El Gobierno de España abrirá una nueva etapa de sus relaciones con el Reino de Marruecos, y para ello cambiará a la cabeza visible de la delegación española en el país. El diplomático Enrique Ojeda será el nuevo embajador en Rabat, en sustitución de Ricardo Díez-Hochleitner, que lleva más de ocho años en el puesto.
Según indica la web especializada The Diplomat in Spain, el Ejecutivo ya ha solicitado al país vecino el plácet para Ojeda, quien ya ostentó la jefatura de la Misión Diplomática en Chile, Bolivia y El Salvador. Previamente había servido en las embajadas de Guatemala y Bolivia.
Aunque su experiencia diplomática se ha centrado en el continente americano, también se ha relacionado con Marruecos. Dirigió durante un lustro la Fundación Tres Culturas, creada en 1998 por Marruecos y la Junta de Andalucía para promover el diálogo entre "pueblos y culturas del Mediterráneo".
Ojeda, licenciado en Derecho, formó parte de la Junta de Andalucía cuando estaba gobernada por el Partido Socialista. Allí fue secretario general de Acción Exterior, tras lo que pasó a ejercer como director general de Cooperación Autonómica en el Ministerio de Política Territorial y Administración Pública entre abril de 2009 y 2011.
El próximo embajador español en Marruecos llegará a uno de los puestos más relevantes para la diplomacia nacional. Las relaciones con el Estado de Mohamed VI son siempre tensas por motivos migratorios, pesqueros o comerciales. Sin embargo, desde el reconocimiento por parte del Gobierno español de que la propuesta marroquí es la solución más "seria, realista y creíble" para resolver el conflicto del Sáhara Occidental, las relaciones entre ambos países han mejorado sustancialmente - al tiempo que han empeorado las de España y Argelia.
Además, los próximos años la relación bilateral con Marruecos estará marcada por la preparación del Mundial de fútbol de 2030, en la que participará también Portugal. El país alauí ya adelantó unilateralmente la candidatura triple a la competición y volvió a hacerlo hace unas semanas con la presentación del logotipo del Mundial. Además, están peleando duramente para alojar la final del campeonato tras anunciar la construcción de un gran estadio cerca de Casablanca con capacidad para 115.000 espectadores.
El nombramiento también está llamado a aplacar los ánimos entre los diplomáticos españoles, que han criticado en las últimas semanas los nombramientos de embajadores políticos - esto es, que no han hecho la carrera diplomática -, como el exministro Miquel Iceta en la Unesco o el también exministro Héctor Gómez en la ONU.