Nadie en Ciudadanos se arriesga con una fecha de vuelta al trabajo para Inés Arrimadas. "Ten en cuenta que parece mucho tiempo, pero en realidad sólo han pasado dos meses desde su parto" dice una fuente cercana a la presidenta del partido naranja.
Once semanas, para ser precisos. Arrimadas dio a luz a su primer hijo el 21 de mayo y desde entonces apenas ha aparecido en público en tres ocasiones. Sí ha continuado, en cambio, haciendo valoraciones políticas desde su cuenta de Twitter y colgando mensajes personales en su cuenta de Instagram.
La vuelta de Arrimadas coincidirá con el inicio de un otoño que se prevé muy tenso y en el que coincidirá la crisis sanitaria con la económica, la política y la institucional. También con el fin de los ERTE, previsto para finales de septiembre. Será en ese momento cuando los 3,4 millones de trabajadores españoles afectados vuelvan al trabajo o pasen a engrosar de forma definitiva las listas del paro.
Si los peores augurios se confirman y la crisis golpea con la dureza prevista, Ciudadanos no podrá mantenerse al margen de las grandes decisiones que deberá tomar el Gobierno.
Ciudadanos es tanto el puente del PSOE hacia el PP; como el socio de este último en País Vasco, Andalucía y Madrid; como la garantía de que los nuevos Presupuestos Generales del Estado se parezcan lo menos posible a lo pretendido por Podemos, ERC y EH Bildu y lo más posible a lo exigido por la UE.
Permiso maternal completo
En España, la baja por maternidad es de 16 semanas. Las seis primeras son obligatorias para la madre. Las restantes pueden ser compartidas con el padre y distribuidas como la madre quiera. De acuerdo a esos plazos, y suponiendo que Arrimadas apure al máximo su baja, la presidenta de Ciudadanos volvería al trabajo la semana del 10 de septiembre.
"Es mi derecho y voy a dedicárselo a mi bebé" dijo Arrimadas poco antes de dar a luz. "Inés siempre ha reivindicado que las mujeres en puestos de responsabilidad también puedan disfrutar de su permiso maternal completo si así lo desean y sin que eso suponga ningún problema para ellas" dicen en el partido.
No ha sido así en el caso de muchas otras líderes políticas españolas. Como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, Susana Díaz, del PSOE, apenas disfrutó de 45 días de baja, sólo cinco días más que la cuarentena recomendada por los ginecólogos.
Soraya Sáenz de Santamaría, del PP, sólo utilizó 10 días de los 112 a los que tenía derecho, y fue muy criticada por ello por los partidos de izquierda y por una parte del feminismo.
Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, apuró en cambio su baja de seis meses –al sumar a ella sus vacaciones– y al volver al trabajo dijo desear que esta hubiera sido de un año.
En realidad, los diputados y los senadores no tienen derecho a permisos de maternidad o de paternidad. En su condición de representantes de los ciudadanos sujetos a un régimen especial de la Seguridad Social, la legislación los considera "insustituibles" y de ahí que carezcan de algunos derechos de los que sí disfrutan otro tipo de trabajadores.
En la práctica, tanto la expresidenta del Congreso Ana Pastor como la actual presidenta Meritxell Batet se han mostrado favorables a que los diputados disfruten de sus bajas por maternidad o de paternidad como cualquier otro trabajador. El único requisito es el de que pidan permiso a su grupo parlamentario y soliciten el voto telemático.
Reapariciones de Arrimadas
La primera reaparición de Arrimadas tras su parto tuvo lugar el 4 de julio, durante la campaña electoral de las autonómicas gallegas, cuando la presidenta naranja se desplazó hasta Vigo para apoyar a su candidata regional a la presidencia de la Junta, Beatriz Pino.
La segunda fue al día siguiente, el 5 de julio, cuando la líder naranja se desplazó hasta Guernica para un acto cargado de simbolismo junto a Pablo Casado en el marco de la campaña electoral de las autonómicas vascas. Ese día, frente al árbol de Guernica y arropados por Carlos Iturgaiz, Ignacio Aguado y Begoña Villacís, Arrimadas y Casado sellaron su alianza en el País Vasco.
La tercera aparición pública de Inés Arrimadas tuvo lugar el 16 de julio, durante el funeral de Estado en el Palacio Real por las 28.000 víctimas –según los cómputos del Gobierno– de la epidemia de coronavirus.
Un timón firme
Edmundo Bal y Marina Bravo, secretaria general del partido, han sido los encargados durante la ausencia de Arrimadas de mantener fijo el rumbo marcado por la presidenta del partido tras su victoria en las primarias del 8 de marzo frente a Francisco Igea.
Otros dos de los pesos pesados del partido, el vicesecretario primero Carlos Cuadrado y José María Espejo, han remado junto a Bal y Bravo, aunque desde un segundo plano bastante más discreto.
Fueron precisamente Bal, Bravo, Cuadrado y Espejo los que se reunieron el pasado lunes en Moncloa con representantes del PSOE –Carmen Calvo, la ministra de Política Territorial Carolina Darias, el secretario de estado de Relaciones con las Cortes José Antonio Montilla y el secretario general de la Presidencia Félix Bolaños– para evaluar la situación en España a raíz de la epidemia de coronavirus y hacer seguimiento de los pactos firmados por Ciudadanos y el Gobierno para la aprobación de los sucesivos estados de alarma.
El creciente protagonismo de Edmundo Bal, con un perfil moderado muy alejado del estilo aguerrido de Juan Carlos Girauta o Marcos de Quinto, ahora definitivamente abandonado por Ciudadanos, es la pista más clara del nuevo rumbo que Arrimadas desea imprimir al partido.
A diferencia de Albert Rivera, que se negó rotundamente a pactar con aquellos a los que calificó de "banda", la presidenta de Ciudadanos ha levantado el veto al PSOE y decidido amortizar al máximo los diez diputados del partido en el Congreso de los Diputados.
Si eso implica un reposicionamiento del partido naranja en el centroizquierda o sólo la adopción del concepto de "geometría variable" defendido por Sánchez es una de las incógnitas que despejará la vuelta de Arrimadas al frente de Ciudadanos.
Pendiente de todo
Que Arrimadas no haya estado en primera línea política durante los últimos dos meses y medio no quiere decir, sin embargo, que haya delegado en Bal, Bravo, Cuadrado y Espejo todas las decisiones. "No, no" niegan en el partido. "Inés ha estado pendiente de todas las decisiones. Lo único que no ha tenido es actividad pública".
Aunque las opiniones van por barrios, la estrategia marcada por Arrimadas de aproximación al PSOE y alejamiento radical de Vox parece haber revitalizado al partido y convertido a los diez diputados del partido naranja en el Congreso en los más influyentes del actual escenario político español.
Dudas del PP
En la columna del debe figuran, sin embargo, los malos resultados electorales del partido y unos sondeos que apenas muestran, por lo general, una débil subida de Ciudadanos. El resultado electoral en Galicia fue tan malo como vaticinaban los sondeos y los dos diputados conseguidos por el partido en el País Vasco, uno de ellos a costa de EH Bildu, son difícilmente atribuibles a méritos naranjas.
Aunque la relación de Arrimadas con Casado sigue siendo excelente, no todos en el PP son partidarios de una alianza estable con Ciudadanos. "Son unos campeones" decía hace apenas unas semanas un líder regional del PP. "Ahora pactan con el PSOE mientras se quedan con dos diputados de los seis conseguidos por la coalición de PP+Cs en el País Vasco. Y eso sin haber hecho nada para ello".
La posibilidad de que la alianza en el País Vasco se repita ahora en Cataluña está en el aire. Si del líder del PP catalán Alejandro Fernández depende, esa alianza no tendrá lugar.
Balón de oxígeno
El acercamiento de Ciudadanos al PSOE, que en Vox y en algunos sectores de la derecha ha sido interpretado como un balón de oxígeno para Sánchez, ha conseguido sin embargo alejar a ERC y EH Bildu de Sánchez. Las quejas de Gabriel Rufián y de Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalidad, por el acercamiento de Sánchez a Ciudadanos son ya un clásico de las últimas semanas.
La buena relación actual entre PSOE y Ciudadanos también ha enrarecido la atmósfera en la coalición de gobierno. "Ciudadanos gobierna gracias a Vox" decía este lunes la ministra de Igualdad Irene Montero en referencia a los gobiernos autonómicos madrileño y andaluz.
"Por eso no es creíble que vayan a apoyar las políticas centrales del gobierno de coalición. Quien mira hacia la derecha no es el Gobierno, sino una parte de él. Cumplir el acuerdo de gobierno implica cuidar la mayoría parlamentaria que lo hizo posible" añadía luego desde su cuenta de Twitter.
Edmundo Bal rebajó la tensión negando cualquier tipo de veto en Ciudadanos a Podemos y recordando que los naranjas se han reunido en el pasado con la ministra de Trabajo Yolanda Díaz para tratar, por ejemplo, del asunto de los ERTE.
¿Estratagema o estrategia?
En realidad, las declaraciones de Bal no eran tan inocentes como parecían. Si los naranjas no vetaron a Podemos, el responsable de ese veto sólo pudo ser el PSOE. Tampoco la referencia a Yolanda Díaz fue banal. La ministra de Trabajo es la principal rival de Irene Montero en la carrera por la sucesión de Pablo Iglesias al frente del partido morado.
Si ese acercamiento del PSOE a Ciudadanos es estrategia firme del PSOE o sólo una estratagema para acallar las críticas del IBEX a los socialistas por sus pactos con Podemos y los nacionalistas, como defienden desde el partido morado, es otra de las dudas, quizá la más importante de todas, que se despejarán este otoño, cuando Arrimadas vuelva al Congreso.