El choque de trenes entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Tribunal Constitucional no ha puesto las cosas fáciles a la Casa del Rey para pulir las últimas líneas del tradicional discurso de Nochebuena de Felipe VI.
Dos políticos de los partidos de la coalición de Gobierno se han encargado de caldear el ambiente. El diputado del PSOE Odón Elorza ha advertido que si el Rey no hace en su discurso "una clara defensa de la democracia y las instituciones", para exigir una solución al conflicto, será visto por los ciudadanos como "un jarrón chino del que se puede prescindir".
Y en sentido contrario, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, ha considerado que Felipe VI no tiene "legitimidad democrática" para pronunciarse sobre la actual "crisis institucional" en su discurso. Como demostró, a su juicio, el 3 de octubre de 2017, cuando llamó a cumplir la Constitución y puso fin, con tres palabras, a la zozobra que sentían cientos de miles de catalanes: "No estáis solos".
Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL descartan por completo que Felipe VI vaya a incluir en su discurso —supervisado y retocado por Moncloa— una alusión explicita al choque entre el Gobierno y el Constitucional para tomar partido. Más allá de una alusión genérica para recordar que todos los poderes del Estado están sometidos a la Constitución y deben cumplirla.
Tan ambigua, que permitirá una doble lectura: que el Gobierno debe dejar de deslegitimar al Tribunal Constitucional y que el PP debe poner fin al bloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Al negar la "legitimidad democrática" de Felipe VI, Podemos da un paso más en la campaña contra la Monarquía que ha puesto en marcha desde el Gobierno, y que tuvo su punto álgido el pasado mes de agosto.
La presencia de Felipe VI en la toma de posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia, con Juan Carlos Monedero como figurante, se convirtió en una trampa de elefantes para el monarca. Que Podemos pretendía tan letal como la cacería de Botsuana para el Emérito.
[Felipe VI cumplió el protocolo: la espada de Bolívar no es "símbolo oficial", según los expertos]
Podemos exigió que el Rey se disculpara públicamente por no haberse puesto en pie al paso de la espada de Simón Bolívar. No había motivo: la antigualla transportada en una vitrina no tiene la consideración de símbolo nacional, de acuerdo con el protocolo, como sí lo son el himno y la bandera.
Sí tiene en todo caso una especial consideración para la izquierda chavista y para el propio Gustavo Petro, quien fue miembro del grupo terrorista M-19 que, en un golpe de efecto propagandístico, robó la espada en 1974 y la mantuvo oculta durante 17 años. Por ello se desconoce si el espadón que ahora se exhibe como una reliquia es el que perteneció realmente al Libertador.
Pero esto no impidió que Podemos utilizara la anécdota para desatar una ofensiva contra el monarca. La actuación de Felipe VI "compromete diplomáticamente" a España, y le sitúa como "el rey de la derecha y la extrema derecha", argumentó el presidente del Grupo Parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens.
El diputado de Podemos Pedro Honrubia fue un poco más lejos y escribió en Twitter: "Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina. Y si a Felipe el facha le molesta, pues que le den por saco. Lo que se echa de menos una buena guillotina en la historia del estado español". Palabras similares, por otro lado, a las que escribió Irene Montero antes de convertirse en ministra.
Como la polémica de la espada de Bolívar ya no daba más de sí, y el PSOE se negó a secundarla, Podemos dio un paso más en septiembre: varios dirigentes del partido morado se dirigieron a los tribunales de Palma de Mallorca para intentar revertir la posesión del Palacio de Marivent —residencia de verano de la Familia Real— a favor de los ciudadanos.
"Solicitamos la devolución del palacio a la ciudadanía de las Islas Baleares para que se transforme en el museo que estaba previsto en el contrato de donación", argumentó Podemos. Nunca más se supo de aquella iniciativa.
"Juan Carlos, a pesar de su biografía menos confesable, fue enormemente hábil a la hora de acercarse a la España progresista", explicó hace un año Pablo Iglesias en tono de confidencia, en uno de sus monólogos como tertuliano de la Cadena Ser, "en cambio, el monarca actual, que yo no pienso que haya robado o sea un corrupto, aunque conociera las corruptelas de su padre, siempre ha hecho gestos hacia la España conservadora, y no hacia la otra España, plurinacional y progresista".
Las palabras de Iglesias son reveladoras sobre el cambio de estrategia de Podemos. Durante las primeras meses del confinamiento por la Covid, en abril de 2020, el partido morado alentó en redes una cacerolada diaria para exigir el fin de la Monarquía, debido a los escándalos de corrupción de Juan Carlos I. Esta vez, la iniciativa apenas duró tres días.
La corrupción del Emérito
Los pasos seguidos a lo largo de 2022 demuestran que para Podemos el problema no era la corrupción del Emérito, hoy retirado en Abu Dabi. El objetivo siempre fue la Monarquía.
Y las palabras de Iglesias traslucen que, precisamente por ello, Felipe VI es más peligroso para Podemos: porque el compromiso ético de ejemplaridad que se ha impuesto, y la renuncia a la herencia de su padre para desligarse de sus escándalos, puede contribuir a recuperar el prestigio perdido por la Corona.
Por ello la estrategia ahora es presentar a Felipe VI como "el rey de la derecha y la extrema derecha" —en palabras de Jaume Asens— que por tanto no puede representar al conjunto de los españoles.
Ya el pasado mes de mayo, el dirigente de Podemos Pablo Fernández —el mismo que llama ahora "golpistas con toga" a los magistrados del Constitucional— presentó una iniciativa para retirar a Felipe VI la inviolabilidad porque se ha convertido, argumentó, en "el principal impedimento para una reforma constitucional y para un avance progresista en sentido republicano".
Y la secretaria de acción institucional de Podemos, María Teresa Pérez, sostuvo que la Casa Real es una institución "diseñada para delinquir". Ahora Podemos utiliza el choque entre el Gobierno y el Constitucional para negar, desde el propio Gobierno, la "legitimidad democrática" de Felipe VI.