La segunda fase de las primarias del PP ha abierto un socavón en Madrid, donde la mayoría de los militantes respaldó con su voto a Pablo Casado. El presidente de la Comunidad, Ángel Garrido, pidió públicamente el voto para María Dolores de Cospedal, la gran derrotada del primer set del partido. Pero sus afiliados hicieron caso omiso a su sugerencia y más de la mitad apostó por el vicesecretario. Ahora, el delfín de Cristina Cifuentes se decanta por respaldar la lista más votada, la que encabeza Soraya Sáenz de Santamaría, y hacer oídos sordos a lo que quieren sus bases. En la primera votación, 4.487 afiliados del PP madrileño apostaron por Casado; 1.811 por Cospedal y únicamente 1.613 papeletas fueron a parar a la candidatura de la exvicepresidenta del Gobierno.
Ángel Garrido acompañó este domingo a la aspirante a presidenta en un acto en Coslada junto con el presidente del PP de Madrid, Pío García-Escudero y cuatro de sus consejeros: Pedro Rollán (Vicepresidente y portavoz), Engracia Hidalgo (Economía), Carlos Izquierdo (Medio Ambiente) y Jaime de los Santos (Cultura). Oficialmente, el presidente de la Comunidad evitó pedir el voto a sus compromisarios para Santamaría y aseguró que ahora es tiempo de escuchar a los dos candidatos. Pero solo el gesto de "acompañarla a ella antes que a él" indignó por "inoportuno", según diversas fuentes del partido consultadas por EL ESPAÑOL.
El PP de Madrid se quedó huérfano de referentes cuando Cristina Cifuentes dimitió de todos sus cargos por el escándalo del máster y el robo de unas cremas en un supermercado. Fue su delfín tanto en la Real Casa de Correos como en el partido quien asumió las riendas de forma interina tanto de la Comunidad como del PP. La dirección nacional discutió sobre la conveniencia de mantener o acabar con el cifuentismo, pero finalmente Rajoy apostó por mantener al menos hasta las elecciones de 2019 a Ángel Garrido al frente del Ejecutivo madrileño.
La secretaria general defendió con uñas y dientes la honorabilidad de la expresidenta de la Comunidad de Madrid e intentó convencer a Mariano Rajoy de la necesidad de mantenerla en el cargo. El presidente la apartó cuando el escándalo se hizo insoportable pero cumplió con los deseos de Cospedal de dejar a Garrido hasta las próximas elecciones. Con la salida estrepitosa del tablero de juego de Rajoy, el presidente de Madrid fue fiel a su valedora y pidió a los militantes el voto para la secretaria general.
El 'aguirrismo' en bloque apoya a Casado
Garrido, que no tiene el poder que tenía Cifuentes en el PP de Madrid, fue desautorizado por la militancia, que apoyó de forma incontestable a Casado. Afiliados de base que ahora no entienden que el aparato se decante por una candidata que las bases no quieren. "No han entendido nada. Si ganó Casado hay que apoyarle a él. Es que además Soraya fue la tercera más votada por los militantes madrileños, ni siquiera quedó segunda. Entonces, ¿no sirve de nada nuestro voto?", se quejan militantes del partido consultados por este periódico.
En Madrid, el vicesecretario de Comunicación contó con los votos en bloque del aguirrismo, un sector del PP regional con mucho poder en el partido aunque Esperanza Aguirre esté ya retirada de la política activa. De hecho, hay quien piensa que la posición pública de la expresidenta de la Comunidad de Madrid a favor de Pablo Casado ha podido provocar que Garrido se decante por la exvicepresidenta. "Es una lucha de quién sigue manteniendo más poder interno, pero no tiene ningún sentido. Aquí hay que escuchar lo que dijo las bases", pide la militancia.
De momento, ni Santamaría ni Casado tiene garantizado ser el futuro presidente del Partido Popular. En la segunda vuelta no votan los militantes inscritos, sino que decantarán la balanza hacia un lado u otro los 3.184 compromisarios que participarán en el Congreso. Personas con nombres y apellidos a los que personas afines de las dos candidaturas ya están tanteando para medir sus fuerzas antes de llegar al cónclave.
Acercar posturas
Las presiones sobre los delegados son enormes. Las dos candidaturas ya han empezado a sondear los ánimos de todas las provincias para ver qué pueden ofrecer a cambio de su respaldo. Las dos candidaturas se ven con posibilidades de vencer y por eso creen que hablar de pactar una lista unitaria es todavía muy pronto. Sin embargo, conforme la fecha del Congreso se acerque, fuentes del PP entienden que el equipo que se sienta perdedor intentará acercar posturas con el vencedor para intentar transmitir una imagen de unidad antes de la votación final.