Albert Rivera ha dado un golpe de efecto político, que es inédito por sus consecuencias en España pero también en Europa si finalmente se concreta. El líder de Ciudadanos ha impulsado la candidatura del ex primer ministro de Francia, Manuel Valls, a la alcaldía de Barcelona en las elecciones municipales de mayo del 2019. La sensación en el entorno de Rivera es que el paso que se ha dado este viernes confirmando esos contactos es irreversible. El acuerdo no está cerrado. Pero hay dos razones que hacen presagiar un desenlace feliz para las dos partes. Por un lado, Ciudadanos quiere. Por otro, Valls está dispuesto y no tiene futuro político en Francia.
Que Valls y Rivera tienen una relación cordial y hablan con regularidad era algo sabido. Pero de ahí a que el ex primer ministro francés, de origen catalán, aceptase liderar la candidatura de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona media un abismo. Rivera ha gestionado en primera persona este fichaje, que apenas conocía un reducido grupo de sus colaboradores más cercanos. Empezó como una idea general. Casi una posibilidad remota. Y poco a poco se ha ido concretando en una opción real. Rivera y Valls dieron un empujón casi definitivo en la última manifestación de Sociedad Civil en Barcelona.
"Se ha dado un paso muy importante para cerrarlo", admiten fuentes conocedoras de los pormenores de la operación.
Candidatura transnacional
Rivera ha confirmado la opción Valls en El Escorial, a las afueras de Madrid, donde Ciudadanos celebra un encuentro nacional este fin de semana. Muchos cargos altos, medios e intermedios del partido no daban crédito al anuncio, que en general ha sido muy bien recibido entre la militancia. La operación de Rivera tiene dos lecturas: una nacional y otra internacional.
En la doméstica, Ciudadanos busca con Valls una candidatura ganadora en Barcelona que sea capaz de arrebatar el ayuntamiento a Ada Colau y a las fuerzas separatistas. Y de paso apuntalar la opción del partido de cara a las generales. El ex primer ministro francés es de origen catalán y proviene del Partido Socialista. Valls ha sido uno de las figuras europeas que más se ha significado en contra del independentismo durante el golpe separatista en Cataluña. Ciudadanos fue la fuerza más votada en la ciudad de Barcelona el pasado 21-D, con casi el 24% de los votos.
"Sería poner un contrapeso real al separatismo en la capital de Cataluña. La ley electoral que beneficia a las fuerzas separatistas nos pone muy difícil la Generalitat, pero la alcaldía de Barcelona con una candidatura así es una opción de verdad", dicen fuentes de Ciudadanos. "Fija el voto de las autonómicas, araña votos al PP y el PSC y moviliza a los residentes europeos en Barcelona. Es un liderazgo global en una ciudada global".
Hay una segunda lectura, más internacional pero igual de importante. Valls lideraría la primera candidatura paneuropea de la historia de la Unión Europea. No es solo un francés aspirando a liderar una de las ciudades más importantes de España. Es que se trata de un ex primer ministro francés. El Parlamento Europeo rechazó hace sólo unas semanas las llamadas listas transnacionales -integradas por candidatos de distintos países pero agrupados bajo unas mismas siglas-. Pero es que Valls lideraría por sí mismo una lista de estas características.
Problemas y damnificados
Existen flecos en la operación. Algunos obstáculos que deben sortearse. El primero es el futuro de la actual líder de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, principal damnificada del anuncio de Rivera. Mejías, según ha sabido este diario, no conocía el ofrecimiento a Valls. Mejías no se ha pronunciado ni a favor ni en contra. Fuentes de Ciudadanos aseguran que el grupo municipal naranja en Barcelona, con cinco concejales, está actualmente muy dividido.
Los Estatutos de Ciudadanos dicen que un no afiliado necesita el permiso de la Ejecutiva para ejercer como candidato. Valls lo obtendría. Además tendría que enfrentarse a unas primarias si hubiera otro candidato. La creencia generalizada en el partido es que nadie presentaría una lista alternativa a Valls.
Para Valls la operación también entraña sus riesgos. Especialmente si no gana. Pero es que tampoco tiene demasiado que perder en Francia. El ex primer ministro es diputado en la Asamblea francesa. Dejó el socialismo y está vinculado al movimiento político del presidente de la República, Emmanuel Macron. Pero políticamente no cuenta demasiado para Macron.
Los equipos de Rivera y Macron mantienen contactos desde hace tiempo y están ideológicamente muy unidos. Sin embargo, el movimiento de Valls no era conocido en Francia, donde también está ocupando las portadas de los periódicos. Sólo en Barcelona se calcula que hay unos 40.000 franceses, de los que 20.000 tendrían derecho a voto en las municipales al estar registrados en el consulado.