Felipe VI reclamará una solución para Gibraltar en el Parlamento británico. El rey incluirá el futuro del Peñón, en el contexto de las negociaciones del brexit, en su discurso ante los diputados de las dos cámaras (Comunes y Lores) reunidos en sesión conjunta. En el mismo foro, hace más de 30 años, su padre hizo la misma petición. Juan Carlos I calificó entonces Gibraltar como el "único problema" entre el Reino Unido y España.
Los reyes inician este martes una visita de Estado histórica al Reino Unido por su importancia en términos políticos y económicos, pero también por el contexto en el que se produce. Al igual que ocurrió con su viaje a Arabia Saudí, la visita de Felipe VI y la reina Letizia a Londres había sido cancelada en dos ocasiones. La primera se aplazó por la situación política en España, la segunda por el adelanto electoral en Gran Bretaña.
Seis discursos en tres días
Felipe VI realizará seis discursos en tres días de visita, que incluirá toda la pompa y el boato que sólo es capaz de desplegar la Corona británica. Los más importantes serán ante la reina Isabel II en la cena de gala del Palacio de Buckingham, a la que asistirá la familia real inglesa al completo, y el del Parlamento. Las entrevistas de más peso político serán, por un lado, el almuerzo con la primera ministra Theresa May y, por otro, la reunión con el príncipe heredero Carlos de Inglaterra en su residencia de Clarence House.
Las autoridades británicas dan por descontada la referencia a Gibraltar y recuerdan que Juan Carlos I ya la hizo en 1986. En encuentro con periodistas la pasada semana, el embajador británico en España, Simon Manley, subrayó que las relaciones entre los dos países son excelentes. Sobre Gibraltar, precisó que las posturas son de sobra conocidas. Mientras España mantiene su oferta de cosoberanía, el Reino Unido dice que no tomará decisión alguna sin contar con el pueblo gibraltareño.
La soberanía de Gibraltar enfrenta a España y Reino Unido desde hace siglos. Pero media un abismo entre el discurso de Juan Carlos y el que realizará Felipe. Hace 30 años, España era un país que daba sus primeros pasos en la Unión Europea. Mientras que ahora es Gran Bretaña quien ha iniciado su salida del bloque tras el referéndum brexit.
Bruselas y Londres apenas están dando los primeros pasos de unas complejas negociaciones para desmontar la maraña de relaciones que unen a las dos partes. El proceso durará al menos dos años. La diplomacia española ha conseguido que Gibraltar sea parte esencial de la negociación. Los líderes europeos no sólo han rechazado el estatus especial que reclamaba Gibraltar, sino que además han otorgado a España poder de veto en cualquier decisión sobre las relaciones futuras entre la Unión Europea y el Peñón, incluido en lo que se refiere a la frontera.
El 'héroe del monopatín'
Manley también dijo que la figura de Ignacio Echeverría, asesinado en el atentado yihadista de Londres hace un mes, estará presente durante toda la visita. El español murió apuñalado mientras trataba de golpear con su monopatín a uno de los terroristas. El embajador, que también se reunió con su familia, dijo que la valentía de Echeverría es una inspiración para todos los londinenses y así quedará reconocido por las autoridades británicas en este viaje.
Manley no habló de un homenaje concreto, pero sí de una presencia permanente de su figura. El rey tiene previsto realizar un homenaje a los caídos en la abadía de Westminster, donde es probable que honre también la memoria de Echeverría.
Además de la seguridad y temas comerciales, otro de los asuntos de la agenda bilateral será la situación de empresas y ciudadanos en el escenario postbrexit. Hay unos 300.000 británicos que residen habitualmente en España y al menos 200.000 españoles que viven en el Reino Unido. Londres y Bruselas han dicho que uno de los elementos primordiales de la negociación es resolver el futuro de las personas. Y aunque han trascendido algunas fórmulas (documento de residencia o incluso nacionalidad), la solución todavía no está clara. Algunas voces acusan ya a May de plantear una pesadilla burocrática a los europeos que deseen permanecer en Gran Bretaña.