Una mujer de nacionalidad holandesa acaba de ser detenida por las autoridades de los Países Bajos por su presunta participación en la financiación y preparación del atentado perpetrado el pasado 9 de noviembre contra Alejo Vidal-Quadras.
Según informa la Policía Nacional, ha sido detenida gracias a una Orden Europea de Detención (OEDE) emitida por España.
Ha sido localizada en ese país por las autoridades policiales, a petición de la Comisaría General de Información (CGI).
Esta última mujer se convierte en la quinta detención que se realiza en el marco de la investigación del atentado perpetrado en Madrid. El rompecabezas ya se va completando, pero todavía faltan al menos otras dos personas por ser arrestadas, fugadas de la acción de la justicia.
Los cuatro primeros son todos jóvenes, de entre 20 y 30 años de edad. El pasado mes de enero, la Policía Nacional logró localizar y detener en la frontera de Colombia a Greg Oliver Higuera Marcano, alias Makia. Ese era el cuarto arrestado. Ese joven fue quien consiguió la motocicleta que emplearía el sicario que disparó al político.
El segundo de los detenidos se llamaba Adrián, un joven que fue detenido en Málaga en los primeros compases de la investigación. Fue él quien compró la moto y la inscribió a su nombre a petición del último detenido, aunque declaró ante el juez que no era consciente de qué uso se le iba a dar a la motocicleta.
Los otros dos arrestados son Naraya Gómez Mala, un chií residente en Lanjarón (Granada).
Según los investigadores, Naraya participó tanto en la preparación del ataque como en los seguimientos al político. También colaboró en la huida. Su novia fue detenida en un primer momento también, pero posteriormente se la dejó en libertad provisional.
Tan solo faltan dos piezas en el rompecabezas de un ataque cuyos autores no lograron consumar. El primero de ellos es Mehrez Ayari, el sicario de nacionalidad tunecina y francesa que huyó de España nada más perpetrar el crimen. Nadie logró encontrarlo. El segundo es un hombre que responde al nombre de Sami Bekal, el presunto cabecilla de este grupo criminal. Bekal huyó a Marruecos 24 horas antes de que Vidal-Quadras fuese atacado a las puertas de su casa en el centro de Madrid.
Los hechos
Conforme se van conociendo más detalles y la Policía Nacional logra detener a más integrantes de la trama se han ido despejando algunas incógnitas y apareciendo otras. Los múltiples errores en la ejecución del asesinato por encargo, como adelantaban fuentes policiales a EL ESPAÑOL, alejaban de la autoría del crimen a grupos de sicarios profesionales.
El primero de esos errores descubiertos por la Comisaría General de Información fue la aparición de la motocicleta del sicario, calcinada la misma tarde del crimen en un polígono industrial de Fuenlabrada.
Al intentar deshacerse de ella, quienes organizaron el crimen se olvidaron de quemar por completo el número de serie del vehículo. Ese dato sirvió para empezar a deshacer la madeja. En un primer momento el juez Francisco de Jorge, del Juzgado de Instrucción Nº5 de la Audiencia Nacional, asumió esta investigación al poder tratarse de un delito de terrorismo. Desde el principio se valoró la posibilidad de que una organización relacionada con el régimen iraní estuviera tras el atentado.
El mismo Vidal-Quadras se lo dijo a la Policía en la ambulancia que le trasladó al hospital en el que le atendieron, nada más sufrir el ataque. No lo había denunciado, pero durante los meses anteriores había sido objeto de amenazas públicas por parte del régimen de los ayatolás, debido a su papel como letrado y a sus relaciones con la oposición de quienes gobiernan con mano de hierro ese país.
Por eso desde el primer momento la Comisaría General de Información tuvo entre ceja y ceja la hipótesis iraní como una de las principales vías de investigación. Esa tesis sigue presente en las pesquisas, pero no destaca sobre otras hipótesis como la principal teoría de lo ocurrido. La gran cantidad de errores y la nula profesionalidad de los implicados indicaría un trabajo menos cuidadoso y planificado que el que podrían orquestar agentes del Vevak, el Ministerio de Inteligencia y Seguridad Nacional de Irán.
Las fuentes consultadas señalan que la pista de Irán, pese a todo, seguía siendo una de las principales del caso. Hasta el momento sí ha quedado acreditada la implicación de los tres hombres detenidos hasta la fecha en lo ocurrido, al proporcionar al autor material de los mismos el apoyo logístico necesario para llevar a cabo la acción. Solo uno de ellos, Naraya Gómez, continúa en prisión.
Lo que todavía no se ha logrado desentrañar es quién encargó este asesinato a un grupo de veinteañeros de vidas aparentemente despreocupadas, de las que ofrecían todo tipo de detalles en sus redes sociales. Y tampoco se sabe para qué.