Pablo Casado se comprometió con los afiliados del Partido Popular a tener tolerancia cero contra la corrupción cuando fuera presidente y ha cumplido. Ese firme mandamiento de borrar cualquier rastro de corrupción del pasado choca, para muchos dirigentes y militantes de base del partido, con que el líder del PP siga instalado en el despacho que un día utilizó su antecesor, Mariano Rajoy. "Ese pasado sigue existiendo mientras sigamos en Génova", coinciden varios cargos del partido en conversación con este diario.
El descalabro histórico de la UCD permitió que Alianza Popular subiera de los diez diputados que tenía en el Parlamento a los 107 escaños en 1982, cuando Felipe González ganó por mayoría absoluta las elecciones. Un año después, el entonces presidente, Manuel Fraga, se mudó con su equipo desde un pequeño inmueble situado en la madrileña calle Silva hasta este gigantesco edificio en chaflán situado a dos kilómetros de distancia. El PP, que aún se reconocía bajo las siglas de Alianza Popular, se instaló en este inmueble de siete plantas que compró años después por 46 millones de euros, según datos del Tribunal de Cuentas.
Tapicería gris, paredes blancas, todos los despachos nobles pegados a la ventana que da a la calle y mucha luz en un gran edificio en pleno corazón de Madrid. Génova fue, en ese momento, un símbolo de modernidad y futuro para un Partido Popular que ya no paró de ensancharse a derecha y a izquierda hasta que llegó a la Moncloa en 1996.
El edificio, que luce exactamente la misma estética que hace 37 años, fue testigo directo de las mejores victorias electorales del PP. Hoy, sin embargo, es una bola indigerible para un partido que perdió el Gobierno en una traumática moción de censura el verano de 2018 puesta en marcha tras la primera sentencia condenatoria por corrupción.
Los comienzos
El rosario de escándalos comenzó en 2009 y todos parten de un mismo cordón umbilical: Génova. La sede nacional del PP ha sido espectador silencioso de entregas de donaciones y sobresueldos; de obras y campañas electorales pagadas con dinero de dudosa procedencia. En esa misma puerta empotró un coche en 2014 un hombre que decía ser un empresario arruinado.
El emblemático edificio fue el escondite perfecto para los trapicheos de dirigentes que acabaron cruzando la calle, ya como exdirigentes, para declarar en la Audiencia Nacional por alguna de las entregas de la trama Gürtel donde la propia sede tiene abierto capítulo propio.
En las filas conservadoras cuesta entender que Pablo Casado no oficialice una "ruptura radical" con el pasado que conllevaría vender Génova, 13: la sede maldita del Partido Popular sobre la que todavía hay un juicio pendiente porque parte de las obras de la reforma se pagó con fondos de la caja b del partido. Hay al menos 480.000 euros de aquella reparación que se pagaron con fondos de origen desconocido.
Planta 7
Pablo Casado y su secretario general, Teodoro García Egea, ocupan la planta noble del edificio, la séptima planta. El presidente y el 'número dos' del PP ocupan los despachos que en su día fueron de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, el lugar en el que Luis Bárcenas asegura que entregaba sobres con sobresueldos durante años procedente supuestamente del dinero que empresarios donaban en negro al partido a cambio de contrapartidas.
En el mismo espacio que hoy ocupa Pablo Casado se situó la supuesta trituradora que Mariano Rajoy utilizó para deshacerse de la contabilidad b del partido, sin saber que el extesorero guardaba otra copia.
Planta 6
El extesorero Luis Bárcenas y su gerente Cristóbal Páez ocupaban la planta inmediatamente inferior al presidente y a la secretaria general. Es allí donde los ahora acusados recibían a los empresarios que acercaban hasta la sede el dinero que entregaban a cambio de recibir millonarios contratos en obras públicas.
Entre estas paredes se rellenaron durante años las hojas manuscritas donde Bárcenas escribía los ingresos y los gastos del partido con dinero negro. El acusado asegura que, durante veinte años ininterrumpidos, los altos cargos del PP recibieron sobresueldos trimestralmente en cantidades que oscilaban entre los 6.000 y los 7.500 euros. Era, según la sentencia de la primera etapa del caso Gürtel, "una estructura financiera y contable paralela oficial existente al menos desde 1989".
Cuando el escándalo estalló al descubrirse una cuenta en Suiza propiedad de Bárcenas, la dirección nacional del partido ofreció al extesorero un despacho y una secretaria en la tercera planta.
Planta 1
Génova cedió su primera nivel al PP de Madrid, el feudo que tradicionalmente ha mantenido una mayor confrontación con la dirección nacional del partido. Ese es el lugar desde el que se accede al balcón que se instala en la fachada cuando se ganan las elecciones.
La sede del PP de Madrid ha sido también protagonista de grandes escándalos de corrupción. Entre 1998 y 2003 aquí trabajaba Jesús Sepúlveda como secretario ejecutivo electoral del PP. Era el responsable de campañas y mítines, un cargo que le sirvió para colaborar con empresas de Francisco Correa, uno de los principales cabecillas de la trama Gürtel. A cambio, el matrimonio Sepúlveda-Mato recibió viajes, fiestas, bolsos de Luis Vouitton y hasta coches de alta gama.
En 2016, la UCO registró la sede por donaciones ilegales del empresario Javier López Madrid y un año más tarde dimitió la presidenta del partido, Esperanza Aguirre, tras estallar el caso Lezo, un caso de corrupción que desviaba dinero público del Canal de Isabel II. Aquel escándalo supuso la entrada en prisión de su delfín, Ignacio González.
Entonces, el que llevaba ya un tiempo entre rejas era otro inquilino de la primera planta de Génova, Francisco Granados. Quien fuera secretario general del PP de Madrid entre 2004 y 2011 fue detenido en octubre de 2014 por la Operación Púnica, una trama por la que fueron arrestadas más de cincuenta personas por un fraude de más de 250 millones de euros en ayuntamientos, sobre todo gobernados por el PP en la Comunidad de Madrid.
La mañana del 11M, cuando Madrid despertaba sumida en el caos tras sufrir el peor atentado de la historia, trabajadores del PP de Madrid aprovecharon para blanquear dinero para el partido ingresando de forma fraccionada donativos en negro. Lo hacían desde la sucursal de Caja Madrid que hay situada en el número 10 de la calle Génova.
Planta 0
La planta que está a ras de superficie está reservada para la sala de prensa. En este lugar se celebró la famosa rueda de prensa donde María Dolores de Cospedal informó sobre la "indemnización en diferido" de Luis Bárcenas. Es, además, el mismo espacio en el que se colocó una televisión plasma para escuchar las intervenciones de Mariano Rajoy cuando los casos de corrupción acorralaban al Partido Popular.
Planta 5 a planta 2
Las plantas intermedias de la sede están reservadas para los trabajadores de las vicesecretarías. Con Pablo Casado al frente del partido, la quinta planta está reservada para la Vicesecretaría de Política Territorial que encabeza Antonio González Terol y la Vicesecretaría de Participación que dirige Jaime de Olano. Los más jóvenes del partido, las Nuevas Generaciones del PP, tienen también su espacio en esta planta.
Unas escaleras más abajo se sitúa el Comité de Derechos y Garantías, que dirige Andrea Levy. Este departamento está encargado de suspender el cumplimiento de la sanción firme impuesta a un afiliado, cuando se considere que concurren circunstancias excepcionales que así lo aconsejan.
La expresidenta del Congreso, Ana Pastor, y la expresidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, tienen su despacho en la planta tercera, desde donde dirigen la Vicesecretaría de Política Social y Territorial respectivamente. En la segunda se encuentra el departamento de comunicación y su vicesecretario, Pablo Montesinos.