Termina un largo viaje para Hayatullan Sadiqi y comienza su nueva vida en España. Ha permanecido oculto junto a su mujer y sus dos hijos en un hotel de Kabul durante ocho días, aguardando una llamada que por fin se produjo el lunes por la noche: el Ministerio de Asuntos Exteriores le comunicaba que debía llegar al aeropuerto de Kabul antes de las 5 y media de la madrugada junto a su familia, para poder tomar un vuelo de evacuación a España.
Comenzaba así una carrera contrarreloj que culminó el martes a las 8 de la tarde, cuando aterrizó en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) su vuelo. La familia se aloja ahora temporalmente en un albergue del barrio de Orcasitas, en el sur de Madrid, gestionado por la Asociación Proyectos San Fermín.
El establecimiento cuenta con 71 plazas, distribuidas en habitaciones dobles o de hasta 10 personas. Son ocupadas por inmigrantes de diversas nacionalidades, pero también por jóvenes españoles que pagan entre 14 y 32 euros por cada día de estancia. No es un hotel de cinco estrellas, pero la familia tiene la seguridad de haber escapado del terror impuesto por los talibanes en su país.
"Nos han dicho que vamos a estar aquí tres o cuatro días, mientras tramitamos la solicitud para obtener la condición de refugiados", explica Hayatullan a EL ESPAÑOL, "creo que después podremos estar en una casa". La entrevista se desarrolla en los jardines del albergue, porque las normas anti-Covid no permiten al periodista acceder al interior del recinto.
Hayatullan tiene 31 años. Trabajó en la base militar española de Qala-e-now entre marzo de 2011 y octubre de 2013, junto a otras decenas de afganos. Allí era el responsable del locutorio y del servicio de Internet.
Años antes, en agosto de 2010, el campamento sufrió un atentado en el que un terrorista talibán asesinó con un fusil Kalashnikov a dos guardias civiles españoles (el capitán José María Galera Córdoba y el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo) y un traductor iraní. Todos ellos trabajaban en la formación de policías afganos. El terrorista se había infiltrado en la base trabajando como chófer de uno de los policías afganos.
Tras llegar a España, la principal preocupación de Hayatullan es el estado de salud de su hija pequeña, que desde el aeropuerto de Torrejón de Ardoz fue traslada al hospital Gregorio Marañón de Madrid, debido a una infección intestinal.
Hayatullan y su familia residían en Herat, pero hicieron las maletas para viajar en coche hasta Kabul al saber que tenían la oportunidad de tomar un vuelo de evacuación, junto a otras decenas de colaboradores afganos del Ejército español.
Aunque ambas ciudades están separadas por algo más de 800 kilómetros, Hayatullan asegura que tardaron casi 24 horas en realizar el trayecto en coche porque "mucha gente huye por miedo, los talibanes han matado a muchas personas". Para realizar este viaje, dejaron atrás su casa y los recuerdos de toda una vida, conscientes de que su vida corría peligro por haber trabajado para el Ejército español.
Llegar en la madrugada del martes al aeropuerto de Kabul, asediado por miles de personas que intentan desesperadamente huir del país, fue el último reto para su familia. "Los talibanes han establecido checkpoints en las carreteras que llevan a dos de los accesos del aeropuerto, por allí nunca nos habrían permitido pasar", explica Hayatullan.
Como ha informado este diario, en la parte posterior del recinto corre un canal de aguas residuales, que los talibanes han blindado con alambradas de espinos. Pese a ellos, decenas de afganos cruzan este canal, con la ayuda de las tropas internacionales, para poder huir del país.
"Pudimos llegar al aeropuerto porque nos citaron en la puerta Abbey Gate, que no está controlado por los talibanes", dice Hayatullan, "cuando estábamos en el exterior vinieron a buscarnos los soldados españoles, nos han salvado la vida", añade sin poder contener la emoción, "estoy muy agradecido a España, hay muy buena gente en el Ejército".
Atrapados en Afganistán
No todos han tenido tanta suerte. Abdul Rahim Azizi, que trabajó durante cinco años en labores de logística para el destacamento español de Qala-e-now, ha hecho un llamamiento desesperado a EL ESPAÑOL para que el Ministerio de Defensa pueda rescatar a sus familiares que permanecen en Afganistán.
En 2015, cuando terminó su trabajo en la base de Qala-e-now, Abdul viajó con su familia a Alemania, donde actualmente reside y trabaja como ingeniero. Pero su madre, de 50 años, sus hermanos y sobrinos permanecen en Herat, una ciudad que fue tomada por las tropas talibanes hace dos semanas.
Abdul ha intentado remitir al Ministerio de Defensa los nombres de estos familiares, para que puedan volar a España en un vuelo de evacuación, pero no tiene la seguridad de que sus nombres hayan sido incluidos en el listado. "Mi familia corre peligro", afirma Abdul en declaraciones a este diario, "necesito que el Gobierno español les ayude a salir del país".
En la misma situación se encuentran los familiares de Safiulla, quien entre 2012 y 2015 trabajó como intérprete para las tropas españolas en Herat. Safiulla abandonó el país y desde 2015 reside en Alemania. Pero permanecen en Afganistán sus padres, de 60 y 58 años, sus hermanas y sobrinos.
Esta semana han acudido a Kabul y se encuentran en las inmediaciones del aeropuerto, pero no han recibido ninguna llamada del Gobierno español y no logran acceder al aeródromo para tomar un vuelo de evacuación.