"¡Todo el mundo quiere saber lo que va a pasar el sábado!". Pedro Sánchez paseaba este jueves por la Carrera de San Jerónimo, la calle del Congreso de los Diputados, tras comer con dos parlamentarios que defienden el "no" a Mariano Rajoy: José Luis Ábalos (Valencia) y Sofía Hernanz (Baleares).
Unos reporteros lo interceptaron y uno de ellos le pidió alguna aclaración sobre qué hará dentro de dos días, la jornada de la crucial votación en la que el grupo socialista debe abstenerse si quiere cumplir con el mandato del Comité Federal. "Responderé con hechos". "El sábado lo sabréis". Sánchez mantiene el misterio.
Este periódico habló a lo largo del jueves con varias decenas de diputados socialistas. Todos aseguran que Sánchez aún no tiene una decisión definitiva. "Se está reuniendo con muchos de nosotros y cada uno le decimos una cosa distinta", dice un parlamentario de su estricto círculo de confianza.
Las tres opciones de Sánchez
Su entorno da por hecho que no se abstendrá, pero aún tiene tres opciones: renunciar a su acta de diputado para no desobedecer al Comité Federal del partido que dirigió, no aparecer por el Congreso el sábado o bien llevar hasta el final su pulso y votar "no". Si atendemos a los precedentes, Sánchez optaría por la última opción, pero no pocas voces creen que si vota en contra de su propio partido no podría aspirar a liderarlo presentándose a las primarias a la secretaría general dentro de unos meses.
En el patio del Congreso y a través de innumerables whatsapps, los diputados navegaron en medio de varias corrientes. Por una parte, entre los partidarios del "no" hay un hondo malestar con Antonio Hernando, hasta ahora uno de los suyos. Es el único del equipo de Sánchez que ha conservado el puesto y como portavoz del Congreso dio la réplica a Rajoy. Entre otras cosas, dijo que un Gobierno alternativo era un "brindis al sol" y que unas terceras elecciones sólo servirían para acallar las conciencias de algunos en su partido. "No engañemos a la gente", pidió ante la falta de aplausos de una parte de su grupo, Sánchez incluido.
"Un ejemplo de esquizofrenia"
"Es un ejemplo de esquizofrenia, un discurso de locos", razonaba un diputado crítico. "Menudo papelón. Era un discurso para votar 'no'", decía otro. "Se ha comportado como un mercenario", lamentaba un tercero.
Por otra parte, la presión de la gestora y algunos barones territoriales parece haber logrado el efecto contrario al pretendido. El comunicado donde el equipo de Javier Fernández acusaba al PSC de una "ruptura unilateral" de la unidad y las alusiones, más o menos veladas, a represalias para los que voten "no" han colmado incluso la paciencia de algunos que pretendían respetar la disciplina de voto. La reunión del grupo parlamentario de este miércoles, donde los críticos volvieron a pedir la abstención mínima (de los 11 imprescindibles y no de los 84) terminó en frustración. Hasta ahora, no hay ningún indicio de que la gestora relaje los términos de una abstención en bloque que ya no existe más que en sus deseos expresados en público.
"Ahora tengo mis dudas"
"Yo iba a respetar la disciplina, pero ahora ya tengo mis dudas", explicaba una diputada. "Todavía no me han sabido explicar la ventaja estratégica de que todos nos abstengamos cuando a Rajoy sólo le hacen falta 11", según ella. "Yo ya no sé qué hacer", explicaba otro, que se había manifestado en público a favor de respetar la decisión del Comité. "Lo decidiré el sábado. Depende de mi federación y de muchos más factores".
Entre los demás factores está la postura del propio Sánchez. "No es lo mismo que él vote "no" a que renuncie al acta", explica. El exsecretario general conserva un poder de arrastre determinante que podría hacer que se decidan los dudosos.
En la lista de los que sin duda votarán "no" están los siete diputados del PSC, las tres independientes (una de ellas, Margarita Robles, diputada por Madrid), los dos baleares (Pere Joan Pons lo anunció el jueves en una entrevista en EL ESPAÑOL), Odón Elorza (Gupúzcoa) y Susana Sumelzo (Zaragoza), que también explicó su decisión en este diario. Podrían sumársele algún diputado castellano leonés y otros tres están dudando. Además del propio Sánchez, que sigue siendo una incógnita.
"Esto va sobre lo de después"
"No te equivoques. Esto ya no va sobre la investidura sino sobre lo que viene después. Parece que desde la gestora lo que se quiere no es que nos abstengamos sino eliminarnos", explicaba uno de los cercanos a Sánchez. "Y aquí todos están pensando ya en cómo esto determina el congreso", según él. No es lo mismo presentarse ante la militancia tras haber resistido la presión para abstenerse. No es lo mismo para Sánchez, si decide encabezar de nuevo una candidatura, lo que hagan miembros de su equipo que asumir sin ser arropado el sábado el coste de mantenerse firme en el "no".
Sin embargo, algunos miembros de su equipo anunciaron hace días que ellos asumirán la disciplina de partido. Entre ellos están César Luena, su exnúmero dos, y Patxi López, a quienes algunos ya ven en sintonía y haciendo sondeos para ver si pueden capitalizar la corriente de apoyo de la que goza Sánchez en favor de un liderazgo distinto.
"Media docena de reuniones informales"
"Hoy ha habido media docena de reuniones más o menos informales en el Congreso y nos salen cerca de 20", explica uno de los diputados del "no".
Mientras, los diputados que defienden la abstención han tratado de templar gaitas. "No creo que haya represalias. Si acaso la multa habitual [600 euros], pero dudo que expulsiones del grupo. ¿De qué serviría?"
"El mejor castigo es no aplicar ninguno para que no justificarlos en su conducta", explicaba otro diputado. "Aquí lo que hay son muchas viudas. A ellas hay que darles el pésame y un abrazo, pero nada más", decía en referencia a Sánchez, el supuesto difunto. "Pero el mejor castigo es que no repitan en las listas cuando esto [la legislatura] se acabe en dos o tres años", razonaba.
Los diputados próximos a la gestora y a Susana Díaz han decidido bajar el suflé y evitan las advertencias o los mensajes duros, conscientes de que todas las presiones trasladadas hasta ahora, lejos de surtir efecto, han sido contraproducentes.