El 7 de marzo de 1966 el ministro de Turismo, Manuel Fraga, protagonizaba una imagen icónica bañándose en Palomares (Almería) tras la caída de una bomba termonuclear en el Mediterráneo que no llegó a explotar.
Aquel mensaje tranquilizador para la población desde el Gobierno vuelve a ser "necesario" 55 años después, pero en un escenario diferente: cambiando los bañadores por agujas y el salitre de Palomares por la vacuna de AstraZeneca.
Así lo han señalado representantes de los médicos españoles y otros expertos después de que el mundo entero haya asistido a la vacunación de otros líderes políticos como el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y en un contexto en el que es preciso "recuperar la confianza" en el antídoto de la compañía británico-sueca.
La paralización durante una semana de la vacuna de AstraZeneca (por la posible relación con la aparición de trombos) ha causado serias deficiencias en la confianza de la población hacia la dosis. Pese a que el posible efecto adverso fuera descartado por las autoridades sanitarias de todo el mundo, uno de cada cinco españoles asegura que prefiere esperar a que le toque otra vacuna que inocularse con ella.
En declaraciones a EL ESPAÑOL, desde el Consejo General de Médicos consideran que es un acierto vacunar hasta los 65 años y no ven "inconveniente" en que los políticos se vacunen. Un ejercicio que, según Manuela García, vicepresidenta del máximo órgano que representa a los médicos españoles, servirá para dar "confianza a la población" como una muestra de "ejemplo" a la ciudadanía.
Campaña tranquilizadora
La propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, reconocía esta semana que es necesario un trabajo de "concienciación" de la eficiencia y seguridad de la vacuna de AstraZeneca. Sanidad prepara una serie de campañas institucionales y ha encargado a las comunidades autónomas la labor de trasladar el mensaje tranquilizador.
El aval de varias agencias de regulación de medicamentos debería de ser más que suficiente, pero no ha sido así. Por ello, no son pocos los expertos que abogan por esa vacunación visible por parte de los líderes políticos.
Rafael Bengoa, exconsejero de Sanidad y asesor del expresidente Obama, lo explicaba en su red personal de Twitter. En su mensaje recordaba que se habían publicado fotos en todos los países del primer vacunado, pero no la consideraba "necesaria".A su juicio, la foto "realmente necesaria" es una de "los principales partidos políticos unidos por la vacunación".
El sanitario -que ha sonado en varias ocasiones como posible ministro de Sanidad del PSOE-, recordaba que en EEUU ya preparan esa foto entre gobernadores y nivel federal. "Eso daría una señal inequívoca y antes recobraríamos la normalidad", apuntaba.
En un punto de vista similar se manifestaba el presidente de la Sociedad Española de Vacunología, Amos García Rojas. El vacunólogo aseguraba que, tras todo lo acontecido con la vacuna de Oxford (AstraZéneca), "hay que volver a generar confianza en la misma".
"Una estrategia acertada sería la de que nuestros políticos, todos, contribuyeran vacunándose con luz y taquígrafos", apuntaba asegurando que España se encuentra en un "momento clave" para recuperar la confianza del suero.
Con todo ello, hay que recordar que el propio Gobierno de España ya ha rechazado en varias ocasiones vacunarse contra la Covid-19 de una forma "prioritaria".
Lo han reiterado después de varias acusaciones de la oposición que aseguraban que "faltaban dosis" en el recuento del Ministerio. Dejando una entrevelada duda sobre su paradero. Incluso, se acusó al ministro de Sanidad, Salvador Illa, de haberse vacunado al inicio de las elecciones catalanas del 14 de febrero por no querer hacerse un test de antígenos previo a un debate electoral.
Siempre han defendido que se vacunarán "cuando nos toque" por su edad y por sus criterios sanitarios. Una réplica que han dado cuando se han reiterado los casos de gerentes y políticos que se habían 'colado' en las listas, como es el caso el exconsejero de sanidad murciano.
El 'no' de Enfermería
Pero no todos los sanitarios están a favor. Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería de España, se ha declarado en contra de esta medida. Alega que la vacuna que usaría ese político se la estaría "quitando" a quién sí es colectivo de riesgo.
"España sufre una importante escasez de vacunas que está retrasando la inmunización y, por tanto, creo que deben mantenerse de forma estricta los turnos establecidos por los grupos de expertos", apunta el presidente que tacha esta posible campaña de algo "puramente mediático".
Recordando que el baño de Palomares de Fraga no es el único (y que Arias Cañete se comió un yogur caducado), Pérez Raya acusa que son casos "muy distintos". "En esta situación se estaría usando una dosis de vacuna que no le pertenece por criterio científico al político o la personalidad concreta".
Por todo ello, los enfermeros proponen una tercera vía: vacunar públicamente a personalidades que formen parte de los grupos que estén recibiendo la vacuna por la edad, los antecedentes de salud o por su trabajo.
"Me refiero a políticos, actores, personalidades que hayan cumplido la edad o que, por ejemplo, sean profesores en activo y formen parte activa del mundo académico, universitario o escolar", ha añadido en declaraciones a EL ESPAÑOL.
Bien es cierto que, en los últimos días, se ha vivido un cambio de criterio por parte del seno del Consejo de Ministros. Concretamente, ha sido la ministra portavoz la que, en la rueda de prensa del martes, se ofreció incluso a sí misma: "Aquí tienen mi brazo".
Por primera vez, María Jesús Montero evitaba el "no" categórico utilizado hasta ahora por todos los miembros del Gobierno cuando se les preguntaba si no deberían vacunarse "para dar ejemplo". "Si los expertos lo ven conveniente para dar mayor confianza a la población, estaremos encantados", apuntaba.
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