Pedro Sábchez sigue sacando conejos de la chistera. Y en Podemos no saben ya qué hacer ante las sorpresas que les guarda el presidente del Gobierno en funciones, supuesto "socio preferente" -en la recíproca-, porque cada mañana, tarde o noche se desayunan, meriendan o cenan con la última ocurrencia o "excusa" para dilatar el inicio de una negociación "que nunca empieza", según las fuentes de la dirección del partido morado.
La última fue la idea que concretó Sánchez en la entrevista de Pedro Piqueras el jueves. Dijo estar dispuesto a "escuchar con interés" las "propuestas que pueda hacer Podemos de personas independientes de reconocido prestigio" para valorar si incorporarlas a "estructuras institucionales del Gobierno". Hubo quien tradujo esto como que el líder del PSOE decía no a militantes, pero sí a ministros independientes de Podemos.
Más allá de que Irene Montero respondiera en público que "aquí en Podemos, independientes somos todos", porque ninguno "tiene ataduras con el Ibex 35" o "mochilas llenas de acuerdos con las eléctricas" y mucho menos "relación con las cloacas del Estado", la realidad es mucho peor: la oferta es lo de siempre, ni ministros ni de Podemos.
Pero Sánchez sí dijo, para justificar que él no tiene "apego a los sillones" ni una "concepción patrimonialista del poder", que estaba dispuesto a "aumentar la cuota de ministros independientes, sin carnet del partido". Y ya hay quien ha recuperado el rumor que circuló hace dos semanas por los pasillos del desangelado Congreso de los Diputados -que languidece sin actividad dos meses largos después de las elecciones generales-, ¿y si hacemos ministra a Manuela Carmena?
Dada la habilidad y la audacia demostrada por Pedro Sánchez en su vida política, ya hay quien en Podemos se teme una jugada maestra de última hora que descoloque a Iglesias justo antes de la investidura de los próximos 22 a 25 de julio. Ésta es una pequeña lista de los independientes de reconocido prestigio que más podrían descolocar al secretario general de Podemos:
1. Carmena, a Justicia
Este periódico anticipó ya el pasado mes de diciembre, antes incluso de que se anunciara su alianza con Íñigo Errejón, que la entonces alcaldesa de Madrid no seguiría en el Ayuntamiento si no conseguía revalidar la Alcaldía. La información fue revelada por la propia alcaldesa a EL ESPAÑOL en la copa de navidad tradicional que ofrece el Consistorio: "Uy, que te he contado muchas cosas", se trató de corregir doña Manuela al terminar el brindis privado con el reportero... "Bueno, tampoco te he dicho nada que no sea verdad".
El día de su despedida del Ayuntamiento, a Carmena se le encharcaron los ojos por dejar "este proyecto tan bonito" que ella quería terminar. Pero lo que nadie reparó es que nunca había dicho la exalcaldesa es que se fuera a ir de la política.
El rumor de "hacer ministra de Justicia a Carmena" nació entre conversaciones de pasillo y cafetería de diputados socialistas, cuando ya empezaban a encallar públicamente las reuniones entre Sánchez e Iglesias. Y lo que comenzó como una broma empezó a verse como algo no tan descabellado: la exfiscal Dolores Delgado ha quedado muy tocada en el escaso año en el que ha llevado la cartera. Y lo que es peor, se ha visto envuelta en el escándalo del excomisario José Villarejo, por mor de unas conversaciones de restaurante nada comprometedoras en lo delictivo pero sí en lo moral.
El propio Iglesias pidió su dimisión "por estar relacionada con la basura de Villarejo". Y hay quien dentro del PSOE sueña con cambiar la bandeja de croquetas con la que la entrañable abuela y "exjueza de reconocido prestigio" selló la traición de Errejón a Iglesias en enero.
2. Pablo Bustinduy a Exteriores
Fundador de Podemos y pegamento durante mucho tiempo entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, no hay posibilidad de encontrar a nadie dentro del partido morado que sea capaz de decir una sola cosa mala de Pablo Bustinduy. Ni siquiera cuando a falta de menos de dos meses para las elecciones europeas renunció a liderar la lista de la formación morada hubo un sólo susurro en su contra.
Y es que Bustinduy es "un genio, Podemos no se entendería sin él". Fue secretario de Internacional del partido y sus hondos conocimientos en este campo, unidos a su juventud y brillantez intelectual, lo harían un estupendo sustituto de Josep Borrell, quien va a ser nombrado Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE.
Bustinduy se fue en marzo del partido en silencio, sin dar explicaciones, alegando únicamente que no se sentía con fuerzas para asumir los cinco años entre Bruselas y Estrasburgo además de la enorme carga de trabajo que supone ser eurodiputado... "si eres como él, que se estudia todo como para un examen final", explicaron entonces fuentes de la dirección del partido.
Y es que había motivos para hablar de él con muchísimo agradecimiento. Bustinduy se largaba, sobre todo, porque estaba harto de que le estiraran los brazos de tanto tirar de él sus líderes Errejón e Iglesias. El nuevo socio de Carmena lo quería en su plataforma, Más Madrid. Y él, errejonista y amigo, se sentía leal al partido que ayudó a armar. Así que si me van a obligar a elegir entre papá y mamá, me voy a casa.
3. Bescansa, a Política Territorial
No habría mejor Ministerio para la socióloga Carolina Bescansa que éste. Gallega y ejerciente, trató de revivir el ala de Podemos en su tierra en las últimas primarias en la región, presentándose contra los vientos de Iglesias y las mareas de las confluencias.
Como buena socióloga, si de algo sabe Bescansa es de estadísticas, números y adjudicación de datos. Y como estudiosa de los procesos políticos, es una erudita en la generación de marcos de discusión públicos.
Fundadora de Podemos junto a Iglesias, Errejón, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre y otros, se enfrentó al secretario general sin quererlo. Porque ella no buscaba una pelea dialéctica ni sustituir el culo que calentara el sillón. Sino "reubicar al partido en la dialéctica que lo hizo nacer y crecer con un enorme éxito".
Cuando Bescansa vio que Iglesias hablaba "demasiado para los independentistas" y olvidaba "al resto de españoles, la clase trabajadora desamparada por la crisis", no pudo evitar decirlo. En privado, en las reuniones del Consejo de Coordinación y en público si le preguntaban. Porque su lealtad, dicen los que la conocen, no es tanto personal como con el proyecto, del que era tan responsable como esos todos otros que ya no están de la foto de los inicios.
Bescansa es una "socióloga de indudable prestigio", razón por la que fue reclutada como experta externa del CIS de José Félix Tezanos. Ahora, además da clases en la universidad, y asesora estudios de opinión. Lo tendría todo para sustituir a Meritxell Batet, presidenta del Congreso, como ministra de Política Territorial y Función Pública.
4. Luis Alegre, a Universidades
Fue el primero de los históricos que dio un portazo. Y uno de los que menos se callaron en los primeros tiempos de su salida de Podemos. Luis Alegre, filósofo y polítólogo, profesor de Universidad, podría ser un gran ministro de Ciencia, Innovación y Universidades.
Pedro Duque salió airoso, pero quedó estigmatizado desde sus inicios en el Departamento por las sociedades de inversión a través de las cuales había comprado dos viviendas. Pero sobre todo por las explicaciones contradictorias que fue dando día tras día, para sostenerse en el puesto, con dos ministros ya caídos en los primeros meses de Sánchez en Moncloa.
El caso es que su bisoñez política le ha jugado malas pasadas, se ha escondido de los medios cuanto ha podido y en campaña dejó caer que estaba en la lista del PSOE por Alicante más para devolverle el favor al partido que por convencimiento de querer ser diputado: casi se le escapa lo mismo que a Carmena, cuando fue preguntado por su futuro político si el PSOE no se alzaba con la victoria para formar Gobierno.
Alegre, por su parte, domina los medios, se come la cámara, elabora discursos y fue secretario general de Podemos en Madrid hasta que Iglesias le hizo una envolvente para sacarlo de ahí. Las malas lenguas dicen que eso era una respuesta discreta a una ofensa previa de alto calado.
Errejonista confeso, crítico con el "personalismo" del líder de Podemos, su llegada al Ministerio de Universidades le encajaría perfectamente a él... y terminaría de quitarle el aire a Iglesias.