE sacara la cabeza, el desánimo se terminó de apoderar de los electores progresistas.
No hay más que ver los datos que el tracking otorga a las listas de Por Andalucía (entre siete y nueve diputados) y Adelante Andalucía (de dos a cuatro): el primer ensayo del "frente amplio" de Yolanda Díaz se estampó desde el inicio -con las peleas para elegir a la cabeza de cartel y la desaparición de Podemos como marca- y su escisión, liderada por Teresa Rodríguez, podría haber servido, simplemente, para malograr cualquier opción, al repartir el voto entre perdedores.