La decisión de los socialistas de hacerse con la presidencia de Navarra de acuerdo con Bildu clarifica el panorama en vistas a la votación de investidura de Pedro Sánchez. Ese "pacto de la infamia" -como ha sido bautizado por Albert Rivera- disipa cualquier posibilidad de que el PP y Ciudadanos se abstengan. Lo mismo ocurre con Navarra Suma, la coalicón que lidera Javier Esparza, que ofreció sus dos escaños al PSOE si rechazaba la alianza con los proetarras.
En la última semana, Sánchez también ha perdido la posibilidad de llegar a un acuerdo con Coalición Canaria, ya que ha formado una alianza para apartarle del gobierno de las islas. Otros dos posibles escaños que se escapan.
Los números para la investidura quedan ahora así: el PSOE cuenta con sus 123 diputados y con el escaño del Partido Regionalista de Cantabria de Miguel Ángel Revilla. En total, 124 diputados asegurados.
Sánchez confía además en sumar a Podemos (42 escaños), PNV (6) y Compromís (1). Estas tres formaciones son proclives a facilitar la investidura y sólo habría que acordar las condiciones. Así las cosas, Sánchez podría tener amarrados 173 diputados. Le faltarían 3 para los 176 que marcan la mayoría absoluta (la mitad más uno de la Cámara).
En contra, Sánchez tiene ya 151 votos confirmados: los de PP (66), Ciudadanos (57), Vox (24), Coalición Canaria (2) y Navarra Suma (2). Y a ellos podrían añadírseles teóricamente otros 26: 15 de ERC, 7 de Junts per Catalunya y 4 de Bildu. Tanto los independentistas como los proterras han mostrado ya sus reticencias a votar a favor de Sánchez. En total serían así 177 diputados frente a los 173 favorables a la investidura.
En busca de la mayoría simple
Ahora bien, de los 22 diputados de los separatistas catalanes ahora sólo son efectivos 18, ya que 4 están suspendidos y no pueden votar. Se trata de los encarcelados Oriol Junqueras (ERC) y Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull (JxCat). Por lo tanto, el número de votos en contra de Sánchez sólo podría alcanzar los 173. Pero Sánchez seguiría sin alcanzar su objetivo, más aún por cuanto los letrados del Congreso consideran que la suspensión de los diputados juzgados por el Supremo no altera el cálculo de la mayoría absoluta en la Cámara, que se mantiene en los 176.
Por lo tanto, el escenario más previsible es que Sánchez fracase en la primera votación de investidura, ya que se necesita mayoría absoluta. El Reglamento del Congreso prevé una segunda votación 48 horas después de que se frustre el primer intento, y en ésta, basta la mayoría simple (más votos a favor que en contra) para investir al candidato.
Llegados a ese punto, Sánchez debería ganarse la abstención o bien de los diputados de Junqueras, o bien de los de Carles Puigdemont o bien de los de Arnado Otegi. Un esfuerzo que podría haberse ahorrado de haber renunciado al asalto de la presidencia de Navarra.