Decenas de miles de personas (unas 25.000, según la Delegación del Gobierno, más de 126.000 según la Policía Municipal) volvían a congregarse este domingo en la Plaza de Colón de Madrid, a pesar de las altas temperaturas, para rechazar los indultos que Pedro Sánchez prepara para los políticos independentistas condenados por sedición y malversación.
Los líderes de las tres formaciones que respaldaban la concentración, Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas, partían de puntos muy distintos y alejados entre sí, evitando encontrarse en el transcurso de la manifestación. Casado, desde la sede del PP en la calle Génova; el líder de Vox, en la estatua a Blas de Lezo, justo al otro lado de Colón; y la presidenta de Ciudadanos, junto a la Biblioteca Nacional, en otro punto cercano a la plaza.
El acto comenzó con 50 minutos de retraso, dada la enorme afluencia de manifestantes y "algún problema técnico", alegado por la organización. Sobre el escenario, el primero que apareció fue Andrés Trapiello quien, muy vehemente, rechazó el uso ideológico que el Gobierno le ha querido impregnar a la concentración: "Aquí hay gente de derechas, y de centro, y de izquierdas", afirmó: "No es ser facha decir lo mismo que decía el presidente Sánchez hace sólo unos pocos meses".
El presidente del PP salió de Génova junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. En la puerta de la sede central de su partido, ofreció unas declaraciones a los medios para después recorrer los tres andando el trayecto hasta Colón: "Con libertad y sin ira. Por España, por la Constitución y por la Justicia: España sí, indultos no".
"¿Harán cómplice al Rey?"
Así concluía su intervención Casado, poco después de haber sido increpado por un manifestante que le acusaba de haber “abandonado” a los españoles. Muchos otros manifestantes lanzaban vítores al líder de la oposición y, de forma muy significada, a Ayuso.
La presidenta madrileña, tras decir que "hoy queremos reivindicar no la foto de Colón, sino la foto de la dignidad" se refirió a la eventual firma de los indultos por parte de Felipe VI. "Reivindicamos la soberanía y también el papel del Rey: ¿qué va a hacer el Rey? ¿Va a firmar estos indultos? ¿Lo van a hacer cómplice?", afirmaba la presidenta madrileña.
En su recorrido Génova abajo, el manifestante que había increpado a Casado, que portaba una pancarta acusando al Gobierno de Mariano Rajoy de haber "dejado marchar" a Carles Puigdemont, trataba de dirigirse de nuevo al actual presidente popular, provocando algún incidente con simpatizantes del PP.
Junto al monumento a Blas de Lezo, el líder de Vox atendía a la prensa y lanzaba su propio mensaje: "Estos indultos son una traición a los catalanes que fueron abandonados a merced del separatismo en el golpe de 2017", dijo, "y una traición a todos los españoles a los que se les viola la Constitución, y tienen que soportar que los políticos que han cometido el peor acto de corrupción vayan a ser puestos en libertad por una decisión arbitraria, ilegítima e ilegal del Gobierno".
Por su parte, Inés Arrimadas se apostaba entre la multitud junto a Edmundo Bal, hoy su mano derecha en Ciudadanos y hace sólo dos años, abogado del Estado purgado por la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, al negarse a rebajar de "rebelión" a "sedición" la calificación delictiva de los actos del procés.
Para la líder de Cs, indultar a Oriol Junqueras y el resto de cabecillas del 1-O "es legitimar sus delitos, es legitimar que el dinero que debe ser para Educación y Sanidad acabe en el procés, es legitimar que hicieran un referéndum ilegal usando nuestros datos", enumeró, "y es legitimar que el separatismo actúe al margen de la ley".
Los manifiestos
Tras casi una hora de retraso, los representantes de la plataforma convocante, Unión 78, se dirigían a los presentes. En concreto lo hacían su portavoz, Rosa Díez, precedida del escritor Andrés Trapiello y Yerai Mellado, presidente de S'ha Acabat, una organización estudiantil constitucionalista de Cataluña.
Díez aseguraba que el Gobierno de Sánchez estará atentando contra "la democracia y la Constitución" si finalmente concede la medida de gracia. "Un gobierno que insulta y excluye a más de medio país tachándole de ultraderecha no es un gobierno para todos, es un poder excluyente, sectario y peligroso".
La exlíder y fundadora de UPyD, señaló al presidente con vehemencia: "En el Gobierno de Sánchez la mentira sistemática ha sustituido a la política. ¿Cuándo ha dicho una verdad Sánchez... cuando declaró que nunca indultaría a los condenados por sedición y malversación en Cataluña, que cumplirían íntegras sus penas [eso dijo en 2019], o ahora, cuando dice que los indultos llevarán la normalidad a Cataluña?".
Previamente, Trapiello había asegurado que a la marcha habían acudido muchas personas "de derechas, de centroizquierda y de izquierdas" y lanzaba un mensaje de esperanza a los manifestantes: "Hemos oído también que esta manifestación no servirá de nada porque los indultos ya están pactados y decididos. ¡No es cierto! Los actos morales y políticos tienen consecuencias. Y este nuestro es un acto moral y político", concluía el autor de Las Armas y las Letras.
Críticas del Gobierno
La primera reacción del Gobierno a la manifestación llegaba por boca de su portavoz, María Jesús Montero, quien aseguraba en declaraciones a la prensa en Sevilla que la concentración "demuestra la impotencia de la derecha ante la solución de los problemas".
La también ministra de Hacienda afirmaba además que el PP "está en manos de Vox y jugando al enfrentamiento entre territorios y personas, sin aportar ninguna solución en uno de los conflictos más importantes de nuestro país".
Para Montero, en línea con el argumentario que repiten estos días Sánchez y todos sus ministros, la situación en Cataluña es una herencia de la gestión en el Gobierno del PP, ya que, explicaba, "por la derecha y por el gobierno de la derecha se quebrantó la legalidad en este país, y de aquellos polvos estos lodos".