La Fábrica de Artillería de Sevilla alberga una exposición que va más allá de la poesía de los Machado. En ella, Alfonso Guerra, su comisario, también se reencuentra con su infancia. Guerra regresa al edificio donde creció rodeado de una familia numerosa y de ideales, los mismos que, junto con el amor por la literatura, lo empujaron a dedicarse a la política.
Ahora, a sus 84 años, se despoja del peso del poder para reivindicar a Antonio y Manuel Machado como poetas fundamentales de la identidad española. La exposición incluye más de 200 objetos personales que trazan un recorrido histórico y emocional, desde los manuscritos de los poetas hasta el salvoconducto de Manuel, con el que cruzó la frontera a Colliure.
En la entrevista, Guerra se abre a sus recuerdos y cuenta cómo los versos de Antonio lo llevaron al socialismo y, finalmente, a un compromiso político que no siempre fue su primer destino. Habla de cómo fue creciendo su admiración también hacia Manuel, cuyo legado defiende con la misma firmeza. "Jamás estuvieron enfrentados", afirma, desmintiendo así el mito de las "dos Españas" a través de los hermanos. En esta exposición, Guerra nos invita a mirar el lado más humano de los Machado y, con él, las complejidades de una época que sigue marcando a la España actual.
Para Guerra, la exposición es también una mirada a sus propios principios, sus primeras lecturas y su compromiso con una España que buscaba definirse. En sus palabras y en la de los objetos que expone, como el abrecartas de Antonio o las cartas de Manuel, se revela una vida entrelazada con el destino de un país y su historia, que los Machado supieron capturar en sus versos, y que Guerra, desde la distancia del tiempo, intenta honrar.