Cada vez son más los referentes socialistas que confiesan sus arcadas tras los pactos de su partido con EH Bildu. El primero fue Guillermo Fernández Vara -presidente de Extremadura-, que anunció necesitar un antivomitivo para superar el coqueteo de los suyos con los abertzales. Después llegó Emiliano García-Page -presidente de Castilla La-Mancha-, que dijo "compartir buena parte" de ese "argumento".
Ahora, Antonio Miguel Carmona, en conversación con este periódico, sube la apuesta: "Llevo varias semanas vomitando". El origen de su afección estomacal anida en los aplausos de la bancada socialista en el Congreso a un discurso de Bildu.
Ocurrió el pasado 1 de octubre, cuando el diputado Oskar Matute atacó al PP debido a la Operación Kitchen. Entonces, varios parlamentarios socialistas rompieron a aplaudir, algo que nunca antes había sucedido. En ese instante, vomitó Carmona. Y no ha podido dejar de hacerlo desde entonces.
"Tengo muchos amigos asesinados por ETA. Llevé escolta durante un tiempo. Cuando el PSOE aplaude y negocia con Bildu... es mucho menos PSOE", relata el que fue candidato socialista a la alcaldía de Madrid.
Carmona es especialmente duro con Pablo Iglesias, que incrementó su náusea al celebrar haber integrado a Bildu en la "dirección del Estado". Este socialista madrileño también lamenta aquel documento firmado con los separatistas vascos para derogar la reforma laboral -aunque luego el PSOE se retractara-.
Doctor en Economía y miembro del Ejército del Aire, comenzó a militar en el PSOE en 1986, cuando apenas tenía 23 años. Por entonces, jamás habría imaginado que el partido en el que se inscribía acabaría pactando con Bildu. También ha sido concejal del Ayuntamiento capitalino y diputado en la Asamblea de Madrid.
El inicio de la náusea
El primero en confesar sus arcadas fue el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Tras conocer el pacto presupuestario de los suyos con Bildu, escribió en Twitter: "Ver a Otegi siendo clave para decidir los PGE, que combatió desde un grupo terrorista, me produce una sensación muy dolorosa. Por un lado, de fracaso como país por no ser capaces de que sean irrelevantes. En lo personal, iré a la farmacia a buscar un antiemético".
Un "antiemético" es un medicamento que sirve para contener los vómitos. Luego apostilló: "Y que conste que prefiero que estén en las instituciones antes que matando. Pero la memoria de las víctimas de ETA no se merece que sean relevantes en nuestras vidas. Es un fracaso colectivo".
Después, en una entrevista concedida a la Cadena Ser, García-Page, presidente de Castilla La-Mancha, dijo compartir "buena parte" del argumento de su "amigo Guillermo". "El pacto con Bildu no tiene un pase", concluyó.