Los dos guardias civiles fallecidos en la noche del viernes en Barbate, al ser arrollados por una narcolancha, navegaban en una zódiac neumática de pequeñas dimensiones, porque las tres patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que tienen su base en Cádiz se encuentran averiadas desde hace varias semanas.
"Enviaron a los agentes a la muerte", sentencia indignado en declaraciones a EL ESPAÑOL un responsable del Instituto armado, quien considera que lo ocurrido en Barbate pone en evidencia los precarios medios con los que cuenta la Guardia Civil para luchar contra el narcotráfico en una zona tan caliente como el Estrecho.
"No puedes enviar a nuestros hombres a la guerra, sin balas", añade gráficamente. Las principales asociaciones de la Guardia Civil han exigido la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por su incapacidad para dotar a este cuerpo de los medios necesarios.
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La Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz había tenido conocimiento de que, desde la noche del jueves, se había resguardado del temporal en Barbate al menos media docena de narcolanchas procedentes de las costas de Marruecos. Se trata de modernas embarcaciones semirrígidas de 14 metros de eslora, dotadas con potentes motores de 300 caballos, cada una de ellas con tres o cuatro tripulantes.
A instancias del jefe de la Comandancia, el coronel Luis Martín Velasco, se cursó la orden para que el Servicio Marítimo de la Guardia Civil acudiera a detener a los narcos. Sin embargo, la orden no pudo ser atendida desde Cádiz porque ninguna de sus tres patrulleras se encuentran operativas, señalan las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.
Una de estas embarcaciones, la Río Águeda, se encuentra averiada desde el pasado 31 de enero, cuando chocó en Sanlúcar de Barrameda con otra narcolancha a la que intentaba abordar.
La Río Águeda tiene 20 metros de eslora y se incorporó al servicio en 2015. Sin embargo, no tiene una gran operatividad para luchar contra el tráfico de drogas. Puede alcanzar una velocidad de 22 nudos, insuficiente para perseguir a las modernas embarcaciones semirrígidas de los narcos que pueden superar los 80 caballos.
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El Servicio Marítimo de la Guardia Civil cuenta con otras dos patrulleras en Cádiz, que también se encuentran averiadas, indican las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. Una de ellas tiene 20 años de antigüedad y otra, la más moderna incorporación, es una embarcación de aluminio que ha sufrido problemas desde el primer día que se hizo a la mar.
Ante la imposibilidad de movilizar a las naves que tienen su base en Cádiz, en primer lugar se solicitó que se dirigiera a Barbate una patrullera del Servicio Marítimo de Algeciras, y como segunda opción otra procedente de Ceuta. Sin embargo, ninguna de estas dos embarcaciones pudo hacerse a la mar debido al fuerte temporal en la zona del Estrecho.
Agotadas todas las opciones, se decidió enviar a Barbate una lancha zódiac de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de seis metros de eslora, con seis agentes a bordo. Allí permanecían aún al menos dos narcolanchas, una de las cuales comenzó a evolucionar, trazando arcos, hasta que finalmente arrolló y pasó sobre la pequeña neumática de la Guardia Civil.
Las fuentes consultadas indican que la colisión debía resultar necesariamente fatal. La semirrígida de los narcotraficantes tiene 14 metros de eslora y puede superar los 60 nudos de velocidad. En su trayecto desde la costa de Marruecos podía transportar hasta 3.000 kilos de hachís y 3.000 litros de combustible.
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Como ha informado EL ESPAÑOL, en el acto murieron dos agentes de la Guardia Civil. El primero es David Pérez Carracedo, tenía 43 años y estaba destinado en el Grupo de Acción Rápida (GAR), cuya base se encuentra en la Comandancia de la Guardia Civil de Navarra. Tenía mujer y dos hijos de 9 y 7 años.
El otro se llamaba Miguel Ángel González Gómez, tenía 39 años y pertenecería a los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) en Algeciras. Deja una hija de 12 años. Un tercer agente resultó herido grave, ha sufrido la amputación de un brazo, pero ya se encuentra fuera de peligro.
La Guardia Civil puso en marcha un amplio despliegue en toda la costa gaditana para detener a los responsables del asesinato. Ya entrada la noche, desde la base de Cuatro Vientos en Madrid despegó un avión CN-235 de patrulla marítima para dirigirse a la zona e intentar averiguar el trayecto de las narcolanchas.
Finalmente, poco antes de la 1 de la madrugada del sábado, eran detenidos en Sotogrande tres de los tripulantes de una de las narcolanchas, que habían desembarcado en las inmediaciones de esta población gaditana, debido a que el mal estado de la mar les había impedido emprender el regreso a la costa de Marruecos.
"Que no vengan al funeral"
También fueron detenidos dos de sus cómplices, que habían acudido en una furgoneta con la intención de recogerles. Este mediodía, el ministro Fernando Grande-Marlaska ha anunciado que la cifra de detenidos ya se eleva a ocho, todos los implicados en el incidente, ha detallado. Por lo tanto, entre ellos se encontraría también el piloto de la narcolancha que asesinó a los dos guardias civiles al arrollar su embarcación.
La fiscal antidroga de Cádiz, Ana Villagómez, ha condenado duramente lo sucedido y ha sentenciado, en alusión a los responsables políticos: "Que no vengan al funeral si no dan medios" a los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Por su parte, el ministro Fernando Grande-Marlaska ha acudido este sábado a Barbate donde, consternado, ha anunciado que pondrá todos "los medios que sean necesarios para afrontar esta situación porque no vamos a permitir ningún asesinato más de nuestros hombres y mujeres".