Que un ciudadano español pueda retirar productos que le ha recetado su médico en cualquier farmacia del país es lo que se llama interoperabilidad de la receta electrónica. Una realidad que ha costado más de cuatro años implantar en España (se inició en 2015 y se dio por concluida en 2019) y que, ahora, pretende extrapolarse a toda Europa en un tiempo récord.
Tres comunidades autónomas de España (Canarias, Extremadura y País Vasco) lideran un proyecto piloto a nivel europeo por el que, si todo va según lo previsto, España integrará su red de farmacias al conjunto europeo (y viceversa) en el año 2023.
El objetivo es que, en 2023, los 27 Estados miembros tengan integrada en una sola red sus farmacias y sistemas de salud. Una interconexión que facilitará que el ciudadano pueda retirar los medicamentos que le haya prescrito su médico en cualquier parte de la Unión.
Por el momento, las pruebas empezarán el mes de septiembre en las citadas comunidades y estarán interconectadas con Portugal y con Finlandia. Los dos países elegidos por los líderes del proyecto cumplen dos importantes requisitos para España: Portugal es el país cercano que puede dar mucho uso al servicio con una gran demanda; Finlandia representa la lejanía y muchos menos usuarios.
Así se lo ha explicado a EL ESPAÑOL Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz, y parte activa de las reuniones con el Ministerio de Sanidad y la Junta de Extremadura para poner en marcha este proyecto.
Extremadura ha sido elegida por las autoridades por diversas razones. La primera de ellas, su conexión con Portugal y, la segunda, la "productividad" que Extremadura ha demostrado siempre en lo relacionado con la salud digital.
Desde que comenzó a trabajarse con receta electrónica y los médicos pasaron de prescribir en papel a registrar medicamentos en la red, Extremadura ha estado al pie del cañón. Aunque no fueron los primeros en implantarla, sí lideraron el proyecto en España. Extremadura, junto a Canarias, fueron las dos autonomías piloto en el proyecto de una receta electrónica interpretable en toda España.
Ocurrió hace seis años y, como explica Venegas, fue todo un éxito. "Se fueron añadiendo comunidades al núcleo central sin necesidad de hacer interoperabilidad cruzada", enfatiza.
Es precisamente con un modelo en forma de diábolo (donde sólo hay un punto de conexión que une sistema nacional de salud y la red de farmacias) como van a implantar también la receta europea.
"Abordamos extrapolar la receta electrónica de España a toda Europa con el mismo modelo. De esta manera, las farmacias recibirán toda la información desde sus organismos y los prescriptores (los médicos) la enviarán a través de los sistemas nacionales de salud", explica.
Venegas es positivo con los tiempos y cree que la fase de pruebas acabará en 2021 y en 2022 entrarán en el entorno de "producción". Por ello, la receta electrónica europea podrá ser una realidad para 2023.
Financiación
Asegura que las cosas no van a tardar 5 años, ocurrió con la tarjeta electrónica interoperable, porque los sistemas van avanzando y las cosas "se hacen más rápido". "Conectar los vales electrónicos de estupefacientes nos ha costado seis meses", ejemplifica.
Eso sí, el proyecto europeo está concebido para hacerse cargo de la interoperabilidad de la receta, pero no de la financiación a la que están sujetos determinados medicamentos. Es un punto que queda en el aire porque, como explica el profesional, "cada Estado tiene establecidos unos criterios de financiación diferentes a cada medicamento".
Sobre los aspectos más técnicos, el presidente de los Farmacéuticos explica que disponen de una base de datos "central" que es la Agencia Europea de Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Las indicaciones, uso y prescripciones que tiene cada fármaco según la EMA serán la lengua común para todas las farmacias europeas.
La interoperabilidad de la receta electrónica está incluida en un proyecto europeo y precisa de fondos, por eso no es de extrañar que comunidades como las extremeñas estén pensando en pedir parte de los fondos U4Health que la Unión Europea va a destinar a proyectos de digitalización del sistema sanitario. "Hemos estado viendo con la Administración la posibilidad de hacernos acreedores de estos fondos", confiesa.
eHDSI
Todo el proyecto se pondrá en marcha a través de la infraestructura de servicios digitales de sanidad electrónica (eHDSI), un mecanismo ideado para garantizar la continuidad de la atención sanitaria a los ciudadanos europeos en cualquier país de la UE a través del intercambio de datos.
El proyecto es la base para que Europa pueda consolidar la digitalización de los sistemas sanitarios de los estados miembros. Reto que el actual secretario general de Salud Digital, Alfredo González Gómez, ya se planteó siendo el segundo de la exministra de Sanidad María Luisa Carcedo.
A día de hoy hay cuatro países conectados mediante la receta electrónica digital: Croacia, Estonia, Finlandia y Portugal. Ahora, España (bueno, País Vasco, Extremadura y Canarias) se unirán a esta red en fase de pruebas.
Los primeros meses, desde septiembre hasta principios de año, será un tiempo de preparación y sistema de ajuste de los servicios hasta que durante el primer año (2022) se ponga en marcha para detectar fallos y necesidades del sistema. También está previsto que durante ese año se sigan uniendo regiones.
Como explicaba Invertia, el intercambio transfronterizo de datos médicos se reguló en la directiva 2011/24/EU. El primer gran proyecto para hacer que esa información médica pudiera cruzar las fronteras de los distintos países europeos fue epSOS (European Patients Smart Open Services).
Iniciada en 2009, esta iniciativa buscaba permitir que los ciudadanos europeos pudieran acceder a sus expedientes sanitarios en cualquier país. También facilita la emisión de recetas ya prescritas por un facultativo allende nuestras fronteras.
El proyecto tuvo un gran protagonismo en España durante sus primeras etapas. La Comunidad Valenciana y Cataluña fueron de las primeras de nuestro país en hacer sus historias clínicas compatibles con epSOS, a la que después se sumarían otras tantas.
Finalizó en junio de 2014, quedando integrado en distintos estados de madurez en muchos sistemas de salud. Sin embargo, su concepción era limitada, aunque la definición de los datos a compartir ha servido como sustento para el desarrollo anterior de la eHDSI, por ejemplo.
La sucesora de epSOS fue precisamente eHDSI (eHealth Digital Services Infraestructures). Gestada en 2015, y de nuevo financiada por la UE y los Estados miembros, en esta ocasión el foco partía de algo más básico: ofrecer coherencia en los sistemas de ámbito nacional y, después, sentar las bases de los servicios básicos a nivel comunitario.