Del plasma al palacete: después de evitar a los periodistas en Galicia, Mariano Rajoy reunió este miércoles a la mitad de su gabinete en Madrid torno al libro de Luis de Guindos para “acabar con el ruido y ponerse a trabajar en lo que importa”. Sobre el acto en la Fundación Rafael del Pino planeó el fantasma de Rita Barberá, cuya dimisión en diferido comunicó el PP cuando los coches oficiales de cristales tintados ya empezaban a agolparse en el último palacete privado del paseo de la Castellana.
Sorayistas capitaneados por la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría, Iñigo Méndez de Vigo (Educación) e Isabel Tejerina (Agricultura) y miembros del semiextinto G8- José Manuel García-Margallo (Exteriores) y Alberto Fernández Díaz (Interior) se sentaron (por separado) para arropar con más o menos énfasis al ministro de Economía, que aún se recupera de las heridas infligidas por toda la oposición el día anterior en el Congreso por el caso Soria.
“Es hora de acabar con el ruido y de ponerse a las cosas que importan, que decía Ortega. A la seguridad, a la economía y al empleo, por ejemplo”, señaló Rajoy después de que la anfitriona del acto, María del Pino, advirtiera de que no se aceptarían preguntas al terminar la presentación del libro La España amenazada. De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento” (Editorial Península).
Este miércoles fue otro día duro para el PP. Rajoy, pálido y con aspecto cansado, llevaba impresa en su cara las tensiones vividas desde que el martes el Tribunal Supremo encontró motivos para investigar a Barberá. Conseguir que se moviera, mínimamente, fue difícil. “Hemos pedido lo que hemos podido pedir”, señalaron fuentes del PP después de una larguísima jornada en el se sucedieron las horas sin noticias de la senadora. Ante el silencio de Rajoy hablaron otros. Como Margallo, que destacó en Radio Nacional de España la “entrañable amistad” que une a Rajoy a Barberá.
La presentación del libro duró poco y fue bastante fría. Un canto al bienhacer del PP durante la crisis económica. “El rescate bancario fue el gran muro de contención que evitó que España tuviera que pedir ayuda como Grecia. La rapidez y la contundencia con la se actuó evitó el rescate completo”, explicó Guindos, que preparó la alfombra a Rajoy: “No tenemos que pensar que todo está hecho. Hay que conseguir que el nivel de renta sea el mismo que el de antes de la crisis. Y que España tenga 20 millones de personas trabajando. España no se puede permitir tirar por la borda el esfuerzo realizado. Si no somos capaces de salir del atolladero podemos volver a 2012. Espero que al final se imponga la cordura y tengamos Gobierno presidido por Mariano Rajoy”.
“No fue fácil ni cómodo"
Rajoy recogió el guante y recordó lo “duros” que fueron esos años:“No fue fácil ni cómodo. No tuvimos ayudas ni dentro ni fuera”. El presidente en funciones rememoró la reunión del G20 en Los Cabos (México) “entre sofocos ambientales y sofocos financieros” cuando España era la gran preocupación de Europa y la dos años después en Australia cuando ya era “una historia de éxito”.
“Por eso esta historia merecía ser contada. Atrapará al que no esté interesado en el chismorreo o los asuntos menores, tan en boga como ustedes saben en los tiempos en los que vivimos”, señaló Rajoy, que habló sobre todo de las “frivolidades” de los que no permiten que en España haya un Gobierno después de hacer un heroico relato de lo logrado por él y por su partido en los años de la crisis cuando sólo había en España “una letanía de pésimas noticias económicas”.
A partir de ahí, advirtió del “coste claro de la ausencia de Gobierno” y también de la posibilidad de que haya “un mal Gobierno” que liquide las políticas descritas por Guindos en su libro en el que, según Rajoy, “el lector sentirá la angustia, el sufrimiento y el desazón” que ellos sintieron esos años: “Porque aunque algunos no se lo crean, los políticos también somos personas y tenemos sentimientos, como todos”.
Pedro Sánchez acaparó el final de su presentación. “Una persona no puede vivir en la adolescencia permanentemente”, advirtió antes de concluir: “España no puede seguir bloqueada por el que no quiere admitir su derrota. El señor Sánchez parece decidido a llevarnos a unas terceras elecciones. España necesita sentido común”.
El culpable director del gran acto fue Ramón Perelló, el veterano editor-periodista que persiguió a De Guindos desde diciembre de 2011. En su haber tiene a los ex de la política que se lanzan a escribir memorias: José Bono, José María Aznar, Felipe González (con Miquel Roca), Alfonso Guerra, Jordi Pujol o José Antonio Ardanza. Así desde que empezó con las de Federico de Carvajal, presidente del Congreso de los Diputados. El pasado enero, Guindos por fin cayó en sus redes: “En aquellas fechas no pensé que cuando se presentara el libro íbamos a seguir con un Gobierno en funciones”. No era el único.