Valencia

Marcos Benavent, el autodenominado 'yonqui del dinero' que impulsa desde hace años el llamado caso Taula, dice ahora que manipuló las 10 horas de grabaciones a responsables del PP que  él mismo realizó y que originaron la investigación. En un giro de 180 grados, reniega de unos audios que lleva validado durante años y pide su nulidad.

Así lo explicó este miércoles Juan Carlos Navarro, el nuevo abogado del exgerente de la empresa pública Imelsa en tiempos del PP, tras declarar este último a petición propia en el Juzgado de Instrucción número 18 de Valencia.

La nueva defensa del acusado, que colaboraba hasta ahora con la Justicia en esta causa, trata de desmontarla atacando a la base de la misma: las conversaciones que su exsuegro aportó al juzgado y que daba hasta ahora por fidedignas.

En concreto, el letrado expuso este miércoles que su representado ha pedido la nulidad sobre la base de tres factores. En primer lugar, que las grabaciones fueron manipuladas tanto por él como por Mariano López, el padre de su exmujer.

Manifestó al respecto que indujo a que se produjeran dichas conversaciones y que, además, las editó posteriormente junto a López. En dichos audios se aludía a prácticas ilegales relacionadas con varias administraciones públicas como la Diputación de Valencia, de la que dependía Imelsa.

En segundo lugar, Benavent aseguró en el juzgado que se rompió la cadena de custodia de las mismas, según expuso su letrado a los periodistas al término de la declaración.

Por último, puso también bajo sospecha el registro realizado en el despacho de su anterior abogado, en el que se obtuvieron pruebas determinantes para el caso y también un documento que dio origen a la investigación del caso Erial, que afecta al exministro y expresidente valenciano Eduardo Zaplana.

Según el sumario de esta última causa, la Guardia Civil halló en dichas oficinas documentación que correspondía a operaciones ajenas al Caso Taula pero indiciariamente delictivas. La Benemérita interrogó entonces a Benavent, que explicó que esos papeles se los había dado previamente un colaborador sirio del CNI.

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