El socialista José Bono ha reconocido este jueves que, durante su etapa como ministro de Defensa, vetó la presencia de Corinna zu Sayn-Wittgenstein en un viaje oficial de Juan Carlos I porque no consideraba apropiado que la aristócrata germana subiera al avión del Ejército del Aire en su calidad de "amiga del Rey".
Bono ha relatado esta anécdota en la Asociación de la Prensa de Madrid, durante la presentación del libro Al servicio de su majestad, del periodista Fernando Rueda, editado por La Esfera de los Libros.
El expresidente del Congreso de los Diputados ha expresado su deseo de que Juan Carlos I dé explicaciones a los españoles sobre los graves escándalos financieros que se le imputan. Escándalos que, ha recalcado, no afectan a Felipe VI porque el actual monarca "ha renunciado a la herencia" de su padre.
'Pecados de la carne'
En cambio, Bono se ha mostrado más indulgente sobre los "pecados de la carne" del Emérito porque, ha dicho, aunque son los más llamativos, no son fruto de "la malicia, sino de la debilidad. Cada uno se acuesta con quien puede, o le dejan", ha rematado.
Pero también ha lanzado una advertencia al recordar que, "de los últimos 18 reyes que ha tenido España, salvo el actual, todos han conocido el exilio. De las últimas 18 reinas, sólo María Mercedes de Orleans nació y murió en España".
No obstante, ha eludido pronunciarse sobre si el Rey Juan Carlos I debe regresar a España: "Si yo fuera su familia, le diría que piense en los términos que más convienen a su familia".
Durante la presentación del libro de Fernando Rueda, José Bono ha recordado varias anécdotas de su relación personal con el Rey emérito y ha destacado los servicios que prestó al país, en episodios históricos como el golpe del 23F: "Yo prefiero a los jefes de Estado frágiles que soberbios, cercanos que arrogantes, y sobre todo los prefiero humanos antes que divinos".
Se enfrentó al Emérito
"La Historia acaba desnudando a los reyes y reinas, y si no lo hace Fernando Rueda", ha bromeado José Bono en alusión al autor, "siempre se acaban sabiendo sus vidas, sus negocios y sus amores".
Bono ha presumido de ser el único ministro de Defensa de la democracia que se enfrentó a Juan Carlos I, negándose a que le impusiera el nombramiento del director del CNI y de la cúpula del Ejército. Ocurrió en junio de 2004, poco después de llegar al Ministerio, cuando Bono decidió destituir al general Luis Alejandre como Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, haciéndole responsable del accidente del Yak-42 en el que murieron 62 militares.
En una tensa conversación celebrada el día de San Juan de 2004 en el Palacio de La Zarzuela, en presencia de Zapatero, el Monarca le advirtió: "Has caído bien a los militares, pero te vas a estrellar si cesas al jefe del Ejército de Tierra. Di lo que quieras, pero yo sé infinitamente más del Ejército que tú".
José Bono decidió mantener su decisión:
-Majestad, si queréis que Alejandre sea jefe del Ejército, tendrás que buscar a otro ministro de Defensa.
-Entonces te sobra mi opinión -replicó el Rey.
-No me sobra su opinión, pero me sobra el cargo -se reafirmó el político socialista.
El desenlace de la anécdota es aún más sorprendente. Juan Carlos I le hizo ponerse en pie y le dio un afectuoso abrazo: "Así me gustan los ministros de Defensa", dijo para zanjar el enfrentamiento.
Zapatero y el CNI
Bono también ha relatado el consejo que él y José Luis Rodríguez Zapatero recibieron, al tomar posesión de sus cargos, del expresidente Felipe González: "Hay que tratar con deferencia al Rey", les dijo, "pero por su bien no hay que dejarle que imponga los ascensos y los destinos en el Ejército. Hay que poner distancia con los Borbones".
Felipe González también aconsejó a Rodríguez Zapatero que nunca despachara con el director del CNI sin la presencia del ministro de Defensa. "Zapatero siguió este consejo... durante el primer año de su presidencia", constata Bono con ironía.
Por último, el exministro socialista se ha excusado porque "tenemos una Ley de Secretos Oficiales tan absurda que no puedo hablar del tema de los persas", ha dicho en alusión a los pagos que el CNI canalizó durante años para evitar que una Bárbara Rey despechada hiciera público su pasado romance con Juan Carlos I.
En su libro Al servicio de su majestad, Fernando Rueda relata la labor que los servicios de inteligencia españoles (primero el CESID y luego el CNI) han desarrollado para proteger a la Monarquía. Algo que también incluía, con frecuencia, ocultar a la opinión pública las relaciones extramatrimoniales de Juan Carlos I.
Franco espiaba al Rey
Fernando Rueda ha explicado que Franco ordenó a los servicios secretos del Estado espiar a Juan Carlos de Borbón desde que lo trajo a España en 1948, cuando sólo contaba 10 años.
"Juan Carlos era consciente de ese espionaje", señala el periodista, "sabía que no se podía fiar de nadie. Le abrían las cartas para entregárselas a Franco y el Alto Estado Mayor le espiaba durante sus desplazamientos a Portugal". Pero esos mismos servicios secretos (el SECED del almirante Carrero Blanco se transforma en el CESID con la llegada de la democracia) son los que luego apoyarían y protegerían al monarca.
"El Rey estaba obsesionado con saberlo todo y con controlar el CNI", afirma Fernando Rueda, especialista en servicios de inteligencia y autor de obras clásicas como La Casa.
Según el periodista, hoy el general Félix Sanz Roldán "está retirado del CNI pero sigue ocupándose de determinados servicios al Rey", al que visita con frecuencia en Abu Dhabi. A su juicio, el exdirector del CNI está preparando el regreso del Emérito a España y "los libros que van a salir a favor del monarca".