El Partido Popular sigue adelante en su cuerpo a cuerpo con Vox. Si el martes Pablo Casado acusaba a Santiago Abascal de llevar “desaparecido dos meses” y de comunicarse “sólo a través de las redes sociales como Donald Trump”, este miércoles el líder popular daba un paso más y pedía públicamente a Vox no concurrir en las provincias pequeñas. El motivo, aglutinar el voto de centro derecha en torno al PP porque “experimentar con otras formaciones” podría acabar “beneficiando al PSOE”.
Ante la oferta, Vox se mantenía en sus trece y rechazaba la tesis de Casado. “Nuestro compromiso es con España”, aseguran en el partido verde. Desaprueban a toda costa una posible coalición de derechas en la que se diluyan las siglas de Vox.
Esas hipotéticas alianzas, según Vox, obligarían a sus candidatos a alterar el discurso en las provincias donde se disputan cinco o menos escaños. "Vox dice lo mismo en toda España, en provincias grandes y en provincias pequeñas", tuiteaba Abascal cerrándose en banda. En España existen 28 circunscripciones electorales en esa situación, lo que significa que hay en juego hasta 104 diputados.
Con todo, Vox concurrirá el 28-A con la misma marca en todos los territorios, desoyendo la demanda del PP y sus constantes apelaciones al “voto útil”. “Es Vox quien debería pedir al PP que retire su candidatura en aquellas comunidades autónomas en las que este partido político esté por encima de los populares en intención de voto”, argüían.
La negativa despejaba cualquier duda -si es que la existía- en el PP: “Vox no se va a plegar a los intereses de ningún otro partido”. “La decisión es inamovible”, sostenía en un comunicado la formación que ocupa el extremo derecho del tablero político. “Vox mantiene sus candidaturas en todas las circunscripciones electorales”.
“Han quedado retratados”
Tras el portazo de Vox, al PP no le queda otra que distanciarse de ellos y continuar con su embestida. “Que cada uno asuma sus responsabilidades. Ya han quedado retratados”, cuentan a este periódico fuentes cercanas a la dirección popular.
Frente a ese “egocentrismo”, el PP presume, por ejemplo, de integrar “con generosidad” una candidatura en Navarra que incluye a UPN, Ciudadanos y a los conservadores. También aplauden el valor del Partido Aragonés (PAR) de tomar la decisión de no presentarse para que no haya “dispersión del voto constitucionalista”. A su entender, “es algo digno de agradecer” frente al "orgullo malentendido" de Vox.
El fin último es “no desperdiciar ningún voto” y reflejar ante la opinión pública que Vox actúa de forma partidista al no ceder. La preocupación entre los populares ha llegado hasta tal punto que el objetivo ahora pasa por “desenmascarar a Vox”. ¿Cómo? Mostrando que “realmente no proponen nada y que lo suyo son cantos de sirena por redes”.
El PP busca contraponer los incesantes tuits de Vox sacando a relucir su experiencia de gestión en los gobiernos que ha liderado (José María Aznar y Mariano Rajoy). “Es una llamada de atención a los electores para que vean qué esperar a la hora de votar a un partido u otro”, apuntan estas mismas fuentes. "Nosotros vamos a seguir explicando las consecuencias de dividir el voto".
"Sólo quieren atención"
Más allá de alusiones al voto útil, en Génova tratan de dejar en evidencia al partido de derecha radical sacando pecho de su programa político. “Somos los únicos que hacemos propuestas para luchar por España y que no gobierne Sánchez”, mientras los de Abascal “quieren únicamente atención”, se quejan dirigentes populares en conversación con este periódico.
Lo cierto es que las últimas encuestas confirman que el despegue de Vox perjudicaría al PP, mientras el PSOE seguiría sacando provecho de la división del voto en el bloque de centro derecha. Son precisamente estos sondeos los que han provocado un cambio radical en la estrategia del PP, escenificada a comienzos de esta semana pero que evolucionará en los próximos días.