Hace sólo tres meses, Íñigo Errejón veía cómo las notificaciones de su Twitter le quemaban el móvil. Había concedido una larguísima entrevista a una publicación chilena llamada The Clinic. En ella, el ex número dos de Podemos explicaba todas sus teorías transversales e inclusivas, de participación popular y de compromiso con "la gente". Pero cometía un error grave en ese empeño por hacer ver al electorado que sus posiciones políticas estaban llegando definitivamente a la socialdemocracia.
"En Venezuela la gente hace tres comidas al día", le respondió al entrevistador. Y se topó con un periodista que no sólo preguntaba, sino que le rebatía con datos. Aquel día Errejón debió de comprender que le haría falta mucho más que su contrastada capacidad de análisis y discurso bien armado para hacer creíble su nueva imagen.
El pasado jueves, EL ESPAÑOL contaba en exclusiva que Errejón había borrado todos sus tuits de apoyo a la tiranía de Nicolás Maduro en Venezuela, prácticamente todos los que tuvieran alguna referencia a Hugo Chávez, o incluso al mismo país caribeño. Sólo se salvaron un par de ellos, en los que, con vídeo, el entonces mano derecha de Iglesias afeaba al Gobierno de Mariano Rajoy su empeño en "utilizar" la crisis venezolana en su beneficio político.
Exactamente el mismo discurso enarbolado este domingo por Pedro Sánchez en un mitin en Valencia: "Tenemos una derecha que no tiene escrúpulos, que utiliza el sufrimiento de un pueblo hermano".
"He borrado muchísimos tuits de hace mucho tiempo", reconocía este domingo Errejón en otra entrevista, esta vez en El País. El nuevo socio de Manuela Carmena trata de confirmar su giro al pragmatismo socialdemócrata apelando a una especie de derecho al olvido generalizado, que confunde con un supuesto derecho al borrado. "Ya sé que en política no es muy habitual cambiar de opinión, pero yo creo que eso es lo que hay que hacer cuando escuchas otros puntos de vista", alega en su defensa.
Aunque una cosa es cambiar de opinión para emprender un nuevo camino y otra distinta tratar de eliminar las huellas que te han llevado hasta ahí. De hace sólo tres meses, además.
De lejos
El viraje socialdemócrata de Errejón viene de lejos. Empezó a sospecharse públicamente su intención de que Podemos no se anclara en la extrema izquierda cuando, tras las elecciones del 20-D de 2015, Iglesias se olvidó de sus reproches a la "Izquierda rancia y viejuna" con la que despachaba a IU para sellar el "pacto de los botellines". Errejón no quería ese acuerdo, y lo dijo en alto. El caso es que, para su fortuna, tuvo razón: en el camino se perdieron un millón de votos en sólo seis meses.
Fuentes internas de Podemos explican que había mar de fondo, mucho más de lo que se reflejaba en la prensa y en las declaraciones. El desencuentro no era sólo de estrategia política, sino personal, con maniobras "traicioneras" que acabaron enfrentando a los antiguos amigos.
Después del resultado en Vistalegre II, cuando ambos compitieron por el liderazgo de Podemos, se llegó a un acuerdo. "En otros partidos, el que pierde un congreso se va a su casa", recordaba Iglesias el pasado 17 de enero -el día de la "autoexpulsión" al anunciar su alianza con Manuela Carmena-, pero él fue magnánimo y le dio la salida de ser candidato a la Comunidad de Madrid. O fue prudente, porque el errejonismo ya era mucho más que una corriente en Podemos. Era "un partido dentro del partido", explican desde dentro de la formación.
El salto definitivo lo dio hace 10 días, pero se llevaba preparando tiempo. Carmena confesó que ya el 22 de diciembre, ella se rompió el tobillo preparando la cena para Errejón y sus colaboradores. La crisis le ha sorprendido a Iglesias estando de baja.
Entretanto también ha estallado la crisis venezolana, y Errejón, ya instalado en el discurso socialdemócrata -y borrados los tuits-, puede permitirse dejar sólo en el chavismo a su antiguo amigo, defendiendo la legitimidad de Nicolás Maduro.
Iglesias se ha visto obligado a convocar un Consejo Ciudadano Estatal -y acelerar la cita después- para cerrar la sangría cuanto antes. Pero todos los barones piden acuerdos con el fugado candidato de Más Madrid "por la unidad de la izquierda". Errejón ha anunciado que irá al cónclave: "Sigo en la dirección de Podemos, y llevo tatuadas las siglas".