Los forenses de la Audiencia Nacional que analizaron el pasado febrero a Yassine Kanjaa, el supuesto yihadista detenido en Algeciras, han recomendado su ingreso en un centro psiquiátrico penitenciario. Así lo confirman a EL ESPAÑOL fuentes próximas a la investigación. En España existen dos psiquiátricos penitenciarios: uno en Alicante y otro en Sevilla.
Se trata de un informe forense "provisional" que determina que Kanjaa presenta una "sintomatología compatible con trastorno delirante", según informan a este periódico fuentes jurídicas. No obstante, los médicos necesitan una serie de información adicional para poder determinar sobre la imputabilidad del detenido.
Kanjaa, de nacionalidad marroquí y de sólo 25 años, fue detenido el pasado enero como presunto autor del atentado cometido en Algeciras en el que fue asesinado un sacristán y resultaron heridas varias personas.
El juez Joaquín Gadea, instructor de esta causa, sugirió este examen forense. Tras interrogarle, el magistrado decretó prisión provisional sin fianza para Kanjaa, y le atribuyó los delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas.
Tal y como publicó en exclusiva EL ESPAÑOL, la defensa de Kanjaa, ejercida por una abogada del turno de oficio, negó que este joven marroquí fuese yihadista y puso en duda su equilibrio mental.
[La defensa del asesino de Algeciras niega que sea yihadista y pone en duda su equilibrio mental]
No obstante, en un primer momento, tanto la Policía Nacional como la Fiscalía sí apuntaron a un móvil yihadista. Kanjaa fue detenido después de asesinar a machetazos a un sacristán y herir a otras cuatro personas; entre ellas, un párroco. La causa continúa bajo secreto de sumario.
A la hora de mandarle a prisión, el juez Gadea sí reseñó que el supuesto yihadista atacó, expresamente, a sacerdotes y a un marroquí, al que encontró en la calle, al que consideró "un infiel", ya que creía que se había convertido al cristianismo.
El juez señaló en su auto que Kanjaa actuó solo, como un lobo solitario, y, según las primeras informaciones que obtuvieron los investigadores, se habría autorradicalizado de forma "rápida", en poco más de un mes.
Yassine Kanjaa carecía de los papeles necesarios para residir en España y tenía una orden de expulsión a Marruecos desde hace siete meses, que el Ministerio de Interior aún no había ejecutado. Tal y como ha publicado este periódico, de todas las órdenes dictadas, apenas un 4% de ellas llegan a efectuarse.
Ya había sido identificado
Además, Kanjaa ya había sido identificado y detenido el pasado mes de junio en Algeciras. La Policía comprobó que no llevaba documentación de ningún tipo que le permitiera residir en España. Automáticamente, se iniciaron los trámites para expulsarle a Marruecos, su país de origen. Un expediente que se hizo, según Interior, "con todas las garantías", pero que nunca llegó a culminar en su expulsión.
Cuando cometió el atentado, no estaba siendo vigilado por los grupos de Información de la Policía Nacional, dedicados a la lucha antiterrorista, ni por parte de otras unidades policiales. A los agentes no les consta cómo entró en España ni cuándo.
Antes, en agosto de 2019, consiguió ingresar, montado en moto acuática, en Gibraltar. Tras ser arrestado por las autoridades gibraltareñas, el 2 de agosto de ese año, fue expulsado a Marruecos apenas una semana después. Y en una fecha indeterminada, pero posterior a estos últimos hechos, entró en España.
Yassine Kanjaa nació en octubre de 1997 en Marruecos. Llevaba meses viviendo como okupa en un piso de la calle Ruiz Ragle, muy cerca del centro de Algeciras y a apenas 90 metros de la iglesia donde cometió el atentado. Compartía casa con otras cuatro personas de origen magrebí.
Cuando éstas fueron interrogadas, confirmaron que el comportamiento de Kanjaa había sido "normal" hasta hacía poco más de un mes. Sus compañeros de piso señalaron que el detenido, hasta un tiempo atrás, bebía alcohol y fumaba hachís, pero que empezó a escuchar de manera asidua versos del Corán a través de su móvil.