Son más de 1.400 kilómetros los que separan la prisión de Lledoners, en Barcelona, de la residencia en el exilio de Carles Puigdemont en Waterloo. Y otros 1.200 los que existen entre la localidad belga y el Palacio de Ajuria Enea, en Vitoria. Tres vértices de un mismo triángulo que Pablo Iglesias unirá en apenas 72 horas. Primero se reunió en el presidio catalán con Oriol Junqueras, después charló por teléfono con el expresidente de la Generalitat exiliado y está previsto que este lunes se entreviste con el lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, en la capital gasteizarra.
Mientras varios de los ministros del Gobierno central reniegan del líder podemita y de su intento de capitalizar el protagonismo de la negociación para aprobar los Presupuestos -Pedro Sánchez incluído, reconociéndose como único interlocutor válido-, Iglesias ignora los Presupuestos en su discurso público.
Tanto en los minutos que compartió con los medios a la puerta del presidio catalán como en los seis tuits que publicó en las redes sociales tras su charla telefónica de 45 minutos con Puigdemont no realizó ni una sola referencia a las cuentas que ha acordado con el Ejecutivo y que presentará este mismo lunes en Bruselas. Es más, sobre la agenda oficial de su reunión con Urkullu no hay una sola referencia, aunque, de hecho, no hay "ningún tema concreto sobre la mesa", tal y como han afirmado fuentes del Gobierno vasco.
Tres días, tres líderes
Así las cosas, en apenas tres días, el líder de Podemos habrá contactado de forma directa con los tres puntales de los partidos que ayudaron a Podemos y PSOE a derribar a Mariano Rajoy con una moción de censura, los mismos tres socios que necesita para aprobar los Presupuestos y así poder alargar la legislatura hasta 2020 prolongando de facto el gobierno a dos entre Iglesias y Sánchez. Y con el PNV parece que ya lo tiene hecho.
Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, ha dejado bien claro en una entrevista en El Correo que unas nuevas elecciones generales generarían una "tensión inaceptable" en España, por lo que hay que "intentar agotar la legislatura. Y para lograr eso es importante tener Presupuestos". Eso sí, el propio Urkullu, en la sesión de control del Parlamento vasco, señaló que "valoraría" tanto la estabilidad que garantizaría la aprobación de las cuentas públicas como la continuidad de las partidas en infraestructuras e inversiones en Euskadi.
Una celestina impecable en el País Vasco que, sin embargo, precisará de sus mejores artes para embelesar a ERC y JxCAT. De momento, si bien lo único que ha trascendido de la conversación con Puigdemont han sido palabras amables y buenas intenciones -además de considerarle "un interlocutor importante pese a haberse exiliado" ha rechazado, "de momento", una invitación a una reunión personal en Waterloo-, la entrevista con Junqueras en Lledoners ha sido otra cosa.
El líder de ERC, que, como cuenta este lunes EL ESPAÑOL, dirige el 'procés' con despacho y libertad de visitas desde el ala de Psiquiatría de la prisión, transmitió alto y claro que su apoyo a los Presupuestos y a cualquier otro movimiento del Gobierno pasa inequívocamente por "un movimiento", por una declaración pública de Pedro Sánchez que presione a la Fiscalía para que rebaje las acusaciones de los políticos presos y huidos de tal manera que su libertad esté más cerca.
"Un movimiento" imposible en realidad para el Ejecutivo de Sánchez, que ha negado de forma repetida que Iglesias sea su enviado -el propio Iglesias también lo ha negado- pero que, sin duda, ve con buenos ojos cualquier de los avances que el líder podemita consiga en cualquiera de los tres frentes. Su avance es el avance del Gobierno hacia la aprobación de los Presupuestos en el Palarmento y una vez aseguradas las cuentas de 2019 no habrá nada que se interponga entre Pedro Sánchez y el horizonte de 2020 con su socio de Gobierno de la mano y con la labor de Iglesias rechazada por los ministros pero ejerciendo de vicepresidente en la sombra.