Vox irrumpe en el Congreso. Pero no con el auge que parecían presagiar los llenazos de sus mítines en campaña. La formación de Santiago Abascal, con más del 97% del voto escrutado, se ha convertido en la noticia de la noche electoral de este domingo con un 10% de los votos y 24 escaños. Un resultado por debajo de lo esperado entre los mandos del partido, pese a ser un éxito porque la derecha radical consigue representación institucional por primera vez en la historia de la democracia. Su irrupción, no obstante, provoca la fragmentación de la derecha y entrega el Gobierno a Pedro Sánchez.
Con 24 asientos en la Cámara Baja, Vox no ha logrado dar la “patada política en el tablero progre” que prefiguró su líder, si bien formará grupo parlamentario propio como quinta fuerza, por detrás de PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos. Aunque las piezas todavía tienen que encajar en este enrevesado mapa resultante de estos comicios.
Santiago Abascal compareció pasadas las once de la noche junto a la plana mayor de Vox. Sus primeras palabras fueron para afirmar que "esto es sólo el principio". "Iniciábamos una reconquista y eso es justo lo que hemos hecho. Una reconquista que ahora tiene una voz en el Congreso. Podemos decir que Vox ha venido para quedarse".
A continuación, se cebó con sus rivales políticos y lanzó una advertencia contra el PP de Pablo Casado. "Los que están en la calle un poco más arriba -en alusión a Génova, 13- nos está culpando de sus traiciones. Le digo a los de la derechita cobarde que aquí la única responsabilidad la tienen ellos, que tuvieron 186 escaños y no fueron capaces de oponerse a la izquierda".
"Hoy es momento de alegría, pero también de preocupación", porque "no ha sido posible expulsar al Frente Popular", aseguró Abascal, agradeciendo la confianza de "más de dos millones y medio de compatriotas".
El candidato de Vox también tuvo un duro recado para los medios de comunicación, en los que el partido de la nueva derecha ha encontrado su chivo expiatorio. "A pesar de la demonización del mensaje de Vox y a pesar de la manipulación sistemática de la prensa, se ha producido un milagro".
El exconcejal del PP en Amurrio salió sonriente y aplaudiendo al público. Los asistentes cantaron “viva España” y “España, unida, jamás será vencida”. También ha habido un conato de gritos de “presidente”, pero ya no cuajaba. "Para eso tendremos que esperar", respondía el político vasco.
Recuento con rostros contenidos
Tanto en el cuartel general de Vox, reunido en el madrileño hotel Gran Meliá Fénix, como en la plaza donde se han congregado los seguidores, la de Margaret Thatcher, a escasos metros de Colón, el recuento se ha vivido con bastante contención. Los ánimos se iban desinflando según avanzaba el escrutinio.
También salió a hablar Javier Ortega Smith, candidato al Ayuntamiento de Madrid y número dos a la Cámara Baja. "La resistencia ya está dentro del Congreso y no vamos a parar", exclamaba ante los partidarios del partido, muchos menos que en días pasados. "Esto no ha hecho más que empezar".
Antes de que se iniciase el escrutinio, la presidenta del partido en Madrid, Rocío Monasterio, fue la primera en valorar de forma fugaz y con cierto nerviosismo lo acontecido en estas elecciones. “Hemos llegado gracias a la ilusión, el mejor recurso”, dijo la candidata madrileña. “Hemos trabajado por España, no por las siglas de Vox. Van a ser unas elecciones históricas para España. En el próximo congreso va a haber muchos diputados de Vox que van a representar a muchos españoles que no tenían voz".
La campaña de Vox
Desde su irrupción en el Parlamento andaluz el pasado mes de diciembre, Vox lo ha impregnado todo. Abascal ha querido ofrecer una alternativa a muchos votantes huérfanos de partido así como a antiguos electores de centro-derecha desencantados con el PP y no seguros con Cs, pero también con ciudadanos de izquierda que ahora reniegan de los partidos tradicionales.
El discurrir de la propia campaña se antoja clave para explicar este resultado electoral. Vox ha cimentado su éxito en un discurso sencillo pero contundente que ha conectado con sectores indignados de la población. Con mensajes contra una “derecha acomplejada”, los “golpistas separatistas” o los “progres, comunistas e islamistas”, ha querido conquistar a una “España viva”, congregando a un público entusiasmado en cada uno de los mítines celebrados durante la campaña. De hecho, la alta movilización registrada en sus actos, con aforos completos en casi todas las plazas visitadas, parecía ser un preludio de su triunfo en las urnas. Pero finalmente los de Abascal se tendrán que conformar con 24 asientos.
El partido que creó en 2014 Abascal ha dado por fin la sorpresa cinco años después de su nacimiento, con propuestas como la eliminación de las autonomías, la supresión de la ley de violencia de género o la expulsión de España de todos los inmigrantes ilegales y de los legales que cometan delitos.
¿Y ahora qué?
El mapa político que dejan estas elecciones resulta complicado desde el punto de vista de la gobernabilidad. El PSOE es el partido más votado, sí, pero su suma con Unidas Podemos, su socio más probable, requeriría del apoyo de las formaciones independentistas. Pedro Sánchez sí que podría conseguir mayoría con Albert Rivera, si bien la ejecutiva del partido liberal dejó claro que nunca pactaría "con el sanchismo".
La gran pregunta para cualquier formación es qué hará a partir de ahora. Y qué líneas rojas se trazarán para pactar. Todo está abierto en un Parlamento más fragmentado que nunca.
"España está en una situación peor que ayer, pero eso significa que Vox es más necesario hoy que ayer", concluía Abascal. A continuación, el himno de España y el Que viva España de Manolo Escobar ponían broche final a sus palabras.