Memorias incompletas de la investigación del 11-M El magistrado Javier Gómez Bermúdez, durante el juicio del 11-M.

El magistrado Javier Gómez Bermúdez, durante el juicio del 11-M. EFE/Diseño: Arte EE

España 20 AÑOS DEL 11-M

El fallido juicio del 11-M / Memoria incompleta de la investigación del 11-M (V)

"Después de la aparición del DNT y la nitroglicerina, al tribunal le iba a resultar muy difícil asumir que el atentado se cometió con la Goma 2 ECO de Mina Conchita".

13 marzo, 2024 03:23

Esta quinta entrega de los recuerdos y vivencias del entonces director de 'El Mundo' reconstruye las sesiones clave del juicio del 11-M y los últimos hallazgos de los peritos que desmontaban la versión oficial de que el explosivo que estalló en los trenes era Goma 2 ECO procedente de Mina Conchita. Estos extractos son un anticipo del segundo volumen de las Memorias de Pedro J. Ramírez que Planeta tiene previsto publicar en 2025.

- ¿Ha tenido usted alguna relación por mínima que sea con el 11-M?

- Nunca he tenido ninguna relación con lo sucedido en Madrid.

La vista oral comenzó en la sala acondicionada de uno de los pabellones de la Casa de Campo con el interrogatorio de Rabei Osman El Egipcio por su abogado defensor Endika Zulueta. La fiscalía le consideraba el principal cerebro de la masacre y pedía para él más de 38.000 años de cárcel.

El Egipcio había sido detenido en Italia cuando se le interceptó una conversación telefónica en la que aseguraba a un joven palestino que "el hilo de lo de Madrid fue mío" porque "era mi proyecto más querido". A partir de esa "evidencia" acababa de ser condenado en Italia a 10 años de cárcel como "dirigente de organización terrorista internacional".

Además, había abierto una cuenta de correo, dando como fecha de nacimiento el 11 de marzo de 1970. Según el fiscal jefe de la Audiencia, Javier Zaragoza, aludía así a la masacre y a la sura 70 del Corán "que es la que se refiere al juicio final".

El Egipcio se presentó ante el tribunal con una tupida barba negra, embutido en una desaliñada parca de color crema. Habló de sí mismo como si fuera un musulmán moderado maltratado por la vida. Hubiera podido pasar por un indigente recogido tras dormir al raso. Zulueta, recordaría que en el momento de ser detenido sólo llevaba un euro y unas cuantas monedas. En su opinión, era un pobre hombre "al que le había tocado la china".

El Egipcio condenó la masacre de Madrid y solo reconoció que uno de los suicidas de Leganés, El Tunecino, le había dado clases de español durante una estancia en Madrid. También condenó el 11-S y la propia idea de la yihad. "Si le dejan, habría condenado incluso la toma de Jerusalén por Saladino", escribió David Gistau, acreditado en la sala, en una columna titulada "Un tipo modesto".

Cuando El Egipcio fue preguntado por la conversación incriminatoria grabada en Italia, negó que fuera su voz. Las discrepancias entre los traductores debilitaron decisivamente a la acusación.

Donde los italianos oían "la operación de Madrid fue mía", los de la Policía española sólo entendían "son mi gente quien la hizo", dando pábulo a que podía referirse a la condición de musulmanes de los detenidos. E incluso a que podía estar fanfarroneando sobre algo de lo que no sabía más que lo escuchado en la televisión.

Era evidente que el cronista de El País, Pablo Ordaz, lo miraba con otros ojos que Gistau. "El Egipcio lo observa todo detrás del cristal blindado. Sus ojos verdes traspasan a quien tenga el valor de confrontar su mirada", escribió fijándose en una pequeña hendidura que tenía en la parte frontal del cráneo. "En su frente, la marca indeleble de su fe, el rastro del golpe repetido de su cabeza contra la alfombrilla extendida en el suelo... Esa marca que cada día ante el espejo, le recuerda quién es".

Con ese título a toda página -"La marca indeleble de El Egipcio"- culminaba la fabricación de un estereotipo, en sintonía con las tesis de la fiscalía. Doble página tras doble página y portada tras portada se había presentado a Rabei Osman como el vínculo entre el 11-M y la "cúpula de Al Qaeda", adornando su biografía con viajes a Afganistán, preparativos de atentados en el metro de París, formación como "artificiero" e incluso presunta relación con el 11-S.

El juez Del Olmo había "comprado" toda esa "mercancía" hasta el extremo de iniciar su largo auto de procesamiento con la llegada de El Egipcio a Madrid.

El interrogatorio de los otros dos supuestos cerebros de la masacre produjo un similar encogimiento de hombros. Ambos eran marroquíes y sólo se prestaron a responder a sus abogados. Yusef Belhadj negó haber fijado la fecha, negó ser el portavoz militar de Al Qaeda en Europa, negó conocer a Bin Laden y negó haber grabado el vídeo de reivindicación del atentado. Hasan Haski negó ser el jefe del Grupo Islámico Combatiente Marroquí en España y haber tenido relación alguna con el resto de los imputados.

Jamal Zougam, en su declaración durante el juicio del 11-M.

Jamal Zougam, en su declaración durante el juicio del 11-M.

El primero de los acusados que aceptó ser interrogado por la fiscal fue Zougam. Las intencionadas preguntas de Olga Sánchez recibieron respuestas rotundas. Según Victoria Prego, presente en la sala, Zougam empleó "un español bien construido, apto para el matiz y también para las reservas, airado a veces y hasta sarcástico".

- ¿Cuándo conoció usted a Serhane Fakhet (El Tunecino)?

- No le conozco.

- ¿De qué conocía usted a Jamal Ahmidan (El Chino)

- No le conozco.

- ¿Le proporcionó usted a El Chino las tarjetas telefónicas de la compañía Amena?

- Si no le conozco, no se las puedo proporcionar...

- ¿A partir del 25 de febrero del año 2004 recuerda si vendió, proporcionó o dio a alguna persona más de diez tarjetas a la vez?

- En la tienda, mi trabajo no es vender tarjetas, porque ese trabajo lo hacen Bakhali y Zbakh (sus dependientes).

- ¿Enseñó usted a El Tunecino, a El Chino o alguna otra persona a sincronizar los teléfonos y a programar la alarma despertador que haría funcionar el modo vibración?

- No puedo enseñar lo que no sé.

- ¿Cómo y con quién se desplazó a Alcalá de Henares o a las estaciones donde primero cogió el tren que explosionó en la estación de El Pozo y luego el tren que explosionó en la estación de Santa Eugenia?

- Yo estaba durmiendo, y si estoy durmiendo con mi familia en casa, no puedo desplazarme a ningún sitio.

- ¿Qué explicación tiene para que le hayan reconocido cuatro personas distintas en el interior de estos dos trenes que explosionaron aquella mañana?

- Sí, tengo explicación. Al ser detenido y puesto en los medios de comunicación, me han reconocido porque me han visto por la televisión. Entonces, si me han visto, es normal que si te ven una vez, te vuelvan a reconocer. Aquí hay una persona que declaró el día 12, pero según su testimonio, estaba en el piso de abajo y la mochila se puso arriba, o sea que... cualquier niño sabría que es incorrecto, es falso, es mentira.

- ¿Cuándo conoció a Rasan Haski?

- A esta persona no la conozco. Nunca la he visto.

"Zougam demostró que no va a defenderse únicamente con protestas de inocencia y que está dispuesto a no dejarse quebrar", concluyó Prego.

Mi propia percepción quedó reflejada en la carta de ese domingo: "Yo no pongo la mano en el fuego por nadie, pero sus respuestas de anteayer al interrogatorio de la fiscal pulverizan la principal conjetura que permitía ubicar su comportamiento en el relato del auto de acusación. Sólo si además de islamista, fuera gilipollas podría haberse comportado como presumen Del Olmo y Olga Sánchez, y ciertamente no lo es. Un tipo con su buena cabeza puede llegar por afinidad ideológica a suministrar tarjetas telefónicas a unos aprendices de terroristas para ayudarles a cometer atentados y también puede, en el paroxismo de su obcecación, prestarse a poner alguna bomba en los trenes, pero lo que de ninguna manera encaja es que hiciera ambas cosas a la vez -¿si para los móviles se usó un proveedor externo, por qué adquirir las mucho más baratas y asequibles tarjetas en la tienda de un miembro del comando?- y encima permaneciera rascándose la barriga a la espera de que lo trincaran después de descubrirse el Triump de la mochila de Vallecas".

Las dudas sobre la culpabilidad de Zougam se acrecentaron con la declaración ante el tribunal del confidente Cartagena, corroborando la tesis de la venganza policial contra el acusado:

- En uno de los encuentros con la UCIE me hablaron de Jamal Zougam para que me acerque a él y así poder facilitar información sobre su persona y actividades. Pasado un tiempo no les he podido dar información sobre el mismo porque me parecía que lleva una vida normal. Es cuando me dicen que no le pudieron encausar por el 11-S y que quieren que intente acercarle a las reuniones de Serhane (El Tunecino) para así tenerle controlado.

La prueba de fuego llegaría para Zougam con el testimonio de las personas que creían haberle visto en los trenes. Le benefició el hecho de que varios de esos testigos aseguraran haberle visto en tres trenes diferentes o en un piso distinto del vagón en el que estalló una bomba. También, en apariencia, que no compareciera en el juicio un ciudadano rumano, identificado como testigo protegido R-1O que, según la Policía, le había identificado sin haber visto antes su foto en los medios.

Lo más negativo para él fue la declaración coincidente de otras dos rumanas, identificadas en condición de testigos protegidos como J-70 y C-65. Dijeron que viajaban juntas en el tren que salió de Alcalá a las 7,15 y estalló en la estación de Santa Eugenia.

Ambas reconocieron a Zougam como el hombre que entró en su vagón con una mochila y malos modales. "Me tocó el hombro, me movió de la silla y no me pidió perdón; es él y estoy segura al cien por cien", declaró C-65. "Lo vi con una mochila azul clarito, dando un golpe a mi compañera de asiento; no tengo ninguna duda de que es él", aseguró J-70.

El abogado de Zougam, José Luis Abascal, en el juicio del 11-M.

El abogado de Zougam, José Luis Abascal, en el juicio del 11-M.

A varios de los asistentes les llamó la atención la dureza con que Bermúdez trató tanto a José Luis Abascal, defensor de Zougam, como a otros letrados, cuando interrogaron a estas testigos. También el grado de sensibilidad con que ellas acogían las preguntas. C-65 se echó a llorar cuándo Abascal insistió en que recordara la ropa que llevaba el hombre al que decía reconocer.

La protección de la identidad de las rumanas obligaba a los abogados a preguntar poco menos que a ciegas. Pero el presidente del tribunal actuaba como si hubiera una razón especial para protegerlas. Nadie entendió en concreto que interrumpiera abruptamente al veterano abogado de origen griego Andreas Chalaris cuando preguntó a J-70 por qué tardó en reconocer a Zougam casi un año desde la masacre y a C-65 por qué había omitido durante la instrucción que viajaba junto a la otra testigo. Tardaríamos más de cuatro años en averiguar qué había detrás de todo ello.

***

La segunda semana del juicio comenzó con la declaración de los otros dos imputados para los que la fiscalía pedía más de 38.000 años de cárcel por haber colocado bombas en los trenes. A diferencia de lo que ocurría con Zougam, Del Olmo no lo había visto tan claro y solo les acusaba de pertenencia a una organización terrorista.

Basel Ghalyoun y Abdeljamid Bouchar también lo negaron todo, pero como editorializó El Mundo "no todas las negativas son iguales", ya que los rastros de ADN, las llamadas telefónicas y algunos testimonios acreditaban su relación con El Chino, El Tunecino y el resto de los islamistas que murieron en Leganés e incluso su presencia en ese inmueble. "Su incapacidad para ofrecer una versión alternativa apunta a su implicación en una trama terrorista cuyo papel en el 11-M está por determinar", apostilló nuestro periódico.

La misma impresión quedó patente tras la declaración de Otman el Ganoui, acusado de haber participado en el traslado de los explosivos desde Asturias a la casa de Morata de Tajuña. El propio acusado reconoció haber salido al encuentro de El Chino en una localidad burgalesa.

Otros acusados de menor rango admitieron en días sucesivos su relación con el grupo y describieron a El Tunecino -supuesto jefe del comando- como un exaltado que hablaba de irse a combatir en Irak o robar bancos en España y hacer "algo fuerte" pero "sin nivel" para llevarlo a cabo. "Solo pude pensar en aquel momento que era una chorrada", declaró Fouad Morabit.

La tercera semana, el foco quedó puesto en los confidentes policiales Zouhier y Trashorras. Los dos aseguraron haber avisado respectivamente a la Guardia Civil y a la Policía de Asturias del tráfico de explosivos. El exminero declaró en concreto que advirtió a su controlador, el jefe de Estupefacientes de la comisaría de Avilés apodado Manolón, de que El Chino y el propio Zouhier querían comprarle dinamita.

Añadió que acompañó a Manolón a una reunión en Oviedo para tratar del asunto con "agentes de la Brigada". También aseguró que "no sabía que El Chino quería poner bombas", que "no tenía nada que ver con el Islam" y que había estado con él "con prostitutas y cocaína". Su excuñado Antonio Toro, relacionado con el CNI, tildó a Trashorras de "desastre humano".

Las hipótesis sobre en qué medida la entrega de la dinamita Goma 2 ECO de Mina Conchita había estado monitorizada por las fuerzas de seguridad -un control de carretera había parado y dejado continuar a El Chino cuando llevaba el explosivo- centraban el debate.

***

El martes 20 de marzo a última hora de la mañana, cuando los peritos estaban ya a punto de interrumpir sus análisis y deliberaciones, la dupla formada por el guardia civil Atoche y el independiente Romero Batallán decidió analizar, casi por cubrir el expediente, una muestra de la que no esperaban gran cosa. Se trataba de unos tres gramos y medio de restos de polvo rojizo de extintor, recogidos el 11-M en la estación de El Pozo, después de que los bomberos apagaran el fuego en uno de los vagones.

Era la muestra catalogada como M-1 y, tal vez por no incluir ningún otro elemento material aparente, se trataba de la única que no había sido lavada con agua y acetona en 2004 en el laboratorio de los Tedax. Esa fue, probablemente, la circunstancia decisiva, para que ante los ojos atónitos de los dos peritos apareciera en el cromatógrafo un pico de nitroglicerina.

Enseguida avisaron al jefe de la pericia. Alfonso Vega reaccionó con la misma vehemencia con que lo había hecho mes y medio antes el día que apareció el DNT.

- Es imposible. No puede ser nitroglicerina.

No podía ser, pero era. Todo indicaba que el polvo de extintor había actuado como esponja absorbiendo las partículas del explosivo con el que había estado en contacto. La prueba se repitió nada menos que cinco veces con distintas técnicas y el mismo resultado. Había DNT, había -cómo no- ftalatos y había nitroglicerina.

Todos eran conscientes de que la nitroglicerina tampoco formaba parte de la Goma 2 ECO pero sí del Titadyn y de la Goma 2 EC retirada en 1999 del mercado. Tras los vanos intentos de explicar la aparición del DNT por la contaminación en la fábrica o en Mina Conchita ahora el problema crecía exponencialmente.

El comisario Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, en el interior de los juzgados.

El comisario Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, en el interior de los juzgados. Diseño: Arte EE

Adelantamos la noticia el 26 de marzo con un titular tan escueto como importante: "Los peritos descubren nitroglicerina en un resto de los focos de los trenes". Era el día que yo cumplía 55 años. La víspera, como todos los domingos, había estado en la redacción, analizando con mis principales colaboradores y miembros de la sección de opinión la trascendencia del hallazgo. La exclusiva la firmaban Casimiro García-Abadillo y Antonio Rubio. Uno de ellos, o tal vez el subdirector de opinión, Pedro Cuartango, puso sobre la mesa una hipótesis.

- ¿Y si resultara que Manzano dijo la verdad ante la Comisión Parlamentaria?

- ¿Quieres decir, cuando declaró por dos veces que habían encontrado restos de nitroglicerina... ?

- Claro. Y luego se dio cuenta de que había metido la pata porque la nitroglicerina no es un componente de la Goma 2 ECO...

- Por eso dijo que había sido un error...

- Y recurrió a explicaciones absurdas, como la de que nitroglicerina era sinónimo de dinamita o la de que no se refería al 11-M sino a las explosiones de atentados en general.

- Al final va a resultar que le han destituido por haber dicho la verdad sin querer.
De repente a alguien le vino un flash a la cabeza.

- Oye, yo creo que las agencias también dijeron algo de la nitroglicerina el propio día 11, tras el atentado.

Así era. Bastó una breve búsqueda en su archivo histórico para comprobar que tanto Efe como Europa Press habían divulgado poco después del mediodía del día del 11-M que "fuentes policiales" aseguraban haber encontrado "restos de nitroglicerina" en los focos. Eso cuadraba con la versión inicial del "Titadyn con cordón detonante", comunicada al Gobierno de Aznar, que dio pie a la atribución errónea de la masacre a ETA.

Con todos esos elementos decidimos hilvanar un comentario editorial -una de nuestras llamadas Impresiones- titulado categóricamente: "Si había nitroglicerina no pudo ser Goma 2 ECO". La Fiscalía, la Policía, el Ministerio del Interior y desde luego el tribunal tenían un serio problema.

La trascendencia del hallazgo era tal que tres días después, el jueves 29, el perito Antonio Iglesias propuso a sus compañeros comunicarlo por escrito a Gómez Bermúdez. Era jueves de Pasión y el laboratorio iba a permanecer cerrado durante diez días por la Semana Santa. Los otros tres peritos independientes convinieron con Iglesias que no era lógico irse de vacaciones sin que el presidente del tribunal tuviera una información que consideraban clave.

Sin disentir del fondo del asunto, los dos policías y los dos guardias civiles objetaron que no era su función tomar la iniciativa al dirigirse al tribunal, máxime cuando pronto tendrían que redactar el informe de conclusiones solicitado.

El texto entregado al secretario judicial y remitido por fax a la Audiencia Nacional daba cuenta detallada de los análisis y de su conclusión inequívoca: "El número de pruebas y la claridad con que aparece la nitroglicerina en los referidos ensayos, así como el contraste entre las técnicas empleadas, son razones más que suficientes en cualquier determinación analítica pericial como para diagnosticar su presencia en el analito, diagnóstico que emitimos en este acto".

Pero los peritos buscaban también el aval de Gómez Bermúdez para realizar dos últimas comprobaciones bajo su tutela y conocimiento: "No obstante, por las excepcionales circunstancias de gravedad y trascendencia que concurren en este caso, nos reservamos la posibilidad de realizar dos pruebas complementarias siempre y cuando se pueda llevar a cabo dentro del viernes 30 de marzo de 2007 y no suponga merma de la cantidad ya escasa de muestra que es preceptivo conservar para un eventual contraperitaje posterior a esta prueba pericial".

Bermúdez autorizó las dos nuevas pruebas a vuelta de fax y esa misma mañana a las 9,34 quedó reflejado en el cromatógrafo, con la llamada técnica de "columna Ciano" un aparatoso pico de nitroglicerina, certificado por el director de la pericia Alfonso Vega y con el correspondiente sello de la Policía Científica.

El campo de juego quedaba pues definitivamente acotado y así lo reflejé cuarenta y ocho horas después: "El problema de la tan a duras penas hilvanada tesis acusatoria de la Fiscalía es que en lo sustancial no puede ser mitad mentira y mitad verdad. O es cierto que los islamistas muertos en Leganés volaron los trenes con la Goma 2 ECO de Mina Conchita que les proporcionaron los asturianos o no lo es. En el primer caso -cooperaciones policiales al margen- quedará por determinar si Zougam fue tan estúpido como para proporcionar las tarjetas, colocar bombas en los trenes y sentarse a esperar su detención, pero poco más: la autoría del 11-M estaría judicialmente resuelta. En el segundo supuesto, en cambio, se podría llegar a condenar a los asturianos por tráfico de dinamita y a los islamistas por pertenencia a banda armada, por atentado terrorista -el rudimentario intento contra la vía del AVE en Mocejón- e incluso por el asesinato del GEO Torronteras, pero muy difícilmente se podría sentenciar a ninguno de ellos por nada relacionado con el 11-M".

***

Apenas se reanudó la vista oral tras la Semana Santa, quedó patente la trascendencia de la detección de la nitroglicerina por los peritos. En concreto durante la declaración de Pedro Díaz-Pintado, número 2 de la Policía en el 11-M.

Según el entonces subdirector general operativo, la percepción de los hechos cambió como por ensalmo en función del descarte de la nitroglicerina. Por la mañana, su subordinado el comisario de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro Jaén, le dijo: "El explosivo es Titadyn con cordón detonante". Él le preguntó si estaba seguro y cuando le dijo que sí, lo anotó en su libreta.

Sobre las cinco y media de la tarde, después del hallazgo de la Kangoo y de los análisis en el rudimentario laboratorio de los Tedax, el propio Cuadro Jaén le llamó para advertirle de que su primera versión era errónea. Díaz Pintado reprodujo ante el tribunal esa segunda conversación:

- ¿Cómo me vienes a decir eso ahora?

- Es una dinamita y el Titadyn está excluido porque [lo analizado] no tiene nitroglicerina.

"Le dije que llamara por si había habido un error", prosiguió el testigo. "Él lo hace, recaba datos y me vuelve a decir que realmente queda descartado el Titadyn. A partir de ese momento lo único que tenemos es una dinamita sin identificar y que no es Titadyn porque no tiene el componente de nitroglicerina".

Todo cambiaba si, efectivamente, al final habían encontrado nitroglicerina. No tanto porque el Titadyn fuera el explosivo del que disponía ETA -cualquier otro grupo, los propios islamistas, podrían haberlo obtenido- sino porque, por más vueltas que se le diera, la que no tenía nitroglicerina era la Goma 2 ECO de Mina Conchita. Y otro tanto ocurría con el DNT.

Si lo que estalló en los trenes era un explosivo con nitroglicerina y DNT, todo el relato de la versión oficial se desmoronaba como un castillo de naipes. O se demostraba que los acusados disponían de otro explosivo distinto de la Goma 2 ECO o había que encontrar a otros culpables. ¿Estaban Gómez Bermúdez y sus compañeros dispuestos a colocar al Estado en ese brete?

El jueves 12 de abril, al día siguiente de la declaración de Díaz-Pintado, el jefe de la pericia, Alfonso Vega, convocó a sus ocho integrantes a una reunión formal en una sala distinta al laboratorio y se sacó el que parecía ya su último as de la manga: la nitroglicerina detectada en la M-1 no había sido absorbida por el polvo de extintor en la Estación del Pozo sino en el almacén de los Tedax.

¿Cómo? Los cuatro peritos independientes se quedaron estupefactos, mientras el otro policía y los dos guardias civiles parecían mirar al techo. Vega no se arredró al desarrollar su nueva teoría. Según él, se había producido una "contaminación ambiental" fruto de la evaporación de la nitroglicerina procedente de otros explosivos del mismo almacén. Las partículas habrían quedado flotando en el ambiente y habrían terminado por impregnar el polvo de extintor.

El estupor inicial de los peritos independientes se tomó en abierta indignación. Enseguida le recordaron a Vega que la M-1 se había conservado dentro de una bolsa de polietileno, en el interior de una caja de cartón. ¿Eran porosos ambos recipientes?

Hubo quien luego le advirtió de que tanto la nitroglicerina como el DNT son los componentes menos volátiles de las dinamitas, a menos que se conserven en estado puro, lo cual carecería de sentido alguno. Además, lo lógico es que tanto los restos que ahora analizaban como cualquier otro explosivo hubieran estado a baja temperatura en algún tipo de frigorífico.

"Si fuera cierta su teoría en el almacén de los Tedax habría habido un alto riesgo de explosión", llegó a advertirle uno de los técnicos. Inasequible al desaliento, Vega advirtió de que esa era la explicación que pensaba hacer llegar al tribunal.

Cuando El Mundo desveló la nueva maquinación de la Policía Científica a las órdenes de Rubalcaba, los científicos se hicieron cruces. Para que hubiera ocurrido lo que decía Vega, no sólo tendría que haberse producido primero una evaporación de la nitroglicerina a una temperatura más alta de la normal para su conservación, sino que después tendría que haber acaecido una condensación de partículas fruto de un enfriamiento súbito, y por último la penetración en las cajas de cartón y las bolsas de polietileno.

Era algo tan disparatado que no se me ocurrió mejor símil que el de un cuento arraigado en los recuerdos infantiles y en la memoria visual y sonora de media humanidad. Era La suite del Cascanueces la que nutría mi evocación a los acordes de Tchaikovsky: "Para que los jueces acepten esta descripción de las dependencias policiales como el cuarto de los juguetes del Cascanueces, en el que, cuando las luces se apagan y las personas se van a la cama, los objetos inertes cobran vida y emprenden la guerra por su cuenta, primero tendrán que empezar por perderse el respeto a sí mismos. ¿O es que lo que ocurría allí es que algunas moléculas de dinitrotolueno eran amigas de otras tantas de nitroglicol y estos últimos análisis les sorprendieron el día que se habían quedado a dormir en su casa? ¿O sucedió tal vez que, estando una molécula de nitroglicerina loca por los huesos de un cacho de pedazo de trozo de nitrato amónico, aprovechó la relajación nocturna del señor Polietileno para colarse de puntillas a través de la garita hasta el interior de la muestra M-1 donde la esperaba su amante?"

***

El lunes 28 de mayo declaró ante el tribunal la perito de los Tedax con carné profesional 17.682, por nombre Marian, que había hecho los primeros análisis de los restos y había sido responsable de la custodia de las muestras durante los tres años transcurridos.

Respecto a lo que descubrió el 11-M, no hizo la menor aportación significativa, pues dijo que había nitroglicol y nitrato amónico que forman parte de todas las dinamitas. Fue en cambio muy minuciosa en la descripción de sus precauciones para preservar sin alteraciones lo ahora analizado.

- En una habitación sin luz, con temperatura constante, dentro de un armario, hay una bolsa que cierra una caja de cartón, en la que hay bolsas de plástico y dentro de esas bolsas de plástico hay unos sobres de papel normal y dentro de esos sobres existen varias bolsas, en algunos casos dos, en otros tres, encintadas con cinta adhesiva, que guardan la sustancia explosiva dentro de la cual había una caja de cartón con bolsas de plástico que contenían sobres que a su vez contenían bolsas cerradas con cinta adhesiva.

- ¿Y con esas características es posible que se traslade o se traspase alguna sustancia de una bolsa final a otra bolsa final?, inquirió, muy interesado, Gómez Bermúdez.

- Yo lo encierro todo en ese tipo de bolsas, precisamente para evitarlo.

La teoría de que la contaminación simultánea con DNT y nitroglicerina se había producido en el laboratorio de los Tedax sufría así un duro revés.

Al día siguiente, los peritos de la Policía Científica la mantuvieron no obstante como hipótesis ante el tribunal y Victoria Prego escribió que, si la diéramos por buena, también deberíamos creer "en la transmigración de las almas, la transustanciación de los cuerpos y en la sanación por imposición de manos". A la vez se preguntaba: "Si las cosas pueden haber sido así, ¿qué certeza podemos tener entonces en este país de que algún análisis hecho alguna vez por la Policía española haya sido cierto?".

Con la insistencia en la tesis de las "partículas voladoras" y las "bolsas porosas" culminaba la sesión del juicio en la que el informe conjunto de los peritos debería haber esclarecido el enigma del explosivo empleado en la mayor masacre de nuestra historia. Pero como en las reuniones previas se había constatado la falta de acuerdo entre los ocho técnicos, cada uno de los cuatro independientes presentó sus conclusiones, la Guardia Civil el suyo y la Policía Nacional el suyo.

Gabriel Moris, perito del 11-M y víctima de los atentados, donde perdió a un hijo.

Gabriel Moris, perito del 11-M y víctima de los atentados, donde perdió a un hijo.

Ni siquiera los dos cuerpos policiales decían lo mismo. Mientras Alfonso
Vega y su compañero De la Rosa se aferraban a la contaminación, los tenientes Atoche y Ferrando llegaron a la conclusión de que "en todas las muestras
tomadas de los focos de explosión de la Estación de Atocha, Estación de El Pozo, Estación de Santa Eugenia y calle Téllez se detecta dinitrotolueno como componente explosivo". Estas dos palabras "componente explosivo" implicaban descartar la Goma 2 ECO.

Al ser interrogado por el fiscal, Antonio Iglesias sostuvo que consideraba "altamente probable" que en la estación de El Pozo hubiera estallado Titadyn. Tanto Romero Batallán como Gabriel Moris le respaldaron con expresiones como "se asemeja al Titadyn" o "también veo posible que sea Titadyn".

En medio de un gran desbarajuste y tratando de salir del paso, Gómez Bermúdez buscó el mínimo común denominador con una pregunta que condicionaba la respuesta al tirar por elevación:

-¿Sobre este extremo hay acuerdo en que no se puede determinar la marca comercial de dinamita que explosionó en las 23 muestras?

En un tono u otro, con gestos más o menos diferentes, los ocho peritos respondieron que, en efecto, no se podía determinar "la marca comercial" del explosivo analizado "en las 23 muestras".

Por un lado, era frustrante. Al cabo de cuatro meses de pericia seguíamos en la falta de otra respuesta categórica que la de la falta de certeza. Pero por el otro, nadie que tuviera o hubiera adquirido unos mínimos conocimientos de química molecular podía ignorar que, después de la aparición del DNT y la nitroglicerina, al tribunal le iba a resultar muy difícil asumir que el atentado se cometió con la Goma 2 ECO de Mina Conchita.

Un tanto a la desesperada, la Fiscalía y la minoritaria asociación de víctimas liderada por Pilar Manjón -siempre en sintonía con la versión oficial- complementaron entonces la teoría de la contaminación con la del "cocktail de explosivos". Se apoyaron para ello en el hecho de que en Mina Conchita podían quedar cartuchos de Goma 2 EC y que, eso además de explicar la presencia del DNT, explicaría también la de la nitroglicerina.

Así lo argumentaron, presentando un folleto del año 1999 en el que el fabricante incluía la expresión "nitroglicerina/nitroglicol". Pero cuando la Policía Científica requirió a la empresa Maxam que lo certificara, el castillo de naipes volvió a desmoronarse: la nitroglicerina había dejado de emplearse en la Goma 2 EC en 1992.

Pensar que, doce años después, cuando Trashorras robó la dinamita y se la vendió a El Chino y sus compinches, quedara algún cartucho de esa época, fuera incluido inadvertidamente en el lote y luego contaminara al resto de la dinamita con las medidas de seguridad del almacén de los Tedax equivalía, como alegó el catedrático Ruiz de Elvira, a confiar en que a alguien "le toque 25 veces el gordo de la Lotería".

¿Qué le quedaba al Ministerio Público en su informe de conclusiones sino darle una patada al tablero de los explosivos? Eso es lo que hizo el fiscal jefe de la Audiencia Javier Zaragoza con desparpajo digno de mejor causa: "El hecho de que no se pueda determinar con claridad, en función de los resultados de la pericia, cuál es el explosivo cierto que estalló en los trenes, no quiere decir que neguemos la posibilidad, que es la más razonable en función del resto de las pruebas de que lo que estalló en los trenes sea realmente Goma 2 ECO, que es, en definitiva, lo que se sustrajo de Asturias unos días antes por El Chino... ".

"Da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron estos atentados y que la trama asturiana fue la que proporcionó los explosivos".

Al término de la vista oral, habíamos pasado, pues, respecto al arma del crimen, de la certeza a la "posibilidad" y del "vale ya" al "da igual".

* Mañana, sexta entrega: "La sentencia".