Tres días antes de que Pedro Sánchez celebre un Consejo de Ministros en Barcelona, Albert Rivera le ha exigido en el Congreso la aplicación del artículo 155. El Gobierno -aunque el presidente no ha estado en la Cámara- lo ha descartado y ha tachado al candidato de Ciudadanos de "pirómano": "Usted no hace más que echar gasolina al fuego".
Un mensaje que ha coincidido, en líneas generales, con las acusaciones que los nacionalistas vascos y catalanes han vertido contra el líder liberal: "Señor Rivera, es usted quien desea que haya conflicto este viernes". En un debate bronco y a trompicones, el único matiz que ha deslindado las declaraciones del separatismo de las de José Zaragoza, diputado socialista, han sido las incriminaciones de "falangista".
Jordi Salvador, acusado por el ministro Borrell de haberle escupido, ha comparado continuamente a José Antonio Primo de Rivera con el presidente de Ciudadanos: "Usted busca, como el fundador de Falange, la sacrosanta unidad de España. Da igual izquierdas que derechas, sólo le importa la unidad de España. Sigue persiguiendo el sueño de la extrema derecha, la una, grande y libre".
Rivera se revolvía en su escaño. Esta vez -aunque era Ignacio Prendes, de Ciudadanos, quien regía la Cámara en sustitución de Ana Pastor- no habido llamadas al orden por parte de la presidencia. Aitor Esteban, del PNV, ha azotado así al naranja: "No es capaz de estar quieto mientras los demás hablamos, parece que le maneja un ventrílocuo. Le entra un tembleque de la leche".
Albert Rivera ha propuesto al Congreso sellar una instancia al Gobierno para la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Como era previsible, tan sólo ha encontrado el apoyo del PP, pero la respuesta del PSOE ha sido más dura que de costumbre. "El 155 no le conviene a España, le interesa a usted, que es un oportunista", ha contestado José Zaragoza.
Los socialistas han reiterado que, cuando Rajoy puso en marcha el mencionado mecanismo constitucional, "sí había motivos" para ello: "Dos referéndum ilegales, una declaración unilateral de independencia...". Pero, "¿qué pasa con los cortes de carreteras o el estiércol en los juzgados?", ha clamado la bancada del PP.
Rivera ha avisado al Gobierno de que "las llamadas a la violencia de Quim Torra ya tienen consecuencias sobre los amenazados" y ha insistido en que Sánchez será "responsable" de las "desgracias" que puedan ocurrir en Cataluña mientras no aplique el 155.
"El Gobierno tiene la obligación política y moral de defender la integridad de todos los españoles. España es un país descentralizado, sí, pero también una nación constitucional", ha dicho Rivera. Justo después ha derramado la mirada sobre los asientos del PSOE y ha zanjado: "Torra también les llama a ustedes bestias taradas. Si votan en contra, habrán puesto una carrera política -la de Sánchez- por encima de la Constitución". Y el socialismo ha votado en contra porque "lo de Rivera con el 155 es oportunismo político": "Lo pide continuamente".
El PSOE ha introducido en el debate el protagonismo de Santiago Abascal en Andalucía y lo ha empleado como arma arrojadiza contra Rivera: "La verdadera puerta de atrás es su pacto con Vox, no la moción de censura. Su alianza de fuego con la ultraderecha es irresponsable, háganle caso a Valls".