La primera Constitución autógrafa y coral de la Historia tiene tal capacidad sugestiva que arranca un recuerdo, cámara incluida, hasta al director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán. Lo relata delante de una pared de la que cuelgan decenas de artículos de la Carta Magna, caligrafiados por los propios padres, Pedro Sánchez o los expresidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.
A ojos de Sanz Roldán "ningún español de bien debe faltar a un homenaje a la Constitución". Sáhara, Cádiz, Washington... De entre todos sus destinos y rangos, este 6 de diciembre, cuadragésimo aniversario, elige evocar Madrid, sus días de capitán en el Ejército.
-¿Algún recuerdo en concreto, general?
-Son muchos, pero hay uno fundamental. Cuando casi todos los días se hablaba de los artículos de la Constitución que se iban aprobando, yo era capitán. En los regimientos discutíamos mucho el camino que se iba abriendo.
Además, recuerda Sanz Roldán, el desafío en los cuarteles era doble debido a "un elemento paralelo": "La redacción de las nuevas ordenanzas para las fuerzas armadas, con elementos rompedores como la obediencia debida".
"A la luz de estos cuarenta años -arguye el máximo responsable del CNI- puedo decir que fue un momento apasionante. Creo, de verdad, que la Constitución y las ordenanzas han hecho la España de hoy. Como oficial del Ejército primero y como director del Centro Nacional de Inteligencia hoy me siento muy orgulloso".
En el despacho de Cruz Sánchez de Lara, inspiradora de la Constitución autógrafa, departen esta noche los líderes de los partidos que, en un futuro, podrían acordar la reforma de la Carta Magna. "La letra nos define y expresa las diferencias de cada uno. La imagen en su conjunto refleja que, a pesar de ser tan diferentes, en 1978 logramos un gran proyecto que sigue siendo común".
Pablo Casado, por ejemplo, ha caligrafiado el artículo 33: "Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia". Cuenta que lo ha elegido por su tradición "liberal": "Es una garantía esencial. Hay partidos que lo ponen en cuestión y que apuestan por la expropiación de las empresas o las segundas residencias. Yo nunca apoyaré algo así. Tampoco los impuestos confiscatorios".
El presidente del Partido Popular menciona "la plena vigencia de la Constitución" y, con sus escaños, impedirá que se "abra en canal": "Hoy es un mal momento para su reforma. Es el primer freno que encuentran quienes quieren romper España".
Rafael Catalá, también presente, secunda la opinión de su actual líder. El exministro de Justicia resume: "No hay que dar por hecho que funcionará mejor con un cambio. Sólo si hubiera un gran consenso como el de 1978 podríamos plantearnos algunos ajustes en materia territorial".
El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, a unos metros de Casado, expresa justamente lo contrario. Quiere una actualización de la Carta Magna: "Entonces no existía la misma sensibilidad que hoy. Sobre todo con la participación de las mujeres en la vida pública. La Constitución debe reflejar los derechos que han ido ganando".
Ábalos también se inclina por reflejar el carácter europeo de España en el texto constitucional y que "se blinden más" los derechos sociales. Aunque su Gobierno es posible con los escaños de quienes quieren desbaratar el logro de 1978, él se declara "muy constitucionalista": "Es una conquista muy progresista. Aquella fue la primera vez que voté y lo hice como interventor del Partido Comunista. El Gobierno apoya la Constitución sin reservas".
Josep Piqué, ministro con Aznar, ha mantenido algunas discrepancias con el PP de Rajoy. Recalca que su opinión es libre. Alaba la Constitución de 1978 porque "es la primera que se pudo hacer entre todos".
José María Álvarez del Manzano, histórico alcalde de Madrid, cree que el título octavo es el origen de "las crisis independentistas". Se trata de aquel que otorgó a las distintas regiones la posibilidad de constituirse en Comunidades autónomas. "Está mal definido y produce muchas de las actuales tensiones", explica.
Nicolás Redondo Terreros, exdirigente del PSOE en el País Vasco, apunta la "revolución tecnológica" como una de las principales causas que hacen necesaria la reforma: "Esa realidad debe recogerse inevitablemente".