Fuerzas especiales de asalto del FSB ruso irrumpieron hace una semana en una opulenta vivienda a las afueras de Moscú para detener a uno de los capos mafiosos más correosos del mundo. Su nombre es Zakhar Knyazevich Kalashov, un 'vor zakonen' (ladrón en ley) rebautizado entre los suyos como 'Shakro el Joven'. Esta nueva caída del líder de la mafia georgiana llega menos de dos años después de su expulsión de España, donde permaneció preso durante ocho años, la mayor parte del tiempo en régimen de aislamiento.
La detención de Kalashov por parte de la Policía Nacional española fue un hito en la lucha contra el crimen organizado internacional, un reto a priori imposible por el poder que atesoraba el personaje, con influencias incluso a nivel político en varios países, según recuerda a El ESPAÑOL uno de los agentes encargados de darle caza. Fue en el marco de la denominada 'operación Avispa'. En 2005, la Policía Nacional llevó a cabo una treintena de arrestos en Barcelona, Alicante y Málaga, pero el escurridizo líder de la banda logró escapar.
Hubo que esperar al año siguiente, cuando los investigadores de la Policía dieron con su rastro en Dubai. El final de la escapada para Kalashov llegó tras una noche de fiesta en un lujoso hotel del emirato árabe pagada por el capo de otra banda mafiosa. A la salida, a altas horas de la madrugada, la Policía le estaba esperando. Unas semanas después estaba en un avión rumbo a España a petición de la Audiencia Nacional.
‘Shakro el Joven’
Diez años después de aquella última detención 'Shakro el Joven' ha vuelto a caer, en este caso acusado de extorsionar grandes sumas de dinero al dueño de un restaurante moscovita situado en la calle Rochdelskaya. El 14 de diciembre ese fue el escenario de un tiroteo en el que murieron dos personas y cinco resultaron heridas. El resultado de las pesquisas abiertas tras el incidente llevó hasta el líder mafioso.
Kalashov fue arrestado el pasado 11 de julio y en el registro de su casa encontraron dos pistolas y una granada de mano. Los investigadores de la Policía Nacional que en su día tuvieron a este ‘ladrón en ley’ como su principal objetivo han sido informados extraoficialmente por sus colegas rusos con los que en su día trabajaron mano a mano para detenerle.
Estos investigadores asumieron con resignación la expulsión de Kalashov a Rusia para quedar en libertad unos meses antes de terminar de cumplir condena en España. Recuerdan estos policías que la estancia en prisión del capo no impidió que siguiese dirigiendo su organización. Para tratar de impedirlo, el Ministerio del Interior le cambió varias veces de cárcel. El centro penitenciario de Estremera (Madrid) fue su último destino.
Los responsables policiales de la lucha contra el crimen organizado de aquellos años recuerdan que en el año 2011 varios servicios de inteligencia internacionales se pusieron en contacto con España para preguntar por Kalashov. Su interés se debía a que los principales capos de las familias de la mafia rusa le habían designado como su líder tras una reunión al más alto nivel. Tanto desde España como desde los servicios de inteligencia se mostraron sorprendidos al constatar que el también llamado ‘Shakro el kurdo’, seguía recluido.
Líder desde prisión
Las fuentes policiales consultadas explican que durante varios años se valió de su primer abogado, Oleg Vorontsov, para seguir transmitiendo sus órdenes más allá de los muros de la prisión. Este letrado finalmente también acabó siendo detenido en la segunda fase de la 'Operación Avispa' en noviembre de 2006. Además, Kalashov era capaz de hacerse con artilugios tecnológicos hasta el momento inéditos en España como un reloj que se le incautó en su celda que le permitía comunicar con el exterior.
Desde 1980 tiene el título mafioso de 'Vor zakonen' otorgado por los líderes de las principales organizaciones criminales tras una ceremonia en la que se sigue un ritual determinado. Durante el juicio seguido contra él en España, la Fiscalía destacó que disponía de una tarjeta de crédito elaborada con titanio cuyas condiciones previas en Estados Unidos requerían gastar al año más de 200.000 euros. Aprendió español en prisión.
Los expertos en mafia rusa de la Policía Nacional relacionaron el ascenso de Kalashov con la caída del también georgiano Aslan Usoyan, 'El abuelo Hassan', quien en 2010 ya había sobrevivido a un intento de asesinato. Finalmente murió en enero de 2013 después de recibir el disparo de un francotirador cuando salía de un restaurante. Kalashov mantenía, al menos entonces, un estrecho contacto con otros importantes jefes de grupos criminales rusos, como la Solnsevskaya, la Bratkskay, la Ismailovskaya y otros clanes que comenzaron sus actividades durante la extinta Unión Soviética.
Dice sentirse ruso
Pese a su origen georgiano, Kalashov dice sentirse ruso, una característica general de los integrantes de la mafia georgiana, que además tienen sus principales actividades en Moscú o San Petersburgo, por lo que en este caso decir Kalashov es decir mafia rusa, dicen los investigadores. Apuntan que este capo mafioso siempre quiso ser entregado a Rusia y no a Georgia, donde desde 2006 le espera otra condena de 18 años de cárcel por asesinato.
Según la Justicia georgiana, poco antes de su arresto en Dubai en abril de 2006, Kalashov llamó al entonces subdirector del Segundo Servicio de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado del Departamento de operaciones especiales del Ministerio del Interior de Georgia, Giorgi Tchakhnashvili, para exigirle que los Cuerpos de Seguridad del Estado abandonaran la lucha contra los ladrones en ley, bajo la amenaza de que de no hacerlo, bajo su liderazgo y con la participación de otros ladrones en ley, el mundo criminal entero se uniría contra los Cuerpos de Seguridad del Estado georgiano.
Actividades en España
Su red desarticulada en España en 2005 estaba creando infraestructuras comerciales y financieras, con la constitución de un importante número de sociedades patrimoniales. En concreto, compraba bares, cadenas de restaurantes y coches de gran cilindrada para blanquear dinero procedente de actividades ilícitas realizadas en su país.
En 2010 fue condenado a siete años y medio de cárcel por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que también le impuso una multa de 20 millones de euros por un delito continuado de blanqueo de capitales, pero le absolvió del delito de asociación ilícita. El Tribunal Supremo corrigió esta valoración y aumentó su pena a nueve años al considerar probada su condición de dirigente de la organización.
Exceptuando un periodo entre marzo y junio de 2010 que permaneció en libertad provisional hasta que volvió a ser arrestado en Marbella (Málaga), Kalashov permaneció preso ocho años hasta que fue trasladado a Rusia, como era su deseo.