"Debemos funcionar como una orquesta. Disciplina, formación y una misma partitura como garantía de futuro y supervivencia". Son palabras de Begoña Conde, vicesecretaria de Vox. La dirección del partido no oculta que busca crear savia ideológica para ilustrar a los suyos. Muchos de ellos recién llegados, diputados por sorpresa.
Santiago Abascal, educado en las nuevas generaciones del PP, es consciente de la importancia que tiene, en términos de supervivencia, poseer un credo propio. De ahí que dedique parte de su tiempo a adiestrar a sus compañeros en el manejo de ciertos resortes para que salgan airosos de mítines y entrevistas. Uno de los vehículos para articular ese objetivo es, según ha sabido este diario, el lanzamiento de una fundación estilo FAES.
"La decisión todavía no está tomada, pero el viaje a Estados Unidos del pasado febrero sirvió para recabar conocimiento y estudiar distintos modelos", relatan fuentes de Vox a este diario. Abascal y Espinosa de los Monteros charlaron en Washington y Nueva York con distintos think tanks y fundaciones conservadoras.
"Para nosotros es algo muy importante. Estamos estudiando si vincularla jurídicamente al partido. Es un detalle reseñable. Si no lo haces, pierdes el acceso a determinados beneficios fiscales", detalla un miembro de la derecha radical.
En el último gran cónclave de Vox, celebrado en Vistalegre el fin de semana del 8-M, ya traslució esta intención: implantar talleres de formación online, cursos presenciales, universidades de verano... "La orquesta", la "partitura" de la que habló ante los medios su vicesecretaria. Pero todavía no había trascendido la idea de la fundación porque es un proyecto en estado germinal. Además, la crisis del coronavirus ha ralentizado todas las iniciativas al margen de la pandemia.
Influencia
Los republicanos estadounidenses ostentan una larga trayectoria en la confección de este tipo de entidades. Abascal visitó la Heritage Foundation, el International Republican Institute, la American Conservative Union... Aprovechó como percha la celebración de la Conservative Political Action Conference (CPAC), la gran cumbre del partido de Donald Trump.
Las fuentes consultadas por este periódico aseveran que Abascal se fija en el modelo estadounidense por su solvencia y su impacto directo en la política. En España, el devenir de las fundaciones ha sido desigual y, en varios casos, ruinoso.
FAES, estrenada en 2002, rompió con el PP durante el mandato de Mariano Rajoy. Aunque el nombramiento de Pablo Casado ha supuesto una especie de reconciliación, el think tank dejó de recibir subvenciones públicas a costa de su vinculación con Génova.
El PSOE disfruta de una plataforma más longeva. La Fundación Pablo Iglesias, creada originalmente en 1926, se relanzó en 1977 y todavía funciona. No es el caso de IDEAS, alumbrada en tiempo de Zapatero y extinguida en 2014.
La otrora "nueva política" ya afrontó el capítulo que ahora le toca vivir a Vox. Podemos instauró el Instituto 25M Democracia, que regó de contenidos a la organización hasta octubre de 2019, cuando desapareció sin hacer ruido. Ciudadanos, por su parte, lo intentó con Tribuna Cívica, fallecida hace años.
Abascal, en Estados Unidos, se dejó asesorar y se presentó como una especie de embajador del trumpismo en España. "Simpatizamos con él porque también ha sufrido la difamación de todo el establishment mediático progre", dijo allí.
Una de las primeras tareas de la fundación de Vox -en caso de que llegue a cristalizar- podría ser la organización del Foro de Madrid. Una iniciativa que anunció Abascal tras su visita al presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La intención de Vox era celebrar, en junio, una cumbre internacional en la capital de España que acogiera a los grandes exponentes del conservadurismo. Iba a tener como objetivo laminar la influencia del Foro de Sao Paulo, una reunión similar que suele reunir a las fuerzas latinoamericanas de izquierdas. Como todas las citas multitudinarias, su puesta en marcha está en el aire.
Vox tiene 52 diputados. La dirección trata de ensanchar el conocimiento de su propia ideología. Dicho de otra forma: Abascal no quiere que sólo él, Espinosa de los Monteros, Monasterio, Ortega Smith o Macarena Olona sean capaces de proyectar sus mensajes.