En el entorno más cercano al presidente del Gobierno hablan de "valentía", pero a medida que el cerco se aleja de Moncloa la conversación torna sobre el "riesgo", la "imprudencia" o la "traición". La decisión de Pedro Sánchez de impulsar los indultos a los presos independentistas para comenzar una etapa de distensión con Cataluña tiene más detractores que partidarios, aunque el socialista parece avanzar con paso firme y decidido frente a todos.
En los últimos días, la medida ha sido censurada por la oposición en bloque, por el conjunto de la opinión pública, por los socios minoritarios del Gobierno e incluso por los propios independentistas y por dirigentes desde las filas socialistas. Sin embargo, la postura del Gobierno se mantiene.
Desde Moncloa defienden que se "hará lo que corresponde" y que los beneficios de la medida son mayores que los riesgos políticos que entrañan, en palabras de José Luis Ábalos, ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE.
Pero tras ese discurso, los socialistas saben que se trata de una "decisión de riesgo y muy controvertida que requiere una explicación en una democracia plena" -en palabras de Odón Elorza- y, sobre todo, que "no le daría [a Sánchez] votos, sino problemas, en el escenario de la política y quizá en el interior del PSOE".
De hecho, no son pocos los dirigentes del partido que ya ha expresado su posición en contra, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, o figuras de la vieja guardia socialista, con Felipe González a la cabeza.
Tampoco los socios del Gobierno están en línea con el Ejecutivo: no están en contra, pero tampoco consideran que los indultos sean la solución. Así lo ha expresado, por ejemplo, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que considera que "no son suficiente para desandar los errores que el Estado ha cometido en Cataluña" y, por ello, pide ir un paso más allá e insta al presidente a "hablar claro del problema territorial".
"Debería hacer pedagogía y empezar a hablar con cierta claridad sobre el problema que tiene el Estado español con su modelo territorial", ha dicho el dirigente nacionalista.
En ERC han adoptado un perfil bajo. De hecho, su portavoz, Gabriel Rufián, no hizo ninguna referencia a la polémica pese a que copó el debate de esta semana en el Congreso de los Diputados. Tampoco tomó la palabra en la moción de la CUP que pedía la amnistía, una medida que no está contemplada en la Constitución.
El objetivo es alimentar el argumento de la convivencia que vienen utilizando desde Moncloa. El país, dijo este sábado el portavoz socialista en el Senado, Ander Gil, "necesita estabilidad, sosiego, diálogo, entendimiento y acuerdos de todos los territorios, de toda la ciudadanía".
Desde Junts per Catalunya, por su parte, consideran los indultos "una oportunidad para que el Gobierno repare el daño", según ha explicado Jordi Sánchez, que ha dicho que "no fallarán" si Sánchez es "valiente" con la medida, aunque duda de que haya "voluntad honesta de diálogo" en la Moncloa.
La oposición
Aunque las críticas más recias llegan desde la oposición. Relanzado por las encuestas que le auguran una mayoría absoluta junto a Vox, el presidente del PP, Pablo Casado, tiene en los indultos una nueva arma con la que arrinconar al presidente del Gobierno y evidenciar su dependencia de los votos independentistas.
Casado pretende que los indultos lastren a Sánchez antes incluso de que los haya concedido, como ya apuntan los últimos sondeos publicados por El ESPAÑOL. La valoración del presidente está por los suelos y cuenta con la opinión en contra del 80% de los españoles, incluido el 72% de los votantes del PSOE, si decide avanzar con la medida.
Los populares acusan al presidente del Gobierno de "traición" y de "mentir a los españoles" para "mantenerse en el poder" y hablan de los indultos como de un "autoindulto" para asegurar la continuidad del Gobierno de coalición.
"Alarga la legislatura artificialmente haciendo algo que no se ajusta a la ley para congraciarse con sus socios que dieron un golpe al Estado", ha llegado a decir Casado, a pesar de que Sánchez cuenta con presupuestos aprobados y que, pese a ser claves para aprobar nuevas leyes, los independentistas no pueden hacer caer el Gobierno.
El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal, cree que conceder indultos a los líderes del procés es "una afrenta para todos españoles" y "una humillación para los catalanes que han vivido silenciados por la doctrina del pensamiento único nacionalista". "Pedro Sánchez intenta perpetrar una indignidad y una felonía", ha considerado.
En Moncloa juegan con los plazos, precisamente, para contrarrestar el relato de que supone un pago a cambio del apoyo de los soberanistas en el Congreso. "Lo único que está claro en el calendario de los indultos es que cada día estamos más cerca", asegura uno de los ministros más implicados en el proceso. "En el momento en el que el Gobierno pueda decidir, lo hará y explicará su decisión".
"Nunca habrá un momento en el que nadie diga, no tiene nada que ver con unas elecciones o un gobierno", apuntan desde el PSOE, desde donde defienden una lectura de los indultos no en términos de conveniencia, sino de cronología. No es sí o no, sino cuándo.
Noticias relacionadas
- Tres años de Gobierno en archiminoría: Sánchez o cómo jugar con audacia las malas cartas del destino
- Así consiguió la izquierda perder en tres años una ventaja estratégica envidiable
- Sánchez obtiene su peor valoración desde que llegó a la Moncloa tras sugerir la posibilidad de indultos
- El PP anuncia cuatro vías para los indultos: Ayuntamientos, Congreso, Supremo y la calle