La matanza perpetrada por la organización terrorista Hamás en Israel y la posterior respuesta en forma de bombardeos de las tropas de Benjamín Netanyahu ha provocado un seísmo de consecuencias imprevisibles en todo Occidente. Ataques a embajadas de Israel, disturbios en las calles y fricciones entre socios de Gobierno son sólo algunas de las consecuencias de lo que está ocurriendo en Oriente Próximo. Otra es que comunidades judías o, incluso, cualquier ciudad europea puedan ser víctimas de un ataque yihadista.
Tras los asesinatos perpetrados esta semana y la pasada en Francia y en Bruselas, el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska reforzó su plan contra el terrorismo en todo el territorio. La vigilancia se ha intensificado ya en trenes, autobuses, museos, aeropuertos y otras infraestructuras críticas como depósitos de agua.
Para analizar la situación límite a la que se está llegando en la actualidad, pocos mejores que Luis de la Corte Ibáñez, uno de los mayores expertos de España en materia de terrorismo y otros asuntos relacionados con la seguridad nacional e internacional. Es profesor de Psicología Social y pertenece al Consejo de Dirección del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid. También ha impartido clases en la London School of Economics and Political Sciences. Entre sus publicaciones destacan Historia de la yihad: De los orígenes al fin del primer emirato talibán (2021), La lógica del terrorismo (2014), Seguridad nacional, amenazas y respuestas (2010) o La yihad terrorista (2006).
En España, colabora con el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), con el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), con la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Escuela Diplomática, el Real Instituto Elcano de Estudios Estratégicos e Internacionales y con la Cátedra de Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos.
¿En qué punto considera que está ahora la guerra iniciada tras la masacre de Hamás?
Está en su primera fase. La gran incógnita de estos días es cuándo y cómo pasará Israel a la segunda fase, poniendo en marcha una infiltración terrestre, y qué alcance va a tener. La cuestión es: ¿qué pretende Israel, más allá de la retórica, más allá de lo que ha dicho a los medios, de que se quiere acabar con Hamás?
¿Qué busca Netanyahu?
Tienen dos opciones. Una es entrar en Gaza y tratar de eliminar a cuantos más miembros de Hamás sea posible. La segunda opción es que, además de eso, Israel mantenga ocupado ese territorio. Yo creo que es más probable la primera opción que la segunda. Creo que Israel no está interesada en una ocupación duradera de Gaza, aunque se esté especulando con ello. No hay duda de que la operación está siendo muy dura, y a mi juicio, no suficientemente selectiva. Se están produciendo muchas bajas civiles y serán muchas más una vez entren en Gaza. Todos los analistas militares saben que una de las peores formas de guerra es la guerra urbana, que es la que se va a tener que librar en ese escenario.
¿En estas dos semanas se ha caído el mito de los servicios de inteligencia de Israel?
Es evidente que lo sucedido muy grave. Se ha dicho muchas veces que Israel tenía uno de los servicios más eficaces del mundo y, en efecto, es de los mejores. Pero no hay ningún servicio de inteligencia, por muy eficaz que sea, que no haya fracasado alguna vez en la prevención de una sorpresa estratégica o una sorpresa táctica. Los servicios israelíes tenían información e indicios que indicaban futuras operaciones de envergadura por parte de Hamás. Sabían que había una operación importante de Hamás, porque había indicios. Y algunos de esos indicios eran públicos, no secretos. Hamás lo estaba anunciando desde hacía meses. Por lo que se ha sabido estos días en la prensa, había, por tanto, algo de inteligencia que señalaba la preparación de un ataque. Como mínimo, el ataque ha supuesto una grave sorpresa táctica. Una sorpresa táctica se produce cuando sabes que va a ocurrir algo, pero no tienes claro cuándo, cómo y dónde va a ocurrir exactamente. Eso es mucho más difícil de saber.
¿Qué puede pasar si Irán entra en juego en esta guerra?
Si Irán implica sus propias fuerzas el conflicto cobraría una dimensión mucho más grave y más destructiva; se produciría su plena internacionalización. Pondría a Estados Unidos en una situación muy complicada. EE. UU. tiene muchos problemas con Irán, por razones bien conocidas, pero es dudoso que quiera entrar en una confrontación directa. Las declaraciones de Joe Biden de estos días así lo indican. Tampoco está del todo claro, aún así, que Irán desee escalar el conflicto hasta ese punto.
¿Qué buscaba Hamás con esta masacre?
Es, claramente, una operación destinada a provocar a Israel y a generar una nueva dinámica en Oriente Próximo que frene o incluso arruine el proceso de normalización de las relaciones entre Israel y distintos países árabes que arrancó con los Acuerdos de Abraham en el año 2020 y que parecía que iba por buen camino. Esto ha ido preocupando cada vez más a Irán y a Hamás. Era un problema para ambos y, probablemente, ésa es una de las razones por las que se buscó esta matanza.
En términos más generales, Hamás estaba perdiendo apoyo político en los territorios palestinos, porque su gestión ha sido muy poco satisfactoria para la población. Y aunque es fácil y hay argumentos para echar toda la culpa a Israel de cómo viven los palestinos, también es responsabilidad de Hamás, porque es su territorio. Hay datos que indican que casi la mitad de la población adulta en Gaza está cada vez más descontenta con el gobierno de Hamás y que discrepa con muchas de sus posiciones y de sus objetivos maximalistas.
¿Por qué a la izquierda le cuesta condenar el fundamentalismo islámico?
Más bien, a la izquierda radical. Es verdad que, generalmente, parece que se resisten a condenar el fundamentalismo islámico. Al no hacerlo, entran en contradicción con algunos de los valores fundamentales de la izquierda. Más allá de esto, no es mi especialidad pronunciarme sobre este tipo de cuestiones. En eso no soy un especialista. Habría que preguntar a los responsables de esa contradicción.
Este año ha habido 20 operaciones en las que se ha detenido a 23 personas. En 2022, la Policía y la Guardia Civil realizaron 23 operaciones en las que detuvieron por delitos relacionados con el yihadismo a 42. Son datos que no se veían desde antes de 2019, dos años después de los ataques de Las Ramblas. ¿Son cifras preocupantes?
Desde el año 2018 se ha producido una reducción significativa en el número de detenciones. Esto tiene clara relación con la reducción también drástica del número de atentados y de víctimas producidos por el terrorismo yihadista. Muchas operaciones policiales de estos años tienen un componente principalmente preventivo, para neutralizar a personas que se han radicalizado antes de que estén en condiciones de perpetrar un atentado. Hay que preocuparse, pero hemos tenido momentos de mayor peligrosidad en la década pasada. Entre 2015 y 2017 sufrimos la peor oleada de atentados yihadistas que ha conocido Europa, con ataques que generaron más de 300 víctimas mortales.
¿Corren Europa y España peligro de padecer atentados?
Sí, tiene que haber una preocupación, no se pueden descartar atentados. De hecho, no pasa un año sin que ocurran varios de ellos. Pero miremos las cifras: menos atentados en los últimos años y menos mortíferos. No hay que caer en el alarmismo. La situación en Oriente Próximo, sobre todo a raíz del ataque de Hamás y por consiguiente la respuesta israelí, podría ser un incentivo para determinados radicales. Eso es verdad. Los procesos de radicalización yihadista cada vez duran menos tiempo, son más rápidos; algunos ocurren en cuestión de semanas o de días. Por otro lado, cada vez que ha habido un foco de inestabilidad en un país o en una región de mayoría islámica en el que estuvieran implicados yihadistas eso ha generado un aumento de los atentados en Europa. Sin embargo, la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) hacen una excelente labor preventiva desde hace años. La experiencia es un grado en esto, como en cualquier otra faceta de la vida. Dicho esto, no se les puede pedir una seguridad absoluta sino solo la minimización del riesgo, y eso lo están consiguiendo.
¿El yihadismo puede ser una amenaza existencial para algunos países?
Es evidente que lo es para Israel, como lo fue la década pasada para países como Irak y Siria. Y lo está siendo hoy para varios países del Sahel, en particular Malí, o el África Oriental (Somalia). Pero el yihadismo nunca ha supuesto una amenaza existencial en Europa, no pone en riesgo la situación política de los países europeos, tampoco en España.
Los grupos terroristas hegemónicos, es decir, Al Qaeda y Daesh, tienen menos poder que hace ocho años, en 2015. Sin embargo, la sensación es igualmente de inseguridad. Algunos en Interior hablan ya de una "nueva ola". ¿Qué ha cambiado y cuáles son las características de esta nueva ola?
Yo hablo con bastantes miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y eso de la expresión "nueva ola" no se la he escuchado a ninguno últimamente. ¿Podría darse una nueva oleada? Podría, pero ahora mismo no estamos en esa situación. Repito, miremos las cifras de los últimos años.
¿Por qué la guerra abierta por Hamás contra Israel puede afectar a un nuevo auge del yihadismo en Europa?
Si la propaganda yihadista y las grandes organizaciones yihadistas pueden señalar a una región y decir: ¿veis? Allí se está ultrajando, atacando, persiguiendo a nuestros hermanos musulmanes y hay que defenderlos, los apoyos a la causa yihadista tienden a incrementarse. Situaciones donde los musulmanes sufren propician un aumento de la radicalización violenta que puede acabar en terrorismo.
Marlaska ha señalado hace unos días que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se centran en parte en los llamados lobos solitarios. ¿Es el principal foco en el que estar atentos?
Prefiero la expresión terroristas solitarios, para quitarle cualquier punto de romanticismo. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no se centran sólo en ellos. También les preocupa la posibilidad de que alguna organización se asiente en España. Eso, afortunadamente, no ha ocurrido. En los últimos años, la inmensa mayoría de los atentados y de las tentativas de atentado los han protagonizado estos individuos. Y es más difícil anticiparse a sus acciones.
Entre los detenidos por yihadismo en los últimos años en España, la mayor parte de los mismos son individuos con nacionalidad marroquí.
Es lógico que la mayoría de los individuos en España detenidos por yihadismo sean marroquíes, porque el origen de la mayoría de los extranjeros magrebíes o musulmanes residentes en España es marroquí, por razones, a su vez, obvias, de proximidad geográfica. La mayoría de los marroquíes que residen en España no se han radicalizado ni se van a radicalizar. Es importante añadirlo. Los reclutadores buscan adoctrinar donde haya más musulmanes. Si la mayoría de los musulmanes que hay en España son marroquíes, por pura estadística adoctrinarán a más marroquíes.
¿Hace Marruecos lo suficiente por colaborar con las autoridades españolas?
La experiencia dice que sí. Marruecos ve en el terrorismo yihadista un enemigo, en la misma medida que lo tenemos nosotros. En el plano antiterrorista la colaboración ha sido más continuada, menos instrumental, y más efectiva.
Von der Leyen propone que los países de la Unión Europea tengan capacidad de expulsar a las personas consideradas peligrosas para la seguridad nacional.
Bueno, de facto, esto ya se hace. Todos los años se expulsa a individuos que son peligrosos para la seguridad nacional. La mayoría de los expulsados son personas que están difundiendo el ideario yihadista.
España se quedó fuera de la declaración conjunta de rechazo a los actos de terrorismo de Hamás que firmaron Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. ¿A qué lo atribuye?
Eso habrá que preguntárselo al Gobierno. Naturalmente que creo es un error. Es una contradicción contra los valores europeos, que es de suponer que el Gobierno de España comparte como Estado miembro de la UE, ejerciendo además la presidencia de la Unión Europea.
¿Cree que la Embajada de Israel se excedió en su comunicado, en el que pedía a Sánchez que llamase al orden a los ministros de Unidas Podemos?
Creo que la Embajada de Israel tiene razones para sentirse molesta y preocupada porque miembros del Gobierno hagan determinado tipo de declaraciones sobre Israel.
¿Cree que las distintas posiciones en el seno del Gobierno en relación al conflicto entre Israel y Palestina merman el papel que puede jugar España en la diplomacia internacional?
Pues sí, un Gobierno que no tiene una posición unívoca es un Gobierno con menos capacidad de influencia. Es de primero de diplomacia. España arrastra desde hace años un problema de disensiones en términos de política exterior. La explicación puede ser de dos tipos. En primer lugar, inmadurez política, falta de experiencia en política internacional.
Tenemos un Gobierno en el que no todos los miembros tienen la experiencia de gestión y política que sería conveniente para tratar asuntos de Estado. La otra explicación es que alguno de los partidos que forma parte de la coalición le interese menos, tenga menos sentido de Estado que interés partidista.
¿Hay que preocuparse por las manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas a favor de la causa palestina y en contra de Israel?
España y los países europeos afortunadamente somos democracias liberales y en las democracias liberales la libertad de expresión y de opinión son valores fundamentales. Considerar como un peligro una manifestación, mientras no haya una incitación directa a la violencia, es algo que no tiene razón de ser.