Los correos robados en 2001 a Jordi Pujol Ferrusola contenían información sobre el ex director del Centro Nacional de Inteligencia Jesús del Olmo, sobre el hermano del ex ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba "y sobre otras personas relacionadas con la clase política catalana". Así al menos lo asegura ante el juez el ex Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía Nacional, Eugenio Pino, que en un escrito de dos folios remitido el pasado 3 de noviembre, intenta explicar al magistrado de la Audiencia Nacional José de la Mata la procedencia de los correos que han contaminado la investigación.
Según el responsable policial, "a finales de 2012 o principios de 2013, sin poder precisar el mes, con ocasión de la práctica de unas diligencias incoadas por un juzgado de Barcelona, encomendé a la Unidad de Asuntos Internos [...] que el comisario principal jefe de dicha unidad, Marcelino Martín-Blas llevase a cabo las actuaciones que procediesen. Esa actuación -prosigue Pino en referencia a lo que se denominó dentro de su equipo como la 'Operación Mago'- dio origen a una colaboración/información voluntaria de dos agentes de la agencia de investigación Método 3, de los que puedo explicar únicamente que uno de ellos se llama Tamarit".
En el punto clave de su declaración, el alto responsable mantiene que fueron estos dos detectives quienes le entregaron el pendrive con correos electrónicos sobre los negocios de la familia Pujol. El mismo alijo documental sobre el que ahora la Audiencia Nacional intenta determinar su procedencia, y que -tal y como publicó ayer EL ESPAÑOL- procede de una filtración realizada en 2001 y puesta a la venta entre la case empresarial catalana.
Pino refleja en su escrito al juez De la Mata que "según lo que me explicó en su día el referido comisario de la UAI (en referencia a Martín-Blas) aquellos le entregaron un dispositivo usb, concretamente un pendrive, que al parecer contenía información sobre ciertas actividades de dudosa legalidad". Sin embargo, la versión del mando policial no concuerda con la aportada a EL ESPAÑOL por los dos detectives de Método 3 mencionados por Pino. Al contrario de lo declarado por el ex DAO, ambos mantienen que fue la propia Policía quien les mostró a ellos los correos electrónicos para saber si podían aportar datos de su procedencia. Y que confirmarán esta versión si son llamados a declarar por la Audiencia Nacional.
Tal y como informó ayer EL ESPAÑOL, la filtración de los correos en 2001 se enmarca en una guerra empresarial en Cataluña por el control de las licencias del juego y tuvo como protagonista a un empresario local, que llegó a ofertar la información al mejor postor por 300.000 euros.
Datos para el CNI
En su escrito a De la Mata, el ex alto mando policial se extiende en su explicación sobre el pendrive y constata que los datos obtenidos por su equipo contenían información encriptada "de forma compleja", en la que existían referencias "a quien fuera director del Centro Nacional de Inteligencia, General [Jesús] Del Olmo, al hermano del ex ministro del Interior -Sr. Rubalcaba- y a otras personas relacionadas con la clase política de Cataluña, por lo que dispuse que se entregase una copia al "Centro Nacional de Inteligencia, a la Comisaría General de la Policía Judicial (UDEF) y a la Comisaría General de Información". Consultado el servicio secreto sobre esta versión, explica que "no hay nada mejor que citar al CNI para dignificar una mentira".
Además de los datos aportados por Pino, el pendrive apócrifo de la UDEF contiene información contable sobre varias operaciones que los agentes ya rastreaban desde hace meses Eso provocó que los agentes encargados del caso elaboraran un informe el pasado mes de junio. Y abrió la duda del juez sobre los documentos que sostenían el trabajo policial. Desde entonces, De la Mata intenta determinar sin éxito la cadena de custodia y la auténtica procedencia de los datos, para comprobar que no se han obtebido de forma ilegal y que no contaminan, por tanto, la investigación.
En su escrito, Eugenio Pino asegura que la colaboración entre los empleados de Método 3 y la brigada de Inteligencia bajo su mando se fraguó por una "venganza" tras una deuda laboral de 200.000 euros. Y mantiene además que, según le relató el comisario Martín-Blas, "los detectives accedían [a estos correos] por medio de un servidor en la nube en Reino Unido y que el expresident de la Generalitat de Cataluña había pagado anteriormente 700.000 euros al director de la agencia de investigación Método 3 por la misma, ignorando si esto es cierto". En declaraciones a este diario, el responsable de la citada agencia de detectives ha negado de forma taxativa tanto el pago procedente de la familia Pujol como cualquier relación con el hackeo y posterior filtración de los datos confidenciales.