Miguel Ángel Revilla acaba de publicar todo lo que sabe sobre el estallido del procés. Conoce a sus protagonistas. Los ha "investigado". Este es el dramatis personae que protagoniza la teoría recién acuñada por el presidente cántabro: Oriol Pujol el “pringadete”, los “halcones corruptos del PP” y los “trincones” que orbitaron en torno al entonces “molt honorable”.
Dice que no le ha hecho falta demasiada imaginación. Le ha bastado con atar cabos… y reunir documentación. Porque, según cuenta Revilla a este periódico, “todo lo que sucede tiene una causa”: “Lo de Cataluña no se ha explicado bien”.
Este relato anida en las páginas de ¿Por qué no nos queremos? (Espasa, 2020). Con él, pretende desmigar la huida hacia delante del independentismo hasta hallar ese fogonazo que voló por los aires la connivencia de CiU con los gobiernos de PP y PSOE.
Revilla, como Zavalita con el Perú en la novela de Vargas Llosa, no deja de preguntarse: ¿cuándo se jodió Cataluña? Y está convencido de haber encontrado la respuesta.
El nacionalismo catalán, según el líder del Partido Regionalista de Cantabria, se tornó independentismo… ¡en Lugo! Una jueza pilló a uno de los vástagos de Pujol con el carrito del helado y el pacto de no agresión entre Gobierno y Generalitat se fue al garete. Pero vayamos al principio.
Primer acto
El thriller confeccionado por Revilla comienza en marzo de 2006, cuando el Congreso de los Diputados aprobó la reforma del Estatut que previamente había validado el Parlament “por abrumadora mayoría”. En Madrid, votaron a favor PSOE, CiU, PNV, Izquierda Unida, Colación Canaria y el BNG. En contra, PP, ERC y algunos escindidos del PNV. En junio de aquel año, el texto fue ratificado por referéndum en Cataluña con un 73,9% de apoyos.
“Aparentemente -escribe Revilla- todo estaba solucionado. Además, con un escrupuloso cumplimiento de la legalidad constitucional”. Fue entonces cuando se desataron las “torpezas” y las “casualidades” que pusieron las primeras piedras de “la Torre de Babel”.
Vayamos con el “inefable Mariano Rajoy” y los “halcones corruptos que le rodeaban”. “Inició una cruzada contra el Estatut. Recogió firmas por toda España para presentarlas ante el Tribunal Constitucional. Buscaba anular lo que se había aprobado masivamente en los dos Parlamentos. Lo dibujó como el final de España, cuando era una norma prácticamente igual que las demás. Mucha gente picó”, apunta Revilla.
Ese fue, a ojos del líder del PRC, el primer ingrediente vertido en la cazuela de la crispación: “Acompañado por una cohorte de dirigentes, algunos hoy en la cárcel por chorizos, Rajoy se encargó de depositar cuatro millones de firmas en el TC. Cuatro años después, en junio de 2010, una mayoría de jueces nombrada a instancias del PP, cepilló el Estatut. Si yo fuera Mariano, no dormiría tranquilo. Fue un error monumental”.
Segundo acto
CiU ganó las elecciones catalanas en noviembre de 2010 y puso fin al tripartito de PSOE, ERC e IU. Maragall, en sesión pública y plenaria, le dijo a Artur Mas: “Ustedes tienen un problema y se llama 3%”. Revilla añade: “CiU y los Pujol trincaban a manos llenas y el 3% a veces llegaba al 5%. Con las palabras de Maragall, se rompió una especie de vista gorda pactada verbalmente, que salvaguardaba a Pujol”,
“En una patética bajada de pantalones -fustiga el cántabro-, Maragall rectificó y pidió perdón. Fue presionado con el 'roban pero mantienen la gobernabilidad en Madrid' que salvaguardaba a Jordi Pujol”, sintetiza.
Muchos analistas apuntan al cepillado del Estatut como el origen del abismo que actualmente separa al Gobierno central de la Generalitat. Pero Revilla rebate: “En noviembre de 2011, Rajoy ganó por mayoría absoluta, pero hubo un pacto PP-CiU. Artur Mas aprobó sus Presupuestos de 2012 con los votos del PP. Y Rajoy logró sacar adelante, gracias a CiU, la reforma laboral y los mayores recortes de la Historia”. Circunstancias que “desmontan” el Estatut como origen de la refriega.
Reconducido el pacto de no agresión entre Rajoy y Mas, Jordi Pujol aseguró en el congreso que celebró CiU en 2012 el nombramiento de su hijo Oriol como secretario general de la formación. Según Revilla, “una sucesión similar a la de Kim Jong en Corea del Norte”. Fue entonces cuando llegó ese instante que en el que prendió la mecha.
Tercer acto
Entramos en el tercer acto de esta historia: un día después de la elección de Oriol Pujol como líder de CiU, una jueza de Lugo al frente de una operación anticorrupción cazó al sucesor del molt honorable en un fraude masivo de adjudicación de concursos de ITV. ¿Y qué hizo la jueza? “Envió el sumario a Barcelona… ¡empaquetado!”, narra Revilla. “Eso impidió las filtraciones a políticos. De pronto, se rompió el pacto de no tocar a los Pujol”.
-Explíquese.
-Jordi Pujol montó en cólera. Creyó que Rajoy no movió hilos para frenar la investigación contra su hijo Oriol. Pero Rajoy, a pesar de ser gallego, no supo nada de la operación de Lugo. El sumario viajó empaquetado. No se enteró. Entonces, CiU rompió su pacto con el PP y calentó la Diada de 2012. Utilizaron el argumento del Estatut, pero eso ya estaba olvidado.
Luego vino lo que es público y notorio: Mas convocó elecciones, pero perdió doce escaños y se vio obligado a pactar con ERC. Se desató la escalada del derecho a decidir. Oriol Pujol, por su parte, pactó con la Fiscalía Anticorrupción una condena de dos años y medio por tráfico de influencias, prevaricación y falsedad documental. Ingresó en prisión en enero de 2019. “Apenas estuvo dos meses”, apostilla Revilla.
La conclusión del presidente de Cantabria es la siguiente: “Sin el caso ITV, Oriol sería hoy presidente de Cataluña. No habría habido ni consulta en 2014, ni seudoreferéndum en octubre de 2017, ni líderes separatistas en la cárcel”.
¿Y por qué dice que Oriol Pujol es un "pringadete"? “Los chanchullos por los que le condenaron le reportaron 500.000 euros, que cobró en facturas falsas o a través de su mujer, Anna Vidal. Según los informes de la UDEF, su padre, su madre y sus hermanos Jordi, Josep y Oliver manejaban cientos de millones en paraísos fiscales”.