Alicante

Estaba "haciéndose un vino" debajo de casa de su madre y le llamó la directora del Centro de Salud de la localidad para que se "pasase" porque "habían sobrado vacunas". Esa es la explicación que ha dado el alcalde de El Verger (en el extremo norte de la provincia de Alicante), el socialista Ximo Coll, a los representantes de la oposición en la Junta de Portavoces después de saltarse las prioridades del calendario de vacunación el pasado viernes.

Él y su mujer, la alcaldesa socialista de Els Poblets (un municipio aledaño), Carolina Vives, accedieron a sendas dosis pese a no pertenecer a grupos de riesgo. El Verger es una población donde según la aplicación Covid de la Generalitat Valenciana se supera la incidencia de 700 casos por cada cien mil habitantes y donde sólo el pasado fin de semana, de viernes a martes, se produjeron cinco muertes registradas a causa de la pandemia (14 fallecidos y 119 infectados desde marzo).

Por eso el primer edil tuvo que justificar ayer ante la oposición el motivo por el cual se saltó el calendario marcado por Sanidad. Y lo corroboró a EL ESPAÑOL: "Yo no he quitado la vacuna a nadie. Desde el Centro de Salud se llamó a siete personas aparentemente sanas porque habían sobrado viales destinados a sanitarios enfermos de gripe, confinados o que no se la querían poner, e iban a caducar".

Según explica el primer edil, aunque tiene 50 años y una profesión alejada del ámbito sanitario, desde marzo no sólo se reúne con más gente, sino que además tanto él como su mujer, concejales de Sanidad en sus respectivos municipios, coordinan todo tipo de labores para dotar de medios al Centro de Salud, ceder locales o visitar a vecinos en sus casas. Algo que "como a los policías, les pone en riesgo". "La Conselleria de Sanidad queda muy lejos de El Verger y enfrente del Centro de Salud está el Ayuntamiento", añadió Coll.

Tensa reunión

Coll, que gobierna en minoría, comparecía ante Adela Moncho (PP) y Basili Salort (Compromís) después de que éstos le solicitasen el lunes una reunión para conocer los datos de incidencia en un municipio de casi 4.700 habitantes donde la pandemia ha golpeado con mucha dureza en la residencia de la Tercera Edad.

Su vacunación anticipada ya era un clamor en las calles de El Verger y por eso Moncho le preguntó si era cierto ya que el alcalde no tiene una profesión de riesgo (es fontanero y electricista aunque se dedica en exclusiva a político desde 2019) ni cuenta con una edad elevada. De hecho, Moncho le recriminó que hay ocho grupos de riesgo por delante de él según el calendario de vacunaciones marcado por las autoridades sanitarias.

Y al no convencer a sus compañeros de corporación con la excusa de que fue llamado por la directora del Centro de Salud, justificó su actuación en que como alcalde "se reúne con mucha gente todos los días", y de ahí el riesgo. También puso como ejemplo a los miembros de la Policía Local y la Guardia Civil que se vacunaron ese día junto a él y su mujer.

Fue entonces cuando la portavoz del PP le recriminó que "el capitán debe ser el último que abandona el barco" y que tenía "potestad para negarse y dejar la vacuna para personas que lo necesitasen más, como lo han hecho otras personas de El Verger".

También le reprochó que no hubiese publicado la foto vacunándose en las redes sociales "como lo hace siempre con cualquier otra cosa que realiza en el municipio". Y Coll le contestó que le recomendaron no hacerlo. "La foto está hecha porque queremos incentivar más adelante la vacunación entre las personas que tienen miedo", concretó luego el primer edil a este diario.

Por su parte, el portavoz de Compromís -Salort- señaló que ha sido "una actitud bochornosa en pleno repunte de la tercera ola de la pandemia, vacunándose por encima de todos y de todo, sin ningún tipo de empatía con la gente del pueblo".

Otro caso en Riudoms

Esta misma semana el alcalde de Riudoms (Tarragona), Sergi Pedret (JxCat), se vio envuelto en una polémica similar después de que él y uno de sus ediles se vacunasen, según reconoció, tras el ofrecimiento de una residencia de mayores. Esta actuación del primer edil tarraconense provocó que tres sanitarios fuesen apartados de sus puestos.

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