La clave de las palabras de Pablo Iglesias en su valoración de la sentencia del procés este lunes estaba en el párrafo en el que se leía, textualmente, que tras una sentencia que "pasará a la historia de España como símbolo de cómo no hay que abordar los conflictos políticos en democracia", ahora hay que "recorrer, con sensibilidad e inteligencia política, el camino de la imprescindible reconciliación, sin excluir ninguna vía que pueda ayudar a ella".
Cuando este lunes a primera hora se dio a conocer el contenido de la sentencia del procés, el líder de Podemos fue uno de los que menos tardó en reaccionar públicamente. Su mensaje escrito y publicado en su página de Facebook jugaba con buenas palabras a no estar ni en el independentismo ni en el apoyo al fallo. Se acata, porque hay que "cumplir las leyes", pero se señala su origen espurio porque "un conflicto político no debería haberse judicializado jamás".
No sólo eso, el caso es que Iglesias gastaba mucha más dureza en criticar a "las derechas incendiarias" y al "PSOE riverizado" que a los condenados, a pesar de ser él un cargo público del Estado que ellos quisieron fulminar.
Con los líderes del procés sí que jugaba directamente a la equidistancia entre la "absoluta discrepancia" y las loas a sus "profundas convicciones morales", por las que siente una "empatía" que, decía, "debe guiar la acción política" si se quiere una solución.
Minutos después, era Jaume Asens, cartel electoral de En Comú Podem para el próximo 10-N, el que comparecía en rueda de prensa, junto a Jéssica Albiach, diputada de la formación morada en el Parlament catalán. Asens, uno de los abogados que asistió a la huida de Carles Puigdemont de la Justicia el 30 de octubre de 2017 y cicerone de Iglesias en sus visitas a Oriol Junqueras en la cárcel, defendió "sacar a los presos como condición primordial, indispensable y urgente para desbloquear la situación política y recuperar la normalidad democrática".
Para ello, se comprometió a poner en marcha "todas las acciones judiciales y políticas" que sean precisas. Pero ése, en realidad, es sólo el primer paso de muchos más que ya han quedado escritos, negro sobre blanco, en su programa electoral. Y que van desde la reforma del Código Penal para "clarificar los delitos de rebelión y sedición" -es decir, cambiarlos ad hoc para que la nueva redacción no les encaje con sus hechos probados- hasta la promulgación de "una Constitución catalana", pasando, claro, por el "derecho a decidir por la vía de un referéndum" de autodeterminación.
La hoja de ruta
Y es que esa clave que citábamos más arriba tiene su explicación en la posición política que mantiene Podemos como salida al desafío independentista. Sus portavoces nunca ocultan que apuestan por el "diálogo como solución". Pero no abundan en ello, conscientes de la dificultad de explicarlo más allá del Ebro, a no ser que se les pregunte explícitamente por un eventual referéndum de autodeterminación. Entonces, dicen "sí, pero para que Cataluña se quede en España".
¿Y eso cómo se hace? Es complicado, porque la parte menos soberanista de la confluencia catalana, Podem Catalunya, no hace del todo suyas las declaraciones de Asens. Desde la Secretaría general de los morados catalanes explicaban este lunes a EL ESPAÑOL que sus prioridades no son las mismas que las de los comunes: "Lo primero es la asunción de los errores por las dos partes, la utilización del 1-O que hicieron de los independentistas y la represión brutal que practicó el Estado", afirmaba esta portavoz. "Después, la salida de los presos ya sea vía indulto, amnistía o reformas legislativas... aunque ésta opción la vemos poco viable". Y sólo después, el diálogo y la negociación.
Pero quien lidera la coalición es el ala soberanista de Ada Colau y Asens. Y la explicación a todo está en ese programa electoral de En Comú Podem, la confluencia catalana de los morados. Al contrario de lo que ocurre en el documento de Podemos, que sólo dedica un párrafo al conflicto catalán -concretamente, el punto 281-, el texto con el que pide el voto Asens como cabeza de cartel de los comuns dedica una cuarta parte de sus 166 páginas a la "Revolución democrática" que detalla en el último de los cuatro bloques en los que está estructurado. A saber:
Ley de Claridad. "Que reconozca el derecho del pueblo de Cataluña a ser consultado de forma políticamente vinculante sobre su futuro por la vía del referéndum". Retirada de los recursos de inconstitucionalidad en curso. "Sobre leyes aprobadas por el Parlament". Lo que hubiera abierto la puerta a la vigencia de las leyes de desconexión de septiembre de 2017. Blindaje competencial. Contra la "recentralización practicada en los últimos años".
Recuperación del Estatut. De todas las "previsiones declaradas inconstitucionales por el TC". Transferencias e inversiones. "Cumplimiento de la disposición del Estatuto" que prevé inversiones en función del peso de Cataluña en el PIB nacional, completar las transferencias pendientes y añadirle nuevas: Vivienda, ferrocarriles, Justicia y extranjería. Participación en organismos y empresa estatales. Presencia de representantes de la Generalitat en organismos -Agencia Tributaria, Banco de España...- y empresas públicas.
Y todo para alcanzar una Constitución catalana "a través de la cual construir un nuevo modelo de país en términos sociales, políticos, económicos, ambientales y culturales", que reconocería el "derecho de autodeterminación de Cataluña" de la España que se habría constituido como un "Estado plurinacional", con forma de República sustentada en "mecanismos de democracia participativa" y una suerte de "soberanías compartidas" hacia dentro con las regiones de España y hacia fuera con la Unión Europea.
Podemos lo asume
Esta hoja de ruta se presenta como una enmienda a la totalidad del "régimen del 78" del que dice que "es evidente que hay que cambiarlo todo". Las propuestas son de enorme similitud a las que contenía la "Declaración de Pedralbes" que entregó Quim Torra a Pedro Sánchez en su reunión del pasado 20 de diciembre: conflicto, diálogo, propuesta política, respuesta democrática y mesa de diálogo.
Fuentes oficiales de Podemos reconocen a este periódico que "los programas electorales de Podemos, de IU, de Galicia en Común y, por supuesto, de En Comú Podem son asumidos por toda la confluencia". Este mismo portavoz de la dirección recuerda que, "en todo caso, el asunto catalán no sería una línea roja" en una eventual negociación con el PSOE tras las elecciones de noviembre, en coherencia con lo que ya ocurrió en el anterior intento de lograr un acuerdo de gobierno. Entonces, Iglesias asumió "el liderazgo" socialista en este campo incluso antes de la primera reunión conjunta en Moncloa.
El peso de los votos haría que la formación morada optar por derogar la reforma laboral antes que la Constitución, "porque es mejor eso para los españoles que nada", pero su plan de máximos está ahí.