La celda que aparece en el vídeo con el que la asociación civil nacionalista Òmnium Cultural pretende denunciar la situación de su presidente, Jordi Cuixart, y el resto de presos del procés no es la que tiene asignada, según fuentes penitenciarias. "No es la suya. Es obvio: si lo fuera estaría decorada y habría libros, fotografías, efectos personales, etcétera. Ese diseño, además, no coincide con el de ningún centro penitenciario catalán que yo conozca".
En efecto, la celda que aparece en el vídeo de Òmnium Cultural no coincide ni en tamaño, ni en diseño, ni en mobiliario, ni en distribución, ni en iluminación con las imágenes de las celdas de la prisión de Lledoners hechas públicas por la propia administración autonómica catalana o con las de otros centros penitenciarios catalanes, como el de Brians 2 o el de Puig de les Basses. Todo parece indicar, en resumen, que la celda del vídeo ha sido escogida por los autores por su aspecto tétrico y para incrementar el dramatismo del mensaje.
Las celdas de Lledoners miden diez metros cuadrados, el tamaño de un dormitorio individual medio, e incluyen inodoro, ducha privada, una estantería, un espejo y un interfono para situaciones de emergencia. Concebida como si se tratara de una ciudad, la prisión de Lledoners ha sido diseñada para albergar entre 750 y 1.025 internos y actualmente se encuentra al 75% de su capacidad.
Lledoners, que fue inaugurada en 2008 y costó 105 millones de euros, cuenta con aulas de formación, biblioteca, economato, peluquería, talleres, comedores, salas de estar, polideportivo, campo de fútbol, teatro y sala de actos, módulo de servicios médicos, aula multimedia, panadería, lavandería, locutorios y piscina. Está dividida en ocho módulos, con 512 celdas en total.
Dos de esos módulos, el 1 y el 2, están reservados para presos no violentos, sin adicciones, susceptibles de reinserción rápida y sin víctimas personales identificables, como los acusados por delitos de corrupción. Es en uno de ellos, el 2, donde se encuentran los presos del procés.
El centro penitenciario de Lledoners, bautizado como "la prisión amable" por la propia prensa catalana, está considerada como una de las más modernas y cómodas del Departamento de Justicia de la Generalidad. Tan cómoda, de hecho, que cuando fue inaugurada el 24 de octubre de 2008, la administración autonómica "invitó" a los periodistas que cubrían el acto a pasar una noche entre rejas como lo haría un recluso cualquiera. Cincuenta de ellos lo hicieron y con lo vivido durante esas escasas horas escribieron un puñado de crónicas de rendida admiración por la que era, en aquel momento, el buque insignia de esa nueva política penitenciaria de la administración Montilla, que abogaba por prisiones más pequeñas y más humanas.