A un mes de las elecciones generales, Vox prepara su programa político y cierra los últimos flecos antes de exponerlo. Una vez cerradas las candidaturas para el 28-A, toca ahora desgranar las propuestas que permitan al partido de derecha radical diferenciarse de sus rivales electorales.

Por lo pronto, Vox se ha puesto las pilas con el fichaje del inspector del Banco de España Rubén Manso, en excedencia desde 2004. Su labor consistirá en coordinar el área económica, donde la formación de Santiago Abascal promete una batería de medidas para rebajar la carga impositiva y reducir el gasto público. El plan será presentado en detalle durante los próximos días.

Sin embargo, no hace falta esperar más para conocer las líneas maestras de Vox. Este viernes se ha publicado el libro Santiago Abascal: la España vertebrada (Planeta), una larga conversación entre Fernando Sánchez Dragó y el político vasco donde se avanzan varias mociones que se incluirán en el programa final. En esta “confesión general” –“no es una entrevista, ni un interrogatorio”, aclara Dragó-, Abascal habla de feminismo, inmigración, política internacional, de cultura y cine, del aborto o de las etiquetas que le imputan a su partido, entre otros temas.

Eso sí, no esperen mucha concreción, porque en varios asuntos en los que ahonda el escritor, Abascal reconoce sentirse “en un compromiso”. “No te escurras”, insiste el autor. “Me preocupa que en algunos temas tan concretos mis respuestas resulten pobres. A lo mejor me haces preguntas a cuento de cosas en las que yo no he pensado mucho, porque tengo a alguien en el partido que se encarga de ellas…”, confiesa Abascal.

Aquí recopilamos las medidas más interesantes que desliza el de Amurrio en estas casi 300 páginas.

Las líneas rojas

Son tres. Firmes e inamovibles. La primera, la defensa de la unidad nacional –“España no se puede suicidar”-, la libertad de conciencia, expresión y el derecho a la vida. “La última es tan importante como las otras dos”.

Sobre las etiquetas que le cuelgan a Vox, Abascal defiende que su partido “tiene que huir” de ellas, y sobre todo “de las autoetiquetas”. “Vox debe definirse por su programa y sus propuestas, no por las etiquetas”.

Dragó y Abascal jugando al futbolín. Planeta

¿Conservador? ¿Liberal? “No sé con seguridad qué significa ser conservador o liberal”. ¿Patriota? “No me gusta definirme como patriota. Me parece que es como presumir de guapo”. ¿Populistas? “Si ser populistas es tener la capacidad de llegar al pueblo directamente, pues mira, sí, somos populistas”.

Aborto, adopción y gays

“El aborto nos repugna. Vox se presenta ante la opinión pública tal y como es. No escondemos nada en la bocamanga ni tenemos conejos en la chistera. En la defensa del no nacido estamos solos”, asegura el dirigente de Vox. “Y no flaquearemos”.

Sobre el matrimonio homosexual, se muestra en contra de aplicarlo a una relación entre personas del mismo sexo. Y se define en contra de que los gays puedan adoptar. “Lo mejor para los niños es disfrutar de los dos modelos: el paterno y el materno, el femenino y el masculino”.

Sobre las acusaciones de homofobia que pesan sobre el partido, Abascal critica “el sectarismo implacable del lobby gay”: “Decir que estamos contra los gays es una falacia idéntica a decir que estamos contra las mujeres porque no somos partidarios del aborto”.

Cine patriótico

En caso de llegar a La Moncloa tras el 28-A, el gabinete de Abascal no contaría con un Ministerio de Cultura. “Basta con no molestar”. En este sentido, abre un debate sobre el cine español: “Me molestan algunas películas españolas: son truculentas y siempre sacan lo peor”. Se muestra partidario de retirar las subvenciones al cine y limitar las ayudas del Estado “a las películas que fomenten el patriotismo”.

“No me gusta el cine que viene a tocarnos las narices y a producir películas para que nos sintamos mal”.

Políticos con convicciones

“Yo prefiero a alguien que no tenga diplomas, pero sí convicciones”, revela al tratar el tema de los políticos y su preparación para dedicarse al servicio público. “La formación no es garantía de acierto. Lo mejor que se puede aportar a la política son valores, gente humilde que esté dispuesta a servir”. 

Eso sí, esos gobernantes deberían rodearse de los mejores: “Alrededor de ellos trabajará una élite de altos funcionarios encargados de la gestión y de vigilar a los políticos para que no hagan nada en contra de la legalidad”.

Para Abascal, la política “no es solo el plan de urbanismo, ni el horario escolar, ni el alumbrado de las calles”. Y admite: “Todo eso nunca me ha interesado, aunque he sido concejal durante ocho años”.

Medios de comunicación

En el capítulo dedicado a la prensa, el presidente de Vox apuesta por “suprimir la publicidad institucional de los medios de comunicación” con el fin de “garantizar la libertad de los españoles” y “eliminar el adoctrinamiento ideológico y partidista en los medios”. 

Abascal, la portada del libro y Sánchez Dragó.

Armas

De sobra es conocida la tesis del partido verde sobre el uso de las armas. Abascal aboga por ampliar el concepto de legítima defensa y propone “abrir una reflexión sobre la defensa del hogar cuando corra riesgos”. 

Esa propuesta se restringe “al interior de las casas”, explica, porque en la actualidad, “en una nación como España no hay que conquistar ni que defender ningún territorio”, “y menos aún a punta de pistola”. 

Dragó: ¿Ah, sí? ¿Y cómo se hizo la Reconquista que tanto admiras? ¿Con espadas de juguete?

Abascal: Fernando, yo sería el primero que recurriría a las armas, de verdad, si fuese necesario acometer una reconquista. Pero no es el caso. Así que déjate de novelerías, por muy novelista que seas, y pisa la tierra.

El muro de Ceuta y Melilla

Es, quizá, una de las medidas más polémicas de Vox, y la que marcó el debate de este viernes tras publicarse el libro. El partido de derecha radical plantea la construcción de un muro en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos “que quizá debería” pagar el país vecino. “Eso es muy parecido a lo que dice Trump en lo que atañe a México”, le interrumpe Dragó cuando habla de la inmigración.

Abascal también pide “tomar medidas contra las oenegés que colaboran con las mafias y se van al litoral africano a recoger mercancía humana”. “Y, sobre todo, hay que acabar con el efecto llamada”.

Cadena perpetua

¿Qué hacer con los culpables de delitos mayores?, se pregunta Abascal. “El sentido común me dice que es mejor encerrarlos de por vida que matarlos. Defiendo la cadena perpetua y me indigna que ahora se refieran a ella como revisable. Cualquier pena es revisable, salvo si te has cargado al reo”.

Cadena perpetua sin eufemismos. “En Vox lo llamamos cadena perpetua, sin posibilidad de revisión ni de libertad provisional ni de remisión de pena”.

Política internacional

“¿Ves? Ahí me pillas”, reconoce el líder de Vox cuando el escritor salta al tema de la política internacional. “Es un mundo en el que no tengo demasiadas convicciones, más allá de nuestro compromiso de actuar siempre en pro de los intereses de España”.

A juicio de Abascal, “ahora no es el momento idóneo” para establecer relaciones internacionales. Dragó le recomienda alinearse con la Rusia de Putin. “Si tan difícil me resulta orientarme en el laberinto de la política española, ¿cómo voy a meter las narices en la rusa?”. 

“Yo, en tu lugar lo haría”, subraya el intelectual.

Durante la conversación, Abascal cuenta que rechazó reunirse con el presidente ruso “por prudencia” y se pregunta, ante el énfasis de Dragó, “qué gana Vox acercándose a Putin”. El filósofo acaba desistiendo y cambia de tema.

Recuperar la mili

Dragó: La mili era un factor de cohesión social extraordinario. 

Abascal: Sin duda.

Dragó: Permitía entrar en contacto con gentes de distintos orígenes geográficos, de distinto nivel de vida, de diferente clase social… Para mí fue una experiencia extraordinaria. Deberías incluirla en tu programa.

Abascal: Te cojo la palabra. Si aún no he conseguido meterla en Vox es porque sus miembros se me resisten.

Dragó: Seguro que Ortega Smith te apoyaría. Uno de los grandes errores de Aznar fue suprimir la mili.

Dragó: Santi, ¿tú te atreverías a poner unos cuantos meses de mili?

Abascal: Yo sí, por supuesto. Pero en Vox no se hace lo que a mí me da la gana. Llegamos a acuerdos. Y en este caso no ha prevalecido mi opinión.