"Estad en guardia en las próximas horas porque las fake news, la basura y las mentiras que se van a publicar no os las vais a poder ni imaginar". Santiago Abascal cargaba duramente contra la prensa durante el acto de cierre de campaña en la madrileña plaza de Colón.
Vox ha tratado de exhibir músculo electoral a dos días del 10-N demostrando, como ya hizo en la anterior contienda electoral, una gran capacidad de convocatoria, superior a la del resto de partidos. Más de 20.000 personas, según la organización. Pero lo cierto es que el ambiente era menos eufórico que en mítines anteriores, tal vez por el frío que marcaban los termómetros en Madrid.
Abascal, arropado por su núcleo duro –Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio- ha atacado sin piedad a los medios de comunicación, en los que el partido de derecha radical ha encontrado, al estilo Donald Trump, su chivo expiatorio.
A esos periódicos Abascal los ha llamado "medios sicarios" y los ha tachado de "voceros" de Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera, así como de estar "dispuestos a todo" con tal de "demonizar" el mensaje de Vox y poner en marcha una "estrategia de criminalización". "Han publicado una serie de barbaridades escatológicas y pornográficas que no repetiré porque hay aquí familias con niños".
"Y esa criminalización tiene sus consecuencias", ha continuado, calificando a esa prensa que no tiene "ningún límite" como "responsable última de las agresiones y la violencia permanente que se está perpetrando contra nosotros". En concreto, el candidato de Vox se ha referido a los "actos de los violentos encapuchados" que agredieron este jueves a su cabeza de lista por Vizcaya, Nerea Alzola. "Unos energúmenos proetarras le dieron dos puñetazos en el estómago y la patearon". "Señalamos directamente a esos que nos demonizan y que dicen que no nos puede tratar como a los demás partidos políticos".
Espinosa, también contra la prensa
Antes de intervenir Abascal, subió al atril Iván Espinosa de los Monteros. El portavoz parlamentario, al igual que el presidente del partido, tuvo también munición para arremeter contra los medios. "¿Qué hacéis aquí? ¿No os han dicho que Vox es un partido iliberal, que defiende el fascismo? ¡Y estáis aquí: mira que sois desobedientes, mira que sois fachas!", decía en su habitual tono sarcástico. Y, aunque sin dar nombres, señalaba a directores de medios: "No hacéis caso a lo que os dicen esos periodistas, alguno incluso es director de periódico".
"Nunca se metieron con los nacionalistas, con CiU, con el PDeCAT, con Podemos... Pero con Vox sí. Os digo una cosa: están asombrados", ha apostillado.
El dirigente de Vox también responsabilizaba a la prensa de las amenazas sufridas por sus simpatizantes. "Cuando algunos periodistas nos acusan y nos señalan, también son responsables: de la misma manera que algunos agitan el árbol y otros recogen las nueces, eso pasa con los periodistas que nos señalan y otros nos agreden".
Único acto en Madrid
De Barcelona a Madrid. Vox dio el pistoletazo de salida a la campaña electoral del 10-N en Hospitalet de Llobregat y, tras una intensa semana recorriendo la geografía española, Santiago Abascal ha vuelto este viernes a uno de sus lugares preferidos: Colón. Allí, a los pies del monumento a Blas de Lezo, el de Amurrio ha pedido votar a Vox porque es "la alternativa patriótica" y la "única opción valiente".
En este sentido, no solo ha pedido el apoyo de los votantes de derecha, sino también de aquellos electores de izquierdas que se sientan "abandonados" por el PSOE. "Ellos también caben en el proyecto de Vox. Llamamos a los que la izquierda y el PSOE han abandonado pactando con separatistas y destruyendo la igualdad", ha señalado.
Qué dicen los sondeos
Tras visitar Asturias, Cantabria, Huelva, Sevilla y Valencia, Abascal ha puesto el broche de oro a esta campaña en la capital en un momento en el que todas las encuestas sonríen al partido de derecha radical. Desde que se conociera la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo contra los líderes del procés, y sobre todo tras los actos violentos en las calles de Cataluña, Vox ha registrado un imparable ascenso en todos los sondeos publicados.
Los últimos trackings, no difundidos porque lo prohíbe la ley electoral, vaticinan que Vox estaría rozando incluso los 60 escaños. Si esta vez se cumplen los pronósticos, el partido verde se convertiría en la tercera fuerza política del Congreso de los Diputados, superando en diputados a Podemos y a Ciudadanos.
Rentabilizar los votos
La subida de Vox se debe a un electorado fuertemente movilizado y también al crecimiento de la abstención, que afecta a otras formaciones, a tenor de los datos demoscópicos. Si los de Abascal consiguen optimizar los restos en pequeñas circunscripciones, con un puñado de votos estratégicamente distribuidos podría sumar varias actas más.
De hecho, el análisis de los datos del 28 de abril arrojó que 45.000 papeletas mejor repartidas por determinadas provincias podrían haber reportado a Vox hasta 8 escaños más de los finalmente obtenidos en las Cortes Generales (Cáceres, Huelva, Castellón, Ávila, Segovia, Albacete, Cuenca y Guadalajara).
El partido de la nueva derecha, tras repensar su estrategia para rentabilizar hasta el último apoyo, se ha volcado en estas regiones, en la que se quedó a pocos sufragios de obtener el último escaño.