El final de curso político se le estropeaba este martes a Pedro Sánchez. Su socio de coalición volvía a empuñar el hacha de guerra como en los ya viejos tiempos de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo.
La líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, se ponía el traje de su antecesor y arremetía contra el Ejecutivo por la Corona, precisamente coincidiendo con el tradicional despacho veraniego del presidente del Gobierno con el Rey en el Palacio de Marivent, en Mallorca, y por la opa del grupo extranjero IFM sobre Naturgy, una de las medidas más importantes que aprobaba, con condiciones, el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones.
Para lo primero cogía como percha de actualidad el primer aniversario de la salida del Rey Emérito de España, que ya en el verano de 2020 supuso un fuerte enfrentamiento entre Iglesias y Sánchez.
En un largo hilo de Twitter, Belarra llegaba a acusar al PSOE, aun veladamente, de encubrir las irregularidades financieras de Juan Carlos I, aludiendo a la actitud del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.
Los socialistas se han opuesto reiteradamente, junto a los partidos del centroderecha, a la posibilidad de una investigación parlamentaria al antiguo Jefe del Estado, incluso cuando los letrados de la Cámara Baja dictaminaron que era viable. Una actitud que a juicio de la líder morada pone "en entredicho el principio mismo de la monarquía parlamentaria".
El eco de sus mensajes en la red social llegaba, primero, a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se esforzaba por zafarse de la polémica asegurando incluso, ante la insistencia de los informadores, que no iba a reiterar su postura, tras haber expresado su "reconocimiento" a la "orientación en materia de transparencia" que a su juicio está dando a la institución monárquica Felipe VI.
Sánchez defiende al Rey
"No voy a hacer ningún comentario más al respecto de declaraciones de otros ministros, cada uno y cada una es responsable de sus declaraciones", zanjaba Rodríguez. Y ese mismo eco llegaba después, como era lógico, a la rueda de prensa del propio Sánchez en Mallorca tras el despacho con el Monarca.
El presidente también aludía al compromiso del Rey con la "actualización y transparencia de la Corona", si bien el Gobierno asegura que de momento "no hay novedad" sobre la reforma de la Ley que la regula, anunciada por el propio Sánchez las pasadas navidades.
En aquella ocasión el líder de la oposición, Pablo Casado, lo acogió de manera favorable, mostrándose dispuesto a abordarla en un futuro. Preguntado por los periodistas sobre si había tratado en el despacho la situación del Emérito fuera de España, Sánchez lo negaba tanjante y lacónicamente.
Horas después de su hilo sobre la Monarquía y de la última reunión del curso del Consejo de Ministros, Belarra volvía a empuñar Twitter para arremeter contra el Gobierno, esta vez criticando la opa de IFM sobre Naturgy. Una decisión que previamente había explicado en la rueda de prensa de Moncloa la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, junto a Nadia Calviño y Margarita Robles.
Si Ribera trataba de alejar los posibles recelos por la entrada de un inversor extranjero en un sector estratégico, detallando las condiciones impuestas al fondo de inversión, que la portavoz Rodríguez calificaba de "inéditas", Belarra afirmaba que "hoy hemos perdido una oportunidad de proteger nuestra soberanía energética".
Algo, añadía la ministra y secretaria general de Podemos, "que es clave para apostar con firmeza por la neutralidad climática y para garantizar un acceso asequible a la energía del conjunto de la ciudadanía". Todo un aldabonazo, en definitiva, al negociado de Ribera, responsable de la cartera de Transición Ecológica.
La salida de Iglesias del Gobierno e incluso su posterior retirada de la política tras el fracaso electoral el 4-M en Madrid supuso un alivio para la parte socialista del Gobierno. La relación con la hoy vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, es mucho más fluida. Pero Belarra, encargada de reflotar electoralmente una nave como la de Podemos con graves vías de desagüe, mantiene viva la llama de la tensión interna.
Esa tensión no sólo afecta a lo relativo a la Monarquía o a las políticas energéticas, sino a otros ámbitos como el de las políticas que impulsa desde el Ministerio de Igualdad Irene Montero. Algo que a buen seguro dejará nuevos episodios de tensión en el seno del Gobierno a partir de septiembre. Y es que Podemos necesita marcar perfil propio, como vienen revelando las encuestas.
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