La Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Valencia, una sociedad que forma parte del sector público del Ayuntamiento, se ha convertido en un blanco fácil para estafadores. Al fraude ya conocido de cuatro millones de euros que fueron derivados a dos cuentas del Bank of China de Hong Kong, se suma ahora un supuesto delito de blanqueo de capitales a través de un timo con el pago de las nóminas.
La Audiencia de Valencia juzgará esta semana a un padre y a un hijo, ambos de nacionalidad italiana, acusados de un delito de blanqueo de capitales por, supuestamente, recibir en su cuenta bancaria una trasferencia de la EMT, correspondiente a la nómina de un trabajador, y disponer de ella. El dinero ascendía a 3.386 euros.
Los hechos comenzaron en septiembre de 2019, el mismo mes en el que se produjo la estafa asiática, cuando la EMT recibió un correo aparentemente veraz de un trabajador. El supuesto empleado solicitaba el cambio en el número de cuenta en la que debía ingresársele la nómina.
Según consta en la calificación provisional de la Fiscalía de Valencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, con un simple correo electrónico, el 30 de septiembre la sociedad pública realizó la transferencia a la nueva cuenta, que resultó ser de titularidad de los procesados. Los dos acusados se enfrentan a una petición de pena de tres años de prisión cada uno y multa de 6.000 euros por estos hechos.
Está previsto que en el juicio declare como testigo el exgerente de la EMT, Josep Enric Garcia Alemany, según figura en las pruebas propuestas por el fiscal, así como el responsable del pago de las nóminas. García Alemany dejó el cargo de gerente de la EMT en septiembre de 2020, un año después de destaparse la polémica estafa en China.
Dos investigaciones
Estos hechos se han investigado en paralelo al fraude de los cuatro millones de euros al no quedar acreditada una conexión entre ambas estafas. El concejal responsable de la EMT es Giuseppe Grezzi, de Compromís, un regidor polémico que no ha atendido las peticiones de dimisión de la oposición y a quien el alcalde, Joan Ribó, de su mismo partido, ha apoyado en todo momento.
El sonado robo responde a la operativa de la conocida como 'estafa del CEO', por la que los ladrones suplantan la identidad de los máximos responsables de una entidad para empujar a cargos inferiores a traspasarles dinero.
En el caso de la EMT, los estafadores, mediante un servidor ubicado en un país francófono de África no identificado, se hicieron pasar por el concejal Grezzi para mover a una trabajadora, Celia Zafra, a realizar las transacciones que ella creyó enmarcadas en una OPA a una firma extranjera.
Los autores eligieron el momento perfecto, pues los superiores de Zafra estaban de vacaciones o de baja, y la EMT contaba con un líquido de 24 millones de euros en una cuenta bancaria procedentes de un crédito del Banco Europeo de Inversiones.
Además de suplantar a Grezzi, también se hicieron pasar por un abogado de Deloitte. Este falso letrado fue el que logró que Zafra firmara un acuerdo de confidencialidad que la aisló de su entorno y, posteriormente, llegara incluso a proporcionarle las firmas de sus superiores. Al obtenerlas pudo falsificarlas y, con los documentos falsos generados, consiguió que Zafra hiciera ocho transferencias.
Más de dos años después de aquellos hechos, existen muy pocas posibilidades de que el Ayuntamiento de Valencia recupere el dinero, admiten fuentes conocedoras de las diligencias a este periódico. Esta estafa consistió en el desvío de cuatro millones de euros mediante ocho disposiciones de fondos de una cuenta corriente en CaixaBank entre los días 3 y 20 de septiembre.
El juzgado instructor ha remitido comisiones rogatorias a Israel o China para seguir el rastro del dinero, pero sin resultados hasta el momento.
La estafa generó una tormenta política en Valencia al inicio de esta legislatura. La portavoz del PP, María José Catalá, ha pedido en reiteradas ocasiones la destitución del concejal Grezzi por su responsabilidad "política" en los hechos. Grezzi sigue en sus cargos públicos y cuenta con la confianza de Compromís y el recelo de sus socios, el PSOE.
Destino, Tenerife
Días después de que la EMT derivara los cuatro millones a dos cuentas del Bank of China de Hong Kong, se produjo el segundo fraude de la EMT. La acusación pública mantiene que los dos acusados sabían del origen ilícito del dinero. Lo recibieron en una cuenta de su titularidad de CaixaBank abierta un año antes, el 10 de octubre de 2018, en una sucursal de Granadilla de Abona, en Tenerife.
La Fiscalía de Valencia ha concluido que padre e hijo habían recibido el encargo por parte de un tercero, cuya identidad se desconoce, de recibir la trasferencia a cambio de un porcentaje de beneficio. La investigación no ha ido más allá.
La EMT, tras percatarse que había vuelto a picar en el anzuelo, denunció los hechos. En este caso, al estar la cuenta corriente en España, los investigadores de la Policía Nacional localizaron a los titulares de la cuenta abierta en Tenerife.