El separatismo ha conseguido este domingo una de sus viejas aspiraciones: ampliar su base social incorporando a nuevos acólitos a su causa. A esa "transversalidad" en la que ya militaban de manera más o menos explícita Ada Colau, Xavier Domènech y el resto de Catalunya en Comú-Podem/Podemos se han sumado ahora las dos principales centrales sindicales catalanas, UGT y CCOO, no sin una enorme controversia entre sus bases. Camil Ros, secretario general de UGT Cataluña, ha pedido durante la marcha la libertad de los presos y la formación de un Gobierno que ponga fin al 155.
El encargado de confirmar la buena nueva (para el separatismo) ha sido el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent: "Cuando somos transversales, cuando somos plurales y nos unimos en la defensa de los derechos y la democracia, somos imparables". También Xavier Domènech se ha felicitado por el ingreso de UGT y CCOO en las filas del separatismo: "La movilización transversal es el camino para recuperar los derechos y libertades". Transversalidad ha sido, en definitiva, la palabra fetiche de la jornada.
Está por ver que los sindicatos UGT y CCOO puedan sobrevivir a ese beso de la muerte que es la alianza con los separatistas. Un beso de la muerte que ya ha herido, con diferentes niveles de daño, a Podemos, el PSC, Ada Colau o a entidades y asociaciones civiles y profesionales catalanas de todo tipo. Jordi Sànchez, Marta Rovira o Raül Romeva no han tardado en mostrar su apoyo a la manifestación en Twitter.
Trescientas quince mil personas, según la Guardia Urbana, o hasta setecientas cincuenta mil, según la organización, han marchado por la avenida del Paralelo de Barcelona para reclamar la libertad de los políticos y líderes sociales presos, y la vuelta de los prófugos del procés separatista (entre ellos Carles Puigdemont, Marta Rovira, Anna Gabriel o la consejera Clara Ponsatí). De forma secundaria, aunque con la intención evidente de establecer paralelismos históricos, la manifestación ha servido también para reivindicar la memoria de los represaliados por el franquismo.
Seis meses presos
Mañana lunes se cumplen seis meses desde que Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, presidentes de la ANC y Òmnium Cultural, ingresaron en prisión por orden de la jueza Lamela acusados de promover el acoso contra la Guardia Civil el 20 de septiembre. A ellos les siguieron los consejeros del Gobierno catalán que participaron en el golpe de Estado de los meses de septiembre y octubre. Los que no se presentaron frente a la Justicia huyeron a Escocia, Bélgica, Suiza o Alemania, donde aguardan a que la justicia local decida sobre sus peticiones de extradición.
La marcha había sido convocada por la plataforma Espacio Democrático y Convivencia, en realidad una amalgama de las asociaciones civiles separatistas ANC y Òmnium Cultural y de las delegaciones catalanas de los sindicatos UGT y CCOO, a las que se han unido otras entidades y asociaciones nacionalistas.
Aunque la intención de los ideólogos de la manifestación ha sido desvincular, al menos estéticamente, a los partidos nacionalistas (ERC, JxCAT, la CUP y Catalunya en Comú-Podem/Podemos) de la convocatoria, muchos de sus líderes han asistido a título personal: Joan Tardà de ERC, Marta Pascal y Artur Mas del PDeCAT, Vidal Aragonés y Carles Riera de la CUP, o Xavier Domènech, de Catalunya en Comú-Podem/Podemos, entre muchos otros.
A la manifestación, que ha recorrido la avenida Paralelo de Barcelona desde la plaza España hasta el parque de las Tres Chimeneas (a unos 1.500 metros), se han sumado casi mil autocares procedentes de toda Cataluña. Los manifestantes han llegado a cortar la Gran Vía a su paso por plaza de España, una de las principales vías de entrada a Barcelona junto con la avenida Diagonal y la avenida Meridiana.
La Guardia Urbana de Barcelona se ha limitado a constatar la evidencia y a desviar el tráfico hacia otras vías secundarias, mientras cientos de coches quedaban atrapados en los alrededores del Paralelo por la imprevisión de las autoridades municipales.
Durante la marcha, convocada bajo el lema Por los derechos y las libertades, por la democracia y la cohesión, ¡os queremos en casa! y se han podido ver, además de los habituales lazos amarillos y caretas de Carles Puigdemont, muchas banderas alemanas, escocesas y belgas. Cuarenta y dos agrupaciones de castelleres han levantado castillos a ambos lados de la avenida Paralelo. También se han podido ver a lo largo del recorrido reproducciones de cuadros clásicos como La carga, de Ramón Casas, o fotografías de los grises apaleando a manifestantes durante la Transición.
Más allá del objetivo principal de la manifestación -escenificar la ampliación de la base social del separatismo con la suma a la causa de UGT y CCOO- Carles Puigdemont ha aprovechado el éxito de la marcha para su lucha particular: la internacionalización del "conflicto" y la conversión de su proceso de extradición en un problema europeo. De ahí el mensaje en alemán e inglés que el expresidente fugado ha colgado a media mañana en su perfil de Twitter. "Una vez más, una manifestación cívica y democrática. Cataluña reclama libertad. Somos ciudadanos europeos que queremos vivir en paz, en libertad y sin miedo".