A lo largo de los últimos cuarenta años, era imposible ver el asfalto de las grandes avenidas durante la mañana del Primero de Mayo. La manifestación del Día del Trabajador capitalizaba las portadas y dejaba esa imagen prototípica de banderas rojas y líderes sindicalistas pertrechados de megáfonos. Este 2020, la crisis del coronavirus ha insuflado un carácter virtual a las marchas.
Comisiones Obreras y UGT han llamado a sus militantes a inundar las redes sociales de fotografías y mensajes. Esa preparación casera y confinada no tenía lugar desde 1977, el último año que la manifestación se orquestó a espaldas de la norma. Ya se habían legalizado los sindicatos, pero los actos no se permitirían hasta 1978.
Se trata de un Primero de Mayo "trágico" e "insólito". Así lo definen, en conversación con este diario, tres líderes sindicalistas históricos: Cándido Méndez (UGT), Antonio Gutiérrez (CC.OO) y José María Fidalgo (CC.OO). Pocas veces en Democracia el bienestar del trabajador se había visto tan zarandeado en tan poco tiempo.
El Banco Central Europeo habla de una "crisis sin precedentes en tiempos de paz" y el PIB español se ha desplomado un 5,2% en apenas quince días -la peor cifra en medio siglo-.
"Más sentido que nunca"
Antonio Gutiérrez (Orihuela, 1951) era un chaval al que le encantaba la Física. Divagaba acerca de la ciencia y sus estragos, pero en los setenta jamás habría imaginado que quien desbarataría el Primero de Mayo sería un virus, y no "los grises". En 1987 fue nombrado secretario general de Comisiones Obreras, un cargo que mantuvo hasta el 2000.
"Si hay un año en el que el Primero de Mayo tiene sentido... ¡es este!", saluda a EL ESPAÑOL. "Ahora más que nunca, espero que las palabras no se las lleve el viento. No creo en el determinismo histórico, en el típico 'saldremos mejor'. El futuro se labra en el presente", contesta enérgico al otro lado del teléfono. Asevera que la mejor salida a esta crisis pasa por unos grandes Pactos de Estado.
-Para ello, ¿debería modularse el tradicional mensaje de la izquierda en el Día del Trabajador?
-Recuerdo la frase de Fuentes Quintana -mano derecha de Adolfo Suárez en los Pactos de la Moncloa: "El mayor peligro para una democracia débil es una economía en crisis". El consenso es inexcusable. El problema no está en la izquierda, sino en la derecha. Azuzan la frustración social para crecer en el resentimiento. No encontrarás en Fraga discursos tan tremebundos como los de Casado y Abascal. A mí Fraga me resultaba un energúmeno, pero terminó siendo un hombre de Estado.
Gutiérrez desdeña la comisión parlamentaria que estrenará el Congreso: "Habrá más circo que consenso. Deben sentarse en una mesa los principales agentes sociales y los primeros espadas de cada partido".
Antonio Gutiérrez, inspirador de Primeros de Mayo en la clandestinidad, fue detenido con dieciséis años. Orquestaba los llamados "saltos": grupos de jóvenes que "saltaban" a la carretera e intentaban cortar el tráfico mediante el lanzamiento de octavillas.
"Tengo muchos recuerdos de aquello... Pero no me gusta caer en la nostalgia. La dictadura fue muy negra. Soñabas con la libertad y te convertías en un delincuente. Por eso, este Primero de Mayo no va a ser el más negro, pero sí el más trágico y desasosegante".
"¿Sabe por qué tiene sentido el 1 de Mayo? Por haberse convertido en el nexo entre las reivindicaciones históricas y los anhelos de futuro. Volvamos a hacerlo", se despide Antonio Gutiérrez.
"La lección de la pandemia"
Los primeros Días del Trabajador de Cándido Méndez (Badajoz, 1952) sucedieron en Madrid, adonde había ido a "estudiar químicas". Recuerda esos "saltos" de los que también hablaba Antonio Gutiérrez. "Era una rebeldía de carácter más simbólico que efectivo", evoca. Lideró la Unión General de Trabajadores (UGT) entre 1994 y 2016.
Le resulta difícil escoger un sólo adjetivo para describir este Primero de Mayo de 2020. "Tienen cabida lo trágico, lo negro y lo insólito. Por dos factores: el número de fallecidos y la crisis económica", razona.
Le apena esa generación de trabajadores que, "después de haberlo dado todo", se ve amenaza por el virus cuando afrontaba "la mayor calidad de vida que habían conocido". "Es terrible", asevera.
Méndez apunta que la "pandemia" aporta una "buena lección" al movimiento sindicalista: "El sentido de interdependencia ha cobrado más importancia que nunca. Nadie puede recluirse en sí mismo. Se hace latente el egoísmo del independentismo. Debemos sacar brillo al internacionalismo obrero".
De cara al futuro, señala la "necesidad" de "avanzar hacia una economía de nueva planta", un "gran pacto verde": "Esta crisis debe enseñarnos a adelantarnos".
"Ciencia ficción"
José María Fidalgo (León, 1948) encabezó Comisiones Obreras entre 2000 y 2008. "Este es, sin duda, el Primero de Mayo más extraño de los que he conocido", introduce. "Es una situación insospechable".
Sin embargo, no cree que sea el "más negro", ya que reserva ese adjetivo para la dictadura. "Quedábamos en una esquina, nos juntábamos unos cuantos... Solíamos acabar corriendo por ahí, escapando. Recuerdo un día que íbamos por la estación de Metro de Pacífico y nos disolvimos al salir", rememora.
Después, en Democracia, uno de los grandes problemas a ojos de Fidalgo fue la "asistencia": "La gente se cogía el puente... ¡Se lo habían ganado! ¡Qué íbamos a decir! Pero esto del coronavirus... Es ciencia ficción".
En clave política, Fidalgo cree firmemente en la necesidad de "un gran acuerdo de carácter nacional": "El virus no entiende ni de izquierdas ni de derechas. Debemos enfrentarnos a él todos juntos".