Argimiro era uno de sus autónomos que se pateaba España a lomos de un proyecto que no sacaba ni un solo escaño: Vox. Era uno de los dirigentes más reseñables de la formación en León. Compatibilizaba esa especie de voluntariado político con sus labores de carpintero y tornero. Hasta que llegó el 24 de septiembre de 2016.

Aquella fecha originó la denuncia que interpuso contra Javier Ortega Smith -actual secretario general-. Ahora, teniendo en cuenta el aforamiento que le brinda su condición de diputado, será el Tribunal Supremo quien decida si abre juicio por ese presunto delito de lesiones. Tal y como desveló este periódico, Argimiro aportó un parte de lesiones a modo de prueba.

A Argimiro conviene leerle con detenimiento. Ha preferido no hacer declaraciones para este artículo, pero se le puede seguir la pista en Alerta Digital. En mayo de este año, firmó -junto a otros descontentos con Abascal- un manifiesto que pedía el voto para Pablo Casado. Criticaban la "dispersión" que había pulverizado a la "derecha" en las elecciones de abril. Este jueves, sin embargo, apostaba -siempre según Alerta Digital- por un nuevo líder para Vox... ¡Javier Ortega Smith! Su presunto agresor.

Pero la peripecia no termina ahí. Este domingo, también en charla con el mencionado diario, calificó al secretario general de Vox como una "nulidad": "Se defiende bien en tres temas, pero si le sacas de ahí...".

Argimiro, según cuenta un amigo suyo a EL ESPAÑOL, "ni siquiera pudo cogerse la baja" aquel 24 de septiembre de 2016. "Como buen autónomo, se puso a trabajar inmediatamente", relata esta fuente.

Los sucesos de aquel día empezaron de esta manera. Lo confirman tanto un miembro de la actual dirección como uno de aquellos díscolos: Argimiro y algunos compañeros irrumpieron en la Asamblea de Vox para presentar una candidatura alternativa. No se les permitió el gesto -unos dicen que justificada y otros que injustificadamente- y a partir de ahí estallaron los gritos. "Argimiro fue uno de los más exaltados y fueron a por él", reseña uno de los presentes.

Y Argimiro, según fuentes de su entorno, "fue enganchado del cuello y de los brazos por un grupo que comandaba Javier Ortega Smith". Según la denuncia a la que ha tenido acceso este diario, el propio Ortega no niega el altercado, pero sí haberle agredido. Este tornero leonés, en aquella época, ya había integrado hasta en un par de ocasiones las listas de Vox al Congreso de los Diputados.

-¡Nos llamaron batasunos!

-¿Disculpe?

-Sí, sí, la gente de Ortega y Abascal nos llamó "batasunos".

Este dato lo aporta telefónicamente uno de los militantes de Vox que secundó a Argimiro. Javier Ortega Smith, quizá por el veto de su partido a este diario, ha preferido no hacer declaraciones ni aportar su versión de los hechos. Se le ha brindado la oportunidad con un par de llamadas y por escrito.

¿Y qué piensa ahora Argimiro? Sus últimas declaraciones mencionan la existencia de "infiltrados del PP" -en el seno de Vox- que pretendían destruir el partido. Él apostaba por un "patriotismo identitario" que, a día de hoy, según su criterio, no caracteriza a la formación.

Tres días antes, se inclinó por Ortega Smith -su presunto agresor- como líder del partido. "Es, sin duda, quien debe tomar las riendas". Le encomendó "una limpieza de arriba abajo" y regir "el cambio desde dentro".

En los próximos días, el Tribunal Supremo decidirá si juzga a Javier Ortega Smith por aquel 24 de septiembre. Mientras tanto, Argimiro discurre acerca del rumbo que debe tomar Vox.

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