La reforma de la Ley del Aborto que quiere llevar a cabo el Ministerio de Igualdad de Irene Montero sigue trayendo de cabeza a los profesionales sanitarios. Los últimos damnificados son los médicos a quienes Montero pretende acusar de realizar "violencia obstétrica machista" si incurren en alguna mala praxis durante el parto.
Los profesionales médicos se sienten "perseguidos" por la ministra con el empleo de una expresión ("violencia obstétrica machista") que consideran "insultante" y que no está admitida ni por las sociedades científicas ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El concepto de violencia obstétrica aterriza en el Ministerio de Igualdad desde Latinoamérica. Jorge Fernández Parra, presidente del Colegio de Oficial de Médicos de Granada y ginecólogo, asegura que el término se ha incluido únicamente en las legislaciones de países como Venezuela o Argentina.
Precisamente, en el año 2007 y bajo el mandato de Hugo Chávez, Venezuela fue el primer país del mundo en definir la violencia obstétrica (sin el adjetivo de "machista" que ahora le añade Montero).
En el artículo 15 de la Ley Orgánica sobre el derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia, los venezolanos describen la violencia obstétrica como "la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres".
"Debate ideológico"
¿Existen en España prácticas de este tipo a las que se pueda acusar de "violencia obstétrica" a los profesionales sanitarios? Según los médicos "no".
Como recuerda Fernández Parra, cuando se habla de "violencia obstétrica" se hace referencia a esterilizaciones forzosas sin consentimiento o cesáreas y anestesias sin el cosentimiento de la madre, "algo que no ocurre en nuestro país".
Los médicos sí creen que hay que perseguir las malas praxis durante el alumbramiento y llevar un control riguroso de la atención hacia la madre y el hijo, pero sin entrar en el concepto que abandera Montero: "Violencia obstétrica machista".
Además, los profesionales recuerdan que el adjetivo de "machista" tiene connotaciones jurídicas. "No vamos a permitir que ningún compañero incurra en una mala praxis ni en una infracción deontológica, pero lo que propone Igualdad es un debate ideológico", critica el experto.
De hecho, el presidente del Colegio de Médicos de Granada afirma que Sanidad tiene la solución para luchar contra las posibles malas praxis sin entrar en debates ideológicos. Se trata de un documento de Atención al Parto editado por el Ministerio de Sanidad hace varios años que cuenta con el consenso de las sociedades científicas y que debería ser la "guía" para todos los profesionales.
"Hay posibilidades de mejorar la atención al parto y cada centro debe evaluar qué cosas se hacen bien o mal y dar sus resultados a conocer", argumenta el facultativo. Fernández Parra admite que se ha podido "fallar en cosas" y que hay "trabajo por hacer", pero no bajo "el término de violencia obstétrica machista con la connotación jurídica que tiene".
Las 'razones' de Montero
Preguntado por cuáles son los argumentos de Igualdad para hablar de violencia obstetricia, Fernández Parra recuerda que España tiene una de las mortalidades maternas y neonatales más bajas del mundo.
"Aseguran que en España se hacen muchas episiotomías (la incisión en el perigeo para facilitar el parto) y es cierto que, durante un tiempo, era así. Desde el año 2005 no. En ese momento, se hizo una serie de indicaciones para que no hubiera episiotomías de forma sistemática", afirma.
Según los datos del año 2018 del Ministerio de Sanidad, sólo el 27,5% de los partos vaginales en España precisaron de una episiotomía. Una cifra "baja" a ojos del ginecólogo y que responde a una necesidad. "La episiotomía es necesaria en algunos casos, si no se hace pueden ocurrir desgarros", puntualiza.
Hay más razones -según el equipo de Montero-, para decir que en España existe la violencia obstétrica: la alta tasa de cesáreas. Aquí el departamento de la ministra habla de una estadística de la OMS que ha quedado obsoleta y de la que el mismo organismo se ha desdicho.
La OMS, en un primer momento, hablaba de que la tasa ideal de cesáreas era de un 15% del total de los partos (dato que España sobrepasa). A posteriori, la organización afirmó que estar por encima de esa tasa "no disminuye ni aumenta la mortalidad de niños o de madres".
Otro de los argumentos que dan es la práctica de lo que se ha venido a denominar "los puntos del marido". Una técnica que los ginecólogos aseguran que no se ha usado "nunca". "Ni antes ni ahora". Consiste en coser "de más" la episiotomía de la madre para que "el marido tuviera relaciones más satisfactorias". "Es una locura que han denunciado y que ni lo he oído ni lo he visto jamás", concluye el ginecólogo